Un lector nos envía este artículo desde Rusia -queremos pensar que con amor-. ¿Cuál ha sido el papel de la mujer en la historia reciente de este país?
La corriente feminista en Rusia –ese país tan lejano y desconocido para nosotros- está desgraciadamente aún a día de hoy poco extendida, y cuenta con escasos apoyos en la sociedad y en la élite.
Rusia ha sido durante toda su existencia un país muy complicado. Cuenta con una de las historias más dramáticas y difíciles desde su aparición en el siglo IX. Una historia plagada de revueltas, intensas luchas por el poder, y hambre y miseria para su pueblo, y hasta 1917, con la Revolución Bolchevique, fue una sociedad eminentemente conservadora. Esto se traduce, como se puede deducir, en un papel para la mujer secundario y de sumisión.
Durante la Edad media hasta la llegada del Zar Pedro I el Grande en el año 1682, la mujer carecía de importancia en la sociedad, y estaba sometida a capricho del hombre. Una de las obras literarias más destacadas de la época, el Domostroy (traducción literal: “Economía de la casa”), daba indicaciones de cómo debía de ser el hogar y la familia ideal, desde cómo había que educar a los hijos hasta cómo había que ordenar la despensa, y por supuesto, de cómo había de comportarse la mujer, marcando un estricto guión a seguir. Entre otras, había lecciones sobre cómo pegar a la esposa o hija por desobediencia y qué frases debía repetir en familia y ante invitados.
Con la llegada de Pedro el Grande y su deseo de modernizar y europeizar Rusia –el mayor testimonio de esto es la construcción de San Petersburgo-, el Domostroy quedó abolido, naciendo por lo tanto una pequeña libertad para la mujer, y tras la muerte de Pedro, le sucedió la que sería la primera mujer en gobernar el Imperio Ruso: la Zarina y Emperatriz Catalina I. Aún así el papel del hombre en la sociedad seguiría siendo primordial.
Con la abolición del régimen zarista en 1917 y la creación de la Unión Soviética en 1922, Rusia se vio sometida a la reforma más profunda y radical de la sociedad y el poder en su historia, y con la llegada del comunismo y sus nuevos valores, siendo el de la igualdad uno de ellos: por primera vez se promulgó la igualdad entre hombres y mujeres. También vieron ellas cómo eran homejeadas y honradas desde el poder. El culto a la mujer trabajadora puede observarse en los carteles de propaganda soviética y en muchos monumentos repartidos a lo largo y ancho del país. Incluso en la carrera espacial, en la que la URSS fue pionera, se hizo un hueco la mujer. Valentina Tereshkova, a bordo de la nave Vostok-6, se convirtió en la primera mujer astronauta en 1963, sólo dos años después de que lo hiciera su compatriota Iuri Gagarin.
Sin embargo la mujer no vivió en un paraíso de igualdad, especialmente en los primeros años del régimen soviético. La igualdad de sexos de la que tanto se hablaba supuso en realidad que las mujeres trabajasen en doble: en casa y en la fábrica. En la fábrica y en el campo podía verse a hombres y mujeres trabajando codo con codo, pero en casa la mujer era la encargada exclusiva de mantener el orden, como siempre había sido. Y es que una sociedad no cambia radicalmente de un día para otro, por muy profunda que haya sido la reforma política.
Fue ya con la caída de la Unión Soviética y las reformas democratizadoras de Boris Yeltsin cuando el feminismo como tal nació en Rusia. Con la llegada del capitalismo y el libre mercado, la mujer poco a poco se fue abriendo camino en el mundo de los negocios sin ser una amenaza para los hombres, quienes al principio recelaban. Además, al no estar el arte sometido al control del régimen, surgieron nuevas corrientes literarias, entre ellas, la feminista, con autoras como Liudmila Petrushévskaia y Tatiana Tolstáia, quienes reivindicaban el papel de la mujer en la sociedad y derribaban los estereotipos que había sobre ella. Surgen además asociaciones y grupos feministas como Pussy Riot y Femen, de origen ucraniano, pero con gran presencia en Rusia, y en las universidades aparecen asignaturas y seminarios sobre feminismo y literatura feminista.
Como mencionaba al principio de este artículo, el feminismo en Rusia sigue siendo un movimiento minoritario. Es frecuente ver en la calle y en el hogar, si se ha tenido la ocasión de entrar, cómo el hombre tiene una posición aventajada y la mujer es sumisa. Se puede apreciar incluso cómo las mismas mujeres son machistas, influenciadas por la educación tradicional recibida. Sin embargo el feminismo ya está presente en Rusia, es uno de los síntomas de que el país está cambiando, y su actividad y propagación no han hecho más que empezar.
Fernando Videras, rusista
Los Comentarios están cerrados.