Una Frida analiza los dos extremos que las mujeres siempre luchamos por evitar, los que nos atemorizan y los que limitan nuestra propia naturaleza: ser puta o ser santa.
-Mira Fulanita, vaya pintas que lleva, con esa falda, ayer estaba con uno y hoy con otro… ¡Menuda puta!
-Pues mira Menganita, con lo fea que es la pobre, siempre estudiando…No tiene «nivel» para venir con nosotras, ¡es muy santa!
¿Os suenan estas conversaciones? Seguro que más de una vez todas hemos oído (cuando no participado) en una de ellas. Ser puta o ser santa. La eterna dualidad para las mujeres. Y la lástima es que casi siempre somos las propias mujeres las que juzgamos así a las otras, sin darnos cuenta de que al hacerlo nos hacemos daño a nosotras mismas. Voy a escribir este artículo sobre las mujeres por el hecho de serlo, pero creo que en este juego del etiquetado somos todos, hombres y mujeres, quienes salimos perdiendo.
Parece como si en nuestra sociedad las mujeres sólo pudiésemos aspirar a estar en alguno de estos extremos, tan temidos, tan fáciles de determinar, tan catalogables. Putas o santas, malas o buenas, brujas o princesitas, vividoras sin conciencia o amargadas olvidadas de sí mismas… Todo o nada.
Voy a analizar exactamente a qué nos referimos -y en esto hay mucho de cultural- cuando decimos que una mujer es una puta o una santa.
Puta es aquella que ofrece sexo a cambio de dinero. Sin embargo, creo que cuando a una mujer se le llama «puta», esta palabra denota mucho más, por el contexto cultural. Ser puta es ser vil, no tener escrúpulos ni conciencia. Es mucho más que vender el cuerpo, es haber vendido el alma, haberse salido del camino marcado y poder ser señalada con la letra escarlata. Es el tabú social, es ser indigna. Es un ser despersonalizado, sin amor ni disfrute propio. Por mucho que lo he pensado, no consigo encontrar una palabra negativa que describa a quien se beneficia del servicio de la puta: cliente, chulo (esta incluso denota superioridad), la Madamme («señora» en francés, a modo de respeto)… En el mismo lenguaje la puta se queda sola, porque aunque se dé que todos se aprovechen de ella, al final es ella sola la que ha de llevar la carga de ser lo que es en la sociedad en la que vivimos.Lo curioso de todo esto es que la puta está hecha para el placer de los demás, sin los demás, ser «puta» no tiene sentido.
Vamos a hora al otro extremo, el de la «santa». Habrá quien piense que este no es tan dañino como el anterior, ya que culturalmente es más aceptado. A pesar de que muchos de los santos que aparecen en el calendario lo fueron por haber sido castigados por sus ideas religiosas (lo que implicaba valentía), ser «santa» es otra palabra cuyo significado se ha desvirtuado y tiene un significado social.
El diccionario la define como: «De especial virtud y ejemplo de persona sin culpa, venerable».
Es aquella que no puede tener culpa porque nunca hace nada, y si hace es lo que está marcado. Por tanto, la cautela y la inactividad son su camino. Es todo lo opuesto a la puta: no contesta, es sumisa, debe sacrificarse por los demás ante todo. En nuestra sociedad esto se consigue por los medios más diversos: la imagen, la ropa, conseguir una posición social «bien vista», una casa… Ser una mujer que no llame demasiado la atención para no deslumbrar, pero que la llame lo justo como para que los demás vean que sigue el buen camino. Es la niña buena transformada en chica aplicada, la mujer esperable. Su misión es velar por el resto, una santa no goza de su vida en pos de los demás, que pueden aprovecharse de esto.
Los demás… ¿Os suena esto de algo? ¿Será que la santa y la puta son dos barrotes de una misma cárcel?
Ambas están al servicio de la sociedad, son fácilmente identificables y etiquetables… Ni la santa ni la puta cubren sus propias necesidades, sino las de los demás. Ambas están totalmente desconectadas de cualquier deseo personal.
Ambas son figuras incómodas para las mujeres de nuestra sociedad. Las generaciones anteriores valoraban más el extremo de la santa por la influencia de la religión (la Virgen María es la santa por excelencia), y creo que hoy, por la influencia de los medios de comunicación, se nos quiere transmitir la imagen de que una mujer libre elegirá más el modelo de la puta. Lo peor es que muchas veces somos las propias mujeres quienes no nos paramos a pensar si realmente tenemos que movernos entre estos dos extremos que de por sí son falsos; ya que nos cortan los instintos más primarios y nos hacen creer que algunos de nuestros sentimientos y deseos son incompatibles con los demás. Se puede ser dulce a la vez luchar como una animal por lo que se quiere, ser sexual y tener aspiraciones espirituales, contestar con descaro cuando es necesario y querer cuidar o tener hijos. No sólo se puede hacer, si no que en realidad, se es realmente.
