Feminismo vibrante de Ana Requena Aguilar

Esta es la reseña de un libro que dice así «si no hay placer, no es nuestra revolución»

Feminismo vibrante es el libro que le ha salido del coño escribir a Ana Requena Aguilar. No es manido ni gracioso esto que digo, y es que este libro es literalmente un alegato a hacer lo que nos salga del coño. El punto de partida podría ser este: ¿por qué hablamos más de violencia sexual que de placer?

En Feminismo vibrante encontramos vivencias personales de la autora mezcladas con aportes de profesionales feministas, como nuestra compañera psicosexóloga Marta García Peris. (¡Qué ilusión leerla a lo largo del libro por las diosas!)

El libro comienza con un vibrador, con Ana Requena masturbándose a menudo en la habitación de su hotel en París, su primer viaje sola después de haber sido madre hace 4 años. Toda una declaración de intenciones.

Rápidamente si eres una mujer blanca, cisgénero, heterosexual o bisexual te sientes identificada con la autora. Ana habla de ella misma pero también de ti, de nosotras. Incluso de las que no somos madres.

Todas nosotras compartimos que en nuestra construcción de la sexualidad se ha colado el miedo a: que te violen, ser una puta, ser una estrecha, no cumplir las expectativas, decir que no o decir que si, llevar mucho escote, ser muy directa incluso, miedo a que te maten. En Feminismo vibrante encontramos algunas pistas de por qué puede haberse desarrollado este imaginario del terror respecto a vivir gozosamente nuestra sexualidad:

¿Estamos contando la violencia sexual de una forma que pueda despertar a la sociedad o lo que estamos haciendo es asustar más a las mujeres?. En varias ocasiones la autora del libro se pregunta sobre la correlación entre el miedo y, cómo los medios de comunicación han cubierto los casos de agresiones sexuales en España. La psicosexóloga Isa Duque “La Psicowoman” en este vídeo entrevista a gente anónima preguntando precisamente sobre este tema.

Tía, tienes que hacerte de rogar. Frases como esta siguen vigentes a día de hoy. Todavía somos las de la espera, las elegidas, como explica la actriz Pamela Palenciano al inicio de su monólogo No solo duelen los golpes. Además algo que ha conseguido el patriarcado es que seamos nosotras mismas las que tengamos miedo a tomar la iniciativa porque ninguna quiere ser la puta, la zorra o la guarra del grupo. Tampoco nos permitimos mostrar nuestro deseo porque sabemos que así ellos, saldrán corriendo. Y yo me pregunto ¿no es esto maravilloso para hacer un buen cribado de gilipollas?

Finjo para quitármelos de encima. La humorista Malena Pichot en su monólogo Estupidez Compleja habla que de que la época de los 20 a los 30 años es la época de las violadas. Cuando escuché esta frase lapidaria me quedé congelada en el sofá. He tardado tiempo en procesarla porque es reconocer y reconocerte en varios momentos de tu vida donde has consentido ese coito, has hecho esa mamada o has fingido placer para que se acabara el encuentro ya y poderte ir a tu casa, con tu culpa y con tu vergüenza. Leo el patriarcado se ha metido en la cama contigo y no sabes bien ni dónde está tu deseo, ni qué lugar ocupa ni qué derecho tienes tú de ejercerlo y no me siento tan sola, ni tan mal.

Pese a todas estas reflexiones entorno a la culpa o el miedo, en el libro se nos invita a desear, a tomar el control sobre nuestros cuerpos, y a sentir placer desde el consenso, el buen trato y la diversión. Ana Requena nos invita a la revolución: No queremos consentir, queremos desear. El feminismo del goce busca el placer porque el patriarcado nos lo niega. Vibremos y hagamos feminismo vibrante para vidas que merezcan la pena ser vividas y gozadas.

Que así sea.