Hay familias que en vida tienen que pasar un duelo, porque su hije no cumple las expectativas esperadas. Ahora les toca vivir en los márgenes, intentando aceptar que su hije es trans* y/o con diversidad funcional.
Estoy embarazada.
Lo deseaba muy fuerte.
¡Mi bebé ya está aquí!
¿Contenta?
…
Mi hija tiene parálisis cerebral.
Mi hijo tiene