Os presentamos un texto que toma como referencia la figura de la princesa Mononoke para ensalzar el ecofeminismo, la supervivencia y la resistencia.
De pequeñas nos decían que teníamos que ser princesas, pero lo que nuestros mayores no sabían es que Mononoke era una de ellas, y que muchas de nosotras, cuando creciéramos, nos sentiríamos más identificadas con su figura.
Quizás me rompió todos los esquemas de lo que significaba ser princesa en la ficción. O quizás me enamoró la pasión con la que defendía sus convicciones, que eran también las mías, aunque yo todavía no lo supiera.
Mononoke lo tenía claro, si un invento contamina, no es evolución.
Sabemos que Pachamama solo hay una, y lo vale todo. Sin peros y sin excusas de progreso y modernidad.
Tal vez haya tardado en aceptarlo, pero ya lo tengo muy claro, si el capitalismo sigue con esta guerra, yo estoy de parte de Gaia.
Y a medida que salen las noticias, y los hielos se derriten, me alejo un poco más de ese género humano que banaliza la crisis climática, y creo mayores lazos con mis hermanas, mi manada:
Mostramos los colmillos y aullamos unidas.
Protestaremos y lucharemos hasta que el cemento y el plástico sean una fantasía.
Nuestra sangre pura y orgánica será nuestra pintura de guerra, y recordará que nuestra fragilidad es solo producto de la estrechez mental.
Si talan nuestra tierra en nombre del crecimiento, plantaremos cara.
Seguramente nos critiquen y nos llamen exageradas, pero no nos importa.
Estamos seguras de nosotras, y de nuestra fuerza. Al igual que Mononoke, resistiremos y continuaremos sobreviviendo.
Mononoke, tu rabia, tu lucha y tu protección de la madre tierra es ecofeminismo
y nos recuerda que debemos continuar sacando las garras, lamiéndonos las heridas y mostrando nuestro lado salvaje. Ese que defiende lo verde.
Fdo: Las princesas que en vez de comer perdices, las dejan en libertad.
Los Comentarios están cerrados.