Si es importante siempre hablar de salud mental, cuando estamos haciéndolo en mitad de una pandemia mundial aún es más necesario y para ello Irene nos regala este articulazo
Párate a pensar en el concepto salud. ¿Qué te viene a la mente? Seguramente pienses primero en el cuerpo físico. Tal vez solamente pienses en ello.
Cuando dos personas hablan de su salud seguramente nadie diga «pues oye, yo siento algo de ansiedad por las mañanas y me persiguen los pensamientos catastrofistas«. Y esta frase que escribo también señala problemas de salud. Problemas de salud no son solamente temas que no acaban de funcionar en alguna cuestión orgánica.
Independientemente del resultado del pequeño experimento en forma de pregunta que te he propuesto al principio, lo que parece un hecho irrefutable es que el concepto social de salud es principalmente este: la salud es todo aquello que acontece al bienestar de la corporalidad (1) entendido como una carencia de perturbaciones en su funcionamiento. Nadie piensa que su salud no esté completa si todo el organismo físico parece funcionar bien.
Ya en 1946 la OMS cambió el concepto de salud mental como ausencia de malestar a:
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»(2).
Y está genial. Lo que no está tan genial es que esto no parece haber producido ningún efecto social ni institucional lo suficientemente fuerte como para impulsar que la salud mental esté en el lugar en el que merece: en primera línea.
No solamente merece estar en primera línea porque la salud mental es necesaria para tener calidad de vida, sino también porque los asuntos que no se trabajan a tiempo pueden derivar en casos más graves y complicados y además afectar directamente a otros problemas de salud corporal.
La pandemia del coronavirus: un ejemplo paradigmático
Para ver el lugar que ocupa la salud mental a nivel institucional puede servirnos de paradigma lo que está sucediendo con la pandemia mundial que vivimos.
Los problemas que ha traído el coronavirus a nivel de salud nuestras vidas no solamente tienen que ver con las consecuencias graves de contagiarse con el virus, sino que está suponiendo una serie de cambios en nuestro día a día que pueden desestabilizarnos con facilidad.
Haciendo un breve análisis sobre los efectos que puede tener el coronavirus en cuanto a salud mental, y sin pretender que sea una lista exhaustiva, existen:
Población general:
- Duelos, adaptaciones forzadas: las crisis, los golpes vitales, los cambios repentinos en la cotidianeidad dejan huellas muy profundas en nosotres. Todos los cambios y más si son profundos requieren duelos y adaptaciones que pueden causarnos, entre otras cuestiones, ansiedad o estrés. Cuestión aparte merece los duelos de las personas que perdemos sin tener en muchas ocasiones la posibilidad de hacer un ritual de cierre adecuado y poder ser abrazades y consolades por quienes queremos. Es difícil elaborar un buen duelo con las condiciones que hay.
- Ausencia de contacto social, aislamiento: somos animales sociales y que nos depriven de algo básico como esto -sea cual sea la cantidad de socialización que se tenga- también es un factor de, cuanto menos, malestar y tristeza. Puede causar ansiedad y estados depresivos.
- Miedo, estrés: el uso de mascarillas y frecuente lavado de manos -que nos recuerdan todo el rato la presencia de la pandemia-, la preocupación por contagiar a les nuestres puede resultar muy estresante. Es fácil que aparezca ansiedad y agorafobia incluso ideas obsesivas.
- Hipocondría: La gente con esta condición previa a la pandemia puede ver exhacerbados sus síntomas. También esta situación puede llevar a la aparición de hipocondría.
Población con patologías psiquiátricas:
- Brotes de patologías previas: hay personas con problemas psiquiátricos a las que la ruptura de sus rutinas habituales les pueden causar graves crisis (ha habido muchos brotes en estos meses).
Población infantil:
- Problemas en el desarrollo: la socialización, el contacto físico es absolutamente esencial para el buen desarrollo cognitivo y afectivo de les más pequeñes y, con las medidas tomadas de distancia, les estamos impidiendo desarrollarse de la forma en la que lo necesitan.
Profesionales de la salud hospitalaria:
- TEPT, trastornos de ansiedad, depresión…: todas las posibles alteraciones del estado de ánimo pueden suceder en les profesionales de la salud que están atendiendo a tanta cantidad de población; es posible la aparición tanto de estrés, como ansiedad, como depresión e incluso trastorno de estrés post-traumático con toda la tensión y alarma y situaciones graves que están viendo y viviendo cada día.
Si la salud mental es siempre importante tenerla en cuenta si se quiere tener en cuenta la salud completa y global de las personas, en un momento de crisis mundial como el que estamos viviendo poner el foco sobre ella es todavía más urgente.
No tener en cuenta la salud mental es negligencia
Os invito a hacer de nuevo una pequeña reflexión: ¿cuántas veces habéis oído hablar a las instituciones acerca de la salud mental durante esta pandemia? ¿Cuántas veces se ha mostrado por parte del gobierno o la institución que pertoque hablar de preocupación o búsqueda de soluciones para cubrir las necesidades psicológicas que se abren con este terremoto emocional que estamos viviendo?
Por mi parte siempre que he escuchado hablar sobre la pandemia por parte de las instituciones, ni una sola vez he escuchado hablar sobre el bienestar psicológico, la salud mental o las necesidades psicológicas tanto de la población general, como de las personas enfermas ni de sus familiares (3).
De nuevo se actúa como si todo lo que nos sucede tuvieramos que saber recolocarlo por nosotres mismes, se nos presupone una fortaleza y unas habilidades que no tenemos porqué tener (primeramente porque el mismo sistema no nos ha enseñado a desarrolar todas esas habilidades en nuestra infancia).
En temas de salud mental el sistema, el gobierno, las instituciones, actúan como un padre negligente que no te dice cómo gestionar tu tristeza y luego, cuando sucede algo que te entristece, te deja llorando en tu cuarto a solas.
Es un error de bulto que no se tenga en cuenta el impacto psicológico tan duro que nos ha azotado a todo el planeta. Estamos en una situación que también es una emergencia sanitaria mental: esto está teniendo y tendrá en el futuro fuertes efectos psicológicos en todas las personas y no tener en cuenta esto ahora mismo ni implantar ningún plan que amortigüe los posibles efectos o acompañe a las personas en una situación tan desestabilizante va a implicar la aparición de diversos malestares psíquicos.
Malestares para los cuales tampoco hay un sistema de salud mental público listo y adecuado para poder elaborar y sanar cuando todo esto haya pasado. Es decir: mientras todo esto pasa y cuando todo esto pase, seguimos teniendo un problema de salud público.
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(1) Me valgo de la dicotomía cuerpo-mente para simplificar lo que quiero explicar aunque no considere que cuerpo-mente sean cosas estrictamente distintas.
(2) OMS, Preguntas más frecuentes. Leído en octubre, 2020, de https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions
(3) Durante la escritura de este artículo escuché a una portavoz de la OMS pasar por encima de la cuestión mental diciendo que todo esto podía «causar ansiedad». Un breve destello.
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