Qué fácil es decir «yo también soy mujer», o «mujer bonita es la que lucha», cuando somos las primeras en señalar que una se manchó, que a otra la dejaron, que a otra la usaron, o que otra formó parte de un escándalo.
La consigna tiene que ser que Ni una Más discrimine a la que tiene al lado.
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Ni Una Más tiene que asegurar que otra consiguió un ascenso o, incluso, un trabajo porque se acostó con alguien. Si la de ellos es la lógica sensual, nosotras aplicamos la lógica intelectual y el interrogante pasa a ser otro.
Ni Una Más tiene que hacerse la boluda cuando a la que tiene al lado la maltrata un tipo o el sistema mismo.
Ni Una Más tiene que considerar que elegís abortar porque sos irresponsable o facilista.
Ni Una Más tiene que considerar que la otra es puta porque se masturba o es infiel.
Ni Una Más tiene que abrir la boca para denunciar que la otra «se abrió de piernas».
Ni Una Más tiene que salir a señalar a ninguna otra.
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Si no sabemos defendernos entre nosotras, sí somos Una Menos.
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Ni Una Más tiene que desconsiderar a otra porque le gusta la moda o porque le gustan los autos. Nuestro derecho y nuestra obligación son ELEGIR. Si todo fue creado también para nosotras (aunque no lo sepan), tenemos que ir y tomarlo, no favorecer lo sectario y excluyente, reproduciendo que el invento es para el macho y no para nosotras.
Ni Una Más tiene que acatar lo que es violento desde los símbolos. La violencia de Arjona se la justifica desde el romance.
Ni Una Más tiene que sentirse enaltecida porque levanta un cartel cuando es incapaz de solidarizarse con la que sufre, con la que padece.
Ni Una Más tiene que indignarse cuando lo dicen los medios. Los medios bombardean con muertes o ultrajes porque no encontraron algo «más escandaloso» (y cómo duele). Porque el hostigamiento lo sufrimos en carne propia desde que llegamos a este mundo, desde que todas llegamos al mundo en la era que fuere. ¿Por qué ahora la sorpresa y la indignación? ¿Por qué esperamos tanto? ¿Por qué dejamos ir a tantas?
Qué fácil es decir #NiUnaMenos cuando nos vendemos como el objeto más satisfactorio para el tarado de turno, cuando creemos que somos un modelo a imitar y no a seguir y acompañar.
Qué triste que exijamos #NiUnaMenos porque lo proponen en prime time o en redes.
Ni Una Más tiene que ser indiferente.
Ni Una Más tiene que envenenarse abriendo la boca en contra de otra.
Ni Una Más tiene que ser obediente, callarse ante la injusticia y la pelotudez.
Ni Una Más tiene que aceptar y reproducir la mismísima mierda que nos quieren tirar encima.
Qué triste que no lo hayamos pensado antes, repito, que hayamos dejado morir a tantas y que permitamos que otras muchas sigan padeciendo porque no murieron en el intento. La mayoría de los hombres que ya existen van a seguir siendo tan perversos como diabólicos. Que convoquemos el fin de su impunidad es perfecto. Mientras tanto, si no sabemos cuidarnos entre nosotras, no nos va a cuidar nadie:
Porque ellos no lo hicieron, y la Ley y el Estado tampoco.
Porque que ellos nos maltraten es horrible, pero que entre nosotras nos maltratemos, es penoso e insoportable.
Porque establecer zanjas y barreras entre hermanas, amigas y desconocidas ha sido una estrategia habitual del patriarcado, no nuestra. Que la ruptura sea sólo una intención de ellos, no la alcemos como bandera ni la tengamos en el bolsillo.
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Florencia García Alegre (23), Gran Buenos Aires (Argentina).
www.alegregarcia.wordpress.com
1 Comentario
Un post muy acertado (aunque me tope con el un poco tarde).
Una marcha que comenzo por moticos realmente justo y termino perdiendose ( en Mendoza incluso asistieron militantes para hacer campaña politica durante la marcha).
Una falta de respeto y tambien falta dde informacion. Los medios informaban de las celebridades que se habian unido a la causa en vez de explicar el motivo de la misma.
Y bueno tambien la hipocrecia reinante.
Me uno a tu causa y digo #NiUnaMas