«Forever young»

Ilustración de Nora Pola

ELLA se despierta a las nueve de la mañana sin falta de haber programado el
despertador.

ELLA se levanta rutinariamente, sin pensar. Si piensa, piensa en sus próximas rutinas.

ELLA se ducha a primera hora, como cada día, en ocasiones para salir. La mayoría de las
veces para quedarse.

ELLA prepara su desayuno habitual. A veces, los cereales son distintos. Los azulejos que
observa frente a ella son los mismos. Siempre.

ELLA revisa su correo. Comprueba las ofertas. Los ojos le pican y está igual que antes.

ELLA estudia.

ELLA abre al cartero. No hay nada para ELLA.

ELLA lee.

ELLA toma su tentempié de media mañana y habla brevemente con su madre. Su madre
cocina. Siempre cocina.

ELLA come junto a sus padres. El teléfono fijo suena. Es publicidad. Otra vez.

ELLA revisa su correo. Comprueba las ofertas. Los ojos le pican y está igual que antes.

ELLA lee.

ELLA piensa en bajar a dar una vuelta. Lo piensa pero no lo hace.

ELLA estudia.

ELLA revisa su correo. Comprueba las ofertas. Los ojos le pican y está igual que antes.

ELLA cena junto a sus padres. El teléfono fijo suena. Es publicidad. Otra vez.

ELLA ve una película sobre gente feliz y realizada a los veintipocos años.

ELLA se va a la cama rutinariamente, sin pensar. Si piensa, piensa en las rutinas de
mañana.

ELLA sueña. Sueña que a los dieciocho años un vampiro la mordió.

ELLA es una eterna adolescente.

ELLA no lo escogió.

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