El propio ciclo menstrual (que por supuesto no es igual para todas) hace que el cuerpo de la mujer pase por distintas fases hormonales, físicas, emocionales: complementarias. De la menstruación a la ovulación hay cambios enormes en cuanto al deseo, a la sensibilidad al dolor, en cuanto a los fluidos físicos… Y todo este cambio dentro de una sola mujer una vez al mes… ¿Por qué no aceptar entonces estos cambios a nivel de sociedad al referirse a la mujer?
En su libro Las diosas en cada mujer, la doctora Jean Shinoda muestra los arquetipos femeninos basados en las diosas griegas. Aunque nunca me ha parecido muy realista poner etiquetas, sí creo que es interesante ya que la cultura greco-latina es nuestro origen. Me llamó mucho la atención la referencia que hace a las diosas Afrodita y Hestia, que representaban el amor y la sexualidad la una y el mundo espiritual e interior la otra. Lo que en nuestra sociedad equivaldría a la puta y la santa, aunque en oposición a nuestra realidad social, aquí ambas deidades lucen por hacer muestra de su voluntad. Shinoda dice que tienen mucho más en común de lo que se podría pensar. Ambas son independientes, no dan explicaciones a nadie, han elegido libremente el lugar en el que están. «…(Afrodita) es capaz de centrarse en lo que para ella tiene personalmente sentido; los demás no pueden apartarla de su meta. Y en cuanto que lo que ella valora, es puramente subjetivo y no puede medirse en términos de éxito o de reconocimiento. Afrodita es (paradójicamente) muy similar a la anónima e introvertida Hestia, que, aparentemente, es la diosa menos parecida a Afrodita.«
Tener que elegir entre ser puta o ser santa es tener que estrangularse, dejar de respirar, amputarse una de las partes que van a ser vistas y juzgadas desde fuera. Y lo que es peor: es tener que separar la vida de la propia vida, dividir los instintos y las emociones, enloquecer por no poder juntar todo ello en una misma persona. Es ahogarnos en nosotras mismas y ponérnoslo muy difícil para salir a flote.
Beatriz G. (27), Madrid
www.periodismonomada.com
18 Comentarios
…..debo decir que recién descubrí su publicación y me pareció de lo mejor, tanto que llevo cuatro horas leyendo sus artículos y he quedado fascinada de que no sea la típica publicación de chicas sin cerebro…..mil felicidades
Hola, soy Beatriz, la autora del artículo.
En primer lugar vuelvo a darle las gracias a «Proyecto Khalo» por haber podido publicar el artículo; llevaba un tiempo con esta idea en la cabeza y quería compartirla.
Por lo que veo ha llegado a much@s y me encanta, ya que si a tantos nos ha resonado este tema será tenemos algo que pensar, que decir y que actuar al respecto.
Respondiendo algunas preguntas y comentarios:
-Suena interesante la iniciativa que comentas, Julieta, es muy interesante reflexionar sobre las etiquetas que damos por sentadas y casi nunca nos planteamos.
-No, Helena, el artículo no reclama que seamos putas y santas a la vez. Analiza por qué ambos términos son bastante irreales y por lo tanto no puede reclamarlos. «Reclamar» que las mujeres seamos algo lo veo un sinsentido; lo que pretendo es analizar por qué esos dos extremos; creérselos o no, situarse en uno de ellos o no…. Eso ya es cosa de cada un@.
-Mónica, yo tampoco creo que sea necesario ligar estos temas a biologicismos para poder argumentar, pero sí me parecen muy interesantes para ejemplificar que una misma persona puede tener cambios bruscos (físicos y emocionales) y seguir siendo la misma. Me parece una comparación interesante.
Gracias por leerme y me alegro de que seamos tant@s quienes reflexionesmos sobre estos temas.
¡Un graaaaan saludo!
Muy buen articulo, en conclusión no debe de haber etiquetas, cada quien es y debe de ser de la manera que mas feliz se sienta, el objetivo de la vida es vivirla, y al momento de realizar esta acción debemos ir sin prejuicios.
