Empieza antes de estar preparada

De cómo el perfeccionismo se ha convertido en una de las armas favoritas de la sociedad para que tengamos miedo de perseguir nuestros sueños.

Como mujeres hemos sido educadas durante siglos para no arriesgar y no ambicionar nada que esté fuera del matrimonio y la descendencia. Es hora de deshacernos de esa carga. Dejemos de considerar el perfeccionismo como una de nuestras virtudes, es como estar enamoradas de la persona que nos ha encerrado en el palacio de cristal. Las vistas son bonitas, pero recordemos que no somos nosotras las que estamos fuera pisando la hierba y disfrutando del Sol.

Basta.

Seguramente te hayas percatado de la cantidad de mujeres a tu alrededor que sienten verdadera pasión por un determinado sueño y tristemente nunca dejan que vea la luz porque no confían en ellas mismas. Porque nunca se sienten preparadas para empezar. Yo he sido esa mujer. Tú has sido esa mujer. Las mujeres perfeccionistas son aquellas que lo hacen todo, y lo hacen todo bien, excepto lo que realmente les enciende el alma, porque ay, qué van a decir de mí si fracaso.

Pero nos olvidamos de lo más importante. Los fracasos son aprendizaje, y dudo mucho que la mayoría de personas lleguen a la meta la primera vez que lo intentan. Porque el camino se hace andando. Porque sólo aprendemos haciendo y cometiendo errores. Porque no podemos mejorar lo que hacemos sino empezamos a hacerlo.

Vayamos al grano. Debemos empezar lo que quiera que sea que nos apasione antes de sentirnos preparadas, porque, spoiler, nuestra perfección jamás va a venir a ayudarnos a dar el salto. Podemos escribir el libro más bonito del mundo, y nuestra perfección jamás va decirnos «ey, el momento es ahora, tienes que publicarlo«. No va a ocurrir. Por eso debemos ignorarla, dejarla dentro del castillo, y empezar a bajar como Rapunzel, o en paracaídas, como sea.

Tu perfeccionismo no quiere tu felicidad.

Puedes esperar sentada o lanzarte al barro con nosotras que ya estamos caminando en él hasta las rodillas. Tropezamos, nos ensuciamos. Aquí nada luce bonito y nadie entiende qué demonios estamos haciendo, a veces ni siquiera nosotras, pero estamos aprendiendo sobre la marcha para crecer de verdad, y eso es lo que cuenta. A nadie le importa que lo que hagas no sea perfecto, cada persona está ocupada con su propia nube interna de preocupaciones. Nadie está juzgándote, excepto tú misma. Date tiempo para experimentar en la vida real y crecer. Hazlo por la persona a quien realmente le importa tu sueño, tú.

No puedes resolver lo que aún no sabes

Digamos que quieres montar una tienda. Si no empiezas, no sabes a qué dificultades te tendrás que enfrentar y cómo solventarlas. Trato con clientes, aspectos técnicos que desconoces, qué es lo que la gente compra más para poder ofrecer más de eso en lugar de otras cosas, etc. El feedback es realmente importante si quieres emprender algo que sea rentable. Y sólo se consigue empezando.

Sin riesgo no hay ganancia

No se trata de apostar todo tu dinero y a ver qué pasa, sino de mostrarte a la luz. De exponerte. De decir hola, aquí estoy. De enseñar lo que te importa. De decir lo que te apasiona. De enseñar lo que disfrutas haciendo. De dejar de esconder que sientes un fuego interno haciendo algo y saber que en el fondo, quieres compartirlo con el mundo.

Hecho es mejor que perfecto

Esta es la parte que más me gusta porque es la que más me ha ayudado. No hay que esperar a que un proyecto luzca perfecto para empezar. Nunca. Jamás. No va a ocurrir. Raramente las primeras veces que intentamos algo luce bonito, pero sólo seremos capaces de hacerlo bonito cuando seamos capaces de hacerlo.

Hay una cosa que tengo clara, cuando me vaya a la tumba no quiero que nadie me recuerde por ser la persona que lo hizo mejor, no me interesa, sólo quiero recordarme a mi misma por ser la persona que lo hizo.

¿Y tú, te animas a dar el paso?