Una Frida (Teresa) reflexiona sobre el temor a la muerte
Las circunstancias planetarias me llevaron a plantearme mucho el concepto de muerte y a reflexionar sobre las razones por las que la temía.
Andaba yo abrazada a la angustia de la pérdida, cuando me llegó El libro tibetano de la vida y la muerte y fue como ponerme unas gafas de visión nocturna, para transitar esa cueva oscura en la que yo solita me había metido.
El título me pareció un tanto siniestro, pero en cuanto empecé a leer entendí que basaba mis pensamientos en suposiciones erróneas y que miraba, sin ver, mi propia existencia.
Comprendí que temía a la muerte porque en realidad temía a la vida. Que estaba dormida, y lo sabía, pero que me aterraba enfrentarlo y prefería malvivir gastando mi tiempo (lo único que realmente poseo) en trabajos que no me llenaban, en gastos que me encadenaban y en relaciones vacías.
Estaba volcada hacia fuera, hacia las cosas, pensando en el pasado o en el futuro y perdiéndome así lo único real, el presente.
Evitando pararme y pensar si era lo que quería, si estaba donde deseaba.
Porque me habían vendido que la felicidad pasa por tener y hacer, no por ser, que no somos suficiente, que nunca lo seremos y que los sueños son para idiotas.
Y ya había escuchado todo esto antes, de mil maneras diferentes, pero no fue hasta que lo relacioné con el concepto de muerte, cuando comprendí realmente de qué se trataba.
Creo que no me corresponde a mí decirle a nadie lo que es o deja de ser la muerte, pero mi concepto sobre ella cambió a raíz de leer las sabias palabras de Sogyal Rinpoche y darme cuenta de que lo verdaderamente preocupante es que no entendemos que la muerte ES, que la muerte EXISTE y que es lo que da sentido a nuestras vidas.
Obviamente, esto es sencillamente una reflexión, pero quizá, la próxima vez que temamos a la muerte, debemos plantearnos qué es lo que nos asusta de la vida.
Antes de que se nos acabe.
Aunque de miedo.
Teresa Lozano Martínez.
Madrid, 38 años.
Instagram: @historiasreinspiradas
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