Victoria nos invita a revisitar un clásico del cine «Thelma & Louise» en perspectiva feminista: allí donde hay mujeres que se eligen siempre hay un camino por delante.
Max: You know, the one thing I can’t figure out are these girls real smart or real real lucky?
Hal Slocumb: Don’t matter. Brains’ll only get you so far and luck always runs out.
(Max: ¿Sabés? Lo que nunca pude determinar es si estas chicas son muy inteligentes o tienen mucha MUCHA suerte.
Hal Slocumb: No importa. La inteligencia no te lleva a todas partes y la suerte siempre se termina).
Aunque no hayas visto aún “la última gran película sobre mujeres” e inclusive si no pertenecés a la generación del ‘80 o ‘90 casi con seguridad que las palabras Thelma y Louise te remiten a un escenario. Hasta es posible que hayas usado esas tres palabras en alusión a un viaje paradigmático, una relación, una dicotomía, un punto límite.
Se cumplen 30 años de su estreno y es hora de volver a subir al Ford Thunderbird ‘66 para repasar (repensar) un ícono de culto feminista.
*MUCHOS SPOILERS ABAJO*
- Empecemos a contramano, por el final. Si algo fascina de la cinta es que no termina bien. El último fotograma (antes de los créditos con imagen) es un auto suspendido en el aire a punto de caer por un precipicio.
Algunas claves sobre eso:
- nunca vemos el auto estrellarse en el fondo del Gran Cañón, lo que nos permite tener un atisbo de esperanza sobre el futuro de las mujeres (entendiendo a Thelma y Louise como metáforas feministas).
- aunque se trata de una road movie Thelma y Louise en realidad no llegan a ningún destino (empiezan con un plan pero deben alterarlo por circunstancias indeseables). El epítome de “la película de recorrido” es que el viaje no se termine nunca.
- como alegoría del feminismo ese viaje termina no con un hombre (por supuesto), ni siquiera con final feliz (esto es incierto), pero sí con la garantía de que la mejor opción siempre es otra mujer (sororidad)… aún si esto significa el no-final.
- Repasemos el abanico de personajes masculinos y sus significancias (¿y su similitud con un catálogo a la Tinder?)
- Darryl, el marido patriarcal. Es el primer hombre que conocemos, el que agobia, acosa y aísla a Thelma. La definición del marido tóxico violento. Es el principal disparador de la huida.
- Harlan, el violador. Con un atisbo de encanto para empezar que rápidamente deriva en prepotencia, desprecio y un intento de violación. Su asesinato es la principal razón por la cual Thelma y Louise llegan a un punto de no retorno.
- JD, el amante traidor. Cómplice del florecimiento sexual de Thelma pero con una agenda personal que lo motiva a robarles sus ahorros y delatarlas a la policía. Es indirectamente responsable de que deban reincidir en el crimen.
- Jimmy, el novio insuficiente. Uno de los únicos dos asistentes que Thelma y Louise encuentran en el camino. Les presta dinero y le regala un anillo de compromiso a Louise, pero no está claro en sus intenciones, no se involucra por completo y no puede comprenderlas.
- Hal, el detective paternal. “Ayudador” #2 en este storytelling tan acabado.
El único que entiende que Thelma y Louise escapan no de uno sino de todos los hombres que conocieron. (“¿Cuántas veces van a joder a estas mujeres?” se pregunta). Quien intenta negociar con ellas y el único que rompe la línea patriarco-policial para frenarlas cuando las acorralan. - El policía sin alma. Los distintos agentes de policía que las persiguen de principio a fin (contando el último a quien Thelma y Louise terminan asaltando) están lejos de ejercer justicia real. Su función es sostener/proteger el sistema social de vigilancia que cree que una mujer sola es una tentación y dos son peligro. (Todos los policías son bastardos).
- El camionero. Un personaje “anecdótico” para ilustrar las amenazas que enfrenta toda mujer a lo largo del camino. Este camionero las cruza varias veces durante la trama y las acosa verbalmente empoderado arriba de un monstruoso vehículo. Es, sobre el final de la película, el último bocadillo de venganza que saborean T&L haciendo volar por los aires su medio de trabajo, transporte y virilidad.
Cuando la película fue estrenada en 1991 parte de la crítica la consideró inverosímil porque los personajes masculinos se sentían estereotipados (y de paso “alentaba una cultura de venganza y violencia por parte de las mujeres”). Sin embargo, recorriendo de nuevo los siete tipos de hombres casi cualquier mujer contemporánea podría confirmar haberse cruzado con uno o todos durante su vida.
3. Esto nos lleva al siguiente punto: el crimen que cometen Thelma y Louise (el primero). Si vemos el trailer de la película podríamos confundirla con una “comedia de bandidas”, pero en el acto de defensa/venganza que sucede en los primeros minutos hay una toma de posición muy distinta.
Louise no le dispara a Harlan en defensa propia, porque Thelma en ese momento ya estaba a salvo. Pero Harlan las agrede una vez más y encañona el discurso misógino imperante. En ese momento el personaje de Susan Sarandon le pone fin al asunto de manera violenta (y más adelante confirmamos que la remitió a un episodio de acoso de su pasado).
La fuga se vuelve el camino. Pero, ¿no deberían haber denunciado el intento de violación antes de hacer justicia por mano propia? Aún habiendo asesinado a Harlan pero sin testigos del hecho, ¿podrían haber alegado que lo hicieron para defenderse?
Esto se resuelve en un diálogo en donde llegan a la conclusión de que nadie va a creerles: “No vivimos en ese tipo de mundo”.