Me ha gustado mucho el articulo, haciéndome reflexionar mucho. Me han tachada mucho de santa y me consta que de puta también. Voy compensada, equilibrada y me digo que soy una afortunada.
Muy de acuerdo en que las etiquetan nos dañan tanto a hombre como a mujeres. Sin duda os gustará estudiar este breve libro sobre comunicación no violenta.
http://nuevahumanidad.org/descargar/PDF/Comunicacion_no_Violenta.pdf
Un saludo
Creo que no es necesario ligarnos a biologicismos como la menstruacion y creo que no es necesario ser primero una cosa y luego otra, simplemente que nos dejen vivir en paz sin etiquetas
Entonces aceptas la existencia de putas y de santas y solo reclamas que seamos las dos cosas a la vez ¿no?
Yo creo que lo que reclama es que las cosas se hagan por propia voluntad, que cada uno hagas las cosas libremente, o como mínimo, sintiéndose libre.
Y, una posible solución a ser las dos cosas es como dicen algunas más adelante es ser una dama en la mesa y una puta en la cama,…
Muy buen articulo, me encantaría leer más de estas etiquetas y de la destrucción entre las mismas mujeres.
«Ni santa, ni puta, solo mujer»
» una dama en la mesa y otra cosa en la cama..»
MUY BIEN DICHO …
DISCRESION
Hola! Hace un tiempo vengo y venimos trabajando la cuestión de palabra «puta», cansada de que se lo utilice de manera negativa, con un grupo de mujeres y tambien se sumaron hombres, lanzamos un ciclo de lectura erótica titulado «somos putas», con el que tratamos de destrabar dicho concepto y lo ponemos a la par de mujer creadora, es más trabajando sobre esa palabra, un a de las chicas perteneciente a la comunidad wichi me dio esta definición puta :persona que hace algo para satisfacer necesidades , el otro la ve mala. Sí notan no está especificado género , ni la venta de sexo, sí la mirada del otro. La flexibilidad del lenguaje creo nos permite la resignificación y no la polarización . En fin, en el ciclo de lectura tratamos varios temas que nos involucran como spciedad, y tomamos lo erotico como placer hacía el arte y sobre todo la lectura. Despues se los comento mas detenidamente. Saludos!
De putas y santas esta lleno el mundo y todas las mujeres llevamos a las dos dentro y el día que la puta y la santa se sienten en la misma mesa a comer del mismo pan sin señalarse ni juzgarse ese día el patriarcado habrá perdido su más grande victoria: haber dividido alas mujeres en dignas indignas en pecadoras y santas.
Muy bien dicho..
Excelente articulo me gusta mucho habemos muchas mujeres que tenemos que callar por que nos eneseñaron a ser sumisas y e obedecer a nuestros esposos pero la guerra interna cada dia nos fatiga y nos grita nos obliga a nadar contra la corriente,pero la puta me acosa y la santa me obliga a guardar silencio.la puta y la santa son enemigas.y yo soy su victima.gracias por permitirme hablar .Excelente articulo.Saludos.
«Proyecto Kahlo» excelente artículo, es interesante reflexionar un poco sobre estos temas, ya que a diario convivimos con los «demás» y tenemos que aceptar que somos mujeres y crueles al criticar y etiquetar, evidentemente no esta bien y ojalá todas hiciéramos conciencia sobre ello. Pero en mi particular opinión, creo que cada mujer debe ser libre de elegir cual es el camino correcto para ella, y claro que vamos a cometer errores, pero los ojos siempre están puestos sobre nosotras y ese error puede ser crusificable para los demás. Pero una cosa es segura, somos cada una de nosotras quienes estamos viviendo, quienes sabemos nuestros problemas y conflictos internos, y sin lugar a dudas nos merecemos consideración y mucho amor propio… y me ha interesado mucho la parte de ser sexual y tener aspiraciones espirituales, valla contradicción no? y es que parece ser que la sexualidad esta peleada con la espiritualidad y como lo menciona tu artículo se convierten en dos estereotipos que nos lleva de un extremo a otro. A menudo pienso en llevar a cabo mi religión y espiritualidad a un punto mas elevado, pero soy tan sexual que me hace pensar que no lo merezco o que estoy fallando, es tan increíblemente impresionante como la sociedad influye enormemente en todo esto y no me parece que sea algo que este bien o sea correcto, pero somos nosotras las que estamos mal, no es así. Es tan difícil ser mujer y tan maravilloso a la vez… Mis mas sinceras felicitaciones a la página y a su equipo de trabajo, una felicitación enorme a Nerea y gracias por el artículo. Saludos!
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