No es país para viejas

Cuando una mujer cumple cierta edad, parece que no puede seguir apareciendo con la misma asiduidad en los medios de comunicación o en las películas. ¿Es que el talento está reñido con la edad? Elo reflexiona sobre este tema.


Ilustración: Conchi G.


Lo explicaban muy bien Tina Fey, Julia Louis-Dreyfus y Patricia Arquette en el vídeo (en inglés) que podréis ver a continuación: los medios de comunicación deciden cuándo es tu último día como mujer follable. A partir de cierta edad, las mujeres, o bien desaparecen de los medios, o bien aparecen como adorables abuelitas.

 

 

¿Y los hombres? Bueno, ese es otro cantar. Los hombres parecen mejorar con los años, como el buen vino. Ahí tenemos por ejemplo a Sean Connery, que a sus setecientos años sigue siendo considerado como un hombre sexy. Pero no creo que ocurra lo mismo con, por ejemplo, Helen Mirren; a la que la mayoría de la gente verá como a una abuelita adorable y, ¡ay de ella! si se le ocurre ponerse un escote pronunciado o una falda demasiado corta. Le lloverán las críticas por todas partes.

La actriz Maggie Gyllenhall fue rechazada para un papel en el que debía hacer de la amante de un personaje de 55 años por considerarla vieja. ¿Su edad? 37 años. Sin embargo a nadie le extraña que las parejas de James Bond sean cada vez más jóvenes a pesar de que él es un hombre maduro. Incluso actrices como Anne Hathaway han explicado que han perdido algún papel por ser mayores aunque están en el principio de la treintena. Creo que algo falla en la industria cinematográfica cuando se califica como viejas a mujeres que apenas rebasan los 30 años y cuando además la vejez se considera algo malo cuando es una etapa más de la vida en la que hay cosas buenas y cosas malas; ni más ni menos que como ocurre en la juventud o en la madurez.

Podríamos pensar que este hecho es algo exclusivo de Hollywood y sus frivolidades; pero nada más alejado de la realidad. Pensemos en España y en las actrices del momento. Mientras que algunas actrices como Victoria Abril, Maribel Verdú o Carmen Maura, consideradas en su momento de las grandes, aparecen muy de vez en cuando en nuestras producciones, actores como José Coronado, Javier Bardem o Luis Tosar siguen triunfando. Es verdad que otros chicos jóvenes han ido apareciendo; pero no les arrinconan. Sin embargo, en el caso de las mujeres parece que sean de usar y tirar: una vez cumplen cierta edad, es mucho más difícil que obtengan papeles protagonistas en el cine.

Incluso podemos ir un paso más allá: ¿por qué concedemos tanta importancia a la belleza, especialmente si hablamos de las mujeres? Si nos fijamos en las actrices de moda, las presentadoras o las periodistas, parece claro que a ellas se les exige un estándar mucho más inalcanzable que a ellos. Encended el televisor, poned las noticias. Da igual del país que vengáis. Los presentadores muchas veces son mayores, canosos, calvos o incluso poco agraciados. ¿Y ellas? La mayoría son jóvenes, delgadas y guapas. ¿Es que no hay buenas periodistas que no cumplan estos cánones de belleza? Sinceramente, es algo que me cuesta creer.

Creo que las actrices lo tienen muy difícil llegadas a cierta edad porque son blanco de miles de críticas. Si deciden llevar con naturalidad sus arrugas y sus canas, es probable que empiecen a tener muchos menos papeles entre los que optar. Si deciden operarse para mantener una apariencia más joven durante unos pocos años más, se criticará que no sean capaces de aceptar la edad que tienen o se dirá que han perdido la expresión de la cara. ¿Os dais cuenta? Vivimos en un sistema malvado en el que, si nos salimos de su camino se nos critica; pero si intentamos a toda costa mantenernos dentro de él, se nos critica también.

Seguro que muches os acordáis del revuelo sobre la nueva cara de Uma Thurman. Se hicieron incluso gráficos para demostrar los retoques a los que se había sometido. Finalmente la propia actriz tuvo que explicar que todo se debía a un maquillaje desafortunado. ¿Qué locura es esta? Que yo sepa, la cara de Uma pertenece a Uma y a nadie más; y es su problema si decide operarse. Lo peor del tema es que si en unos años empieza a tener arrugas, quizá digan que no se cuida. En definitiva, siendo mujer y estando en el ojo del huracán es casi imposible acertar con lo que una haga.

Esto cala en nuestra visión del mundo aunque no nos demos cuenta. Sin ir más lejos, hace poco mantuve una conversación con un compañero de trabajo en la que me dijo que creía que las mujeres alcanzaban el pico de su belleza hacia los 30 o 35 años mientras que los hombres lo hacían a los 40 o 45. Yo le dije que eso ocurría porque así se lo habían enseñado; pero que en realidad esa medida era una tontería. El me contestó que no, que era su opinión… Pero sabemos que no es así. Pensamos eso porque así nos han enseñado a mirar y porque es con lo que nos bombardean cada día desde los medios de comunicación. Pero cada persona puede estar en el esplendor de su belleza en una edad diferente. Es más, ¿qué chorrada enorme es esa del pico de nuestra belleza? ¿Por qué no podemos encontrar la belleza en todas y cada una de las etapas de nuestra vida? Yo os animo a que nos rebelemos contra el sistema e intentemos hacerlo.

 

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