No es casual que la trama tenga lugar en uno de los estados más conservadores de Estados Unidos, y que esta desconfianza/encubrimiento patriarcal sea carne todavía hoy para miles de mujeres. (“¿Por qué ibas vestida así? ¿Por qué de noche sola? ¿Por qué bebiste de más?”)
4. La película la dirigió Ridley Scott pero se siente muy nuestra y es porque está escrita por Callie Khouri, guionista debutante que recibió por ella un premio de la Academia. Khouri reveló en entrevistas que una de las motivaciones para escribirla había sido ver en la pantalla grande mujeres con las cuales realmente identificarse. Thelma y Louise son mujeres blancas y bonitas, pero guerreras, de mediana edad y su protagónico no las objetiviza.
De hecho – como pocas películas todavía hoy – aprobaría con comodidad el Test de Bechdel dándose el lujo extra de fomentar la amistad sorora sin que ninguna de ellas necesite de un hombre para alcanzar plenitud.
Si te estás preguntando por qué una mujer elegiría ese final para sus protagonistas, Khouri dijo que era el final más feliz que podía pensar para ellas. Porque idealista pero con los pies en este mundo.
5. Pequeña digresión sobre el Thunderbird ‘66 que conducen desde Arkansas hacia México: aunque es un vehículo llamativo en sí mismo (y no se justificaría que no lo truequen por otro más modesto para evadir a la policía), interesa su simbología. El “pájaro de trueno” es una criatura mitológica para los pueblos originarios de Estados Unidos (algunes la asocian a un águila, otres a un ave fénix). Un animal de poder tan feroz y fantástico como el movimiento feminista que nos lleva a todas sobre sus alas.
6. ¿Son Thelma y Louise sólo amigas? En este punto nos entregamos a la interpretación libre del vínculo entre una Thelma que experimenta su verdadero despertar sexual durante el viaje (con el “autostopista” JD) y Louise, que la felicita por haber gozado por primera vez. Cuando Thelma le propone a Louise que “sigan andando” y se arrojen desde uno de los riscos del Gran Cañón del Colorado hay un brevísimo momento cuando parecen besarse. Además de un beso es un sello de compromiso hasta el final, y también un riesgo para una industria desconfiada hacia las mujeres que buscan seducirse a sí mismas y no al patriarcado.
7. Mi revisionado de T&L coincidió con el descubrimiento [gracias, Ceci] de Promising Young Woman, otra cinta de venganza “femininja” pero estrenada en 2020.
Aunque entre una y otra hay 29 años de diferencia, la más antigua de las dos se siente mucho más moderna. Es cierto que en 1991 también las mujeres fuimos víctimas del patriarcado (no sólo en la ausencia de personajes de ficción que se sintieran creíbles, sino en la oportunidad de acceder a puestos de trabajo en la industria cinematográfica) pero la “solución” que propone Khouri es más drástica que fantástica.
Comparativamente Promising resulta poco verosímil (la protagonista toma unos cuantos riesgos difíciles de sortear sin secuelas definitivas y su revolución permanece sobre todo en el plano de la palabra, aunque podemos debatir el final).
En cambio, Sarandon y Davis hacen carne de su venganza, es tan cruda como incómoda e irreversible. No basta con salir a convencer a los hombres de que dejen de denigrarnos/acosarnos/violarnos/matarnos. Es necesario asegurarnos de que lo cumplan.
No planteo con este análisis que el único enfoque posible sea tomar las calles (y a los hombres) por asalto, pero sí que las revoluciones apacibles son una quimera.
¿Se animarían a volver a filmar Thelma y Louise hoy? En una industria que en la actualidad parece tener sólo lugar para superheroínas de plástico y que en su mayoría existen en la pantalla para persuadir varones en la taquilla… no resulta probable.
Eso le agrega más valor a nuestro objeto de culto, que este año cumple su tercera década y sigue siendo la última gran película sobre mujeres.
8. Los fenómenos suelen devorarse a sus pioneres y este también fue el caso de Thelma y Louise. Tanto Susan Sarandon como Geena Davis aceptaron sus papeles sin saber la ola que despertarían después. Sin embargo y no por casualidad ambas han sido adalides de causas políticas postergadas por Hollywood. Una de ellas además creó el Geena Davis Institute on Gender in Media que se dedica a investigar los roles de género en el cine y la TV, desde la cantidad de diálogos hasta la diversidad de sus protagonistas.
Un dato: entre 1989 y 2016 sólo hubo un 29% de mujeres en pantalla (una cifra que se mantuvo estable a través del tiempo y no parece marcar una tendencia definitiva al cambio tampoco ahora).
9. Thelma y Louise es una película política. El género, la clase, el contexto y el momento son determinantes para el destino de sus protagonistas. Salirse de línea significa ser castigadas, pero la decisión última está en sus manos: ninguna de las dos desea volver atrás.
En un mundo sin justicia ni igualdad de género la venganza es el único agente de cambio. Por supuesto, esa venganza no es gratuita ni sostenible: sólo 3 personas mueren durante la trama y 2 de ellas son sus protagonistas.
10. Pero hay algo permanente en crear cultura y lo insinuó la misma Khouri: el cine no solo puede retratar el mundo en el que vivimos, sino también el mundo en el que queremos vivir.
Artículos consultados:
https://i-d.vice.com/es/article/bjn7gw/por-que-thelma-louise-sigue-siendo-un-feroz-clasico-feminista
https://elpais.com/cultura/2018/03/02/actualidad/1520004423_907177.html
https://www.npr.org/2011/05/20/136462014/looking-back-on-thelma-louise-20-years-later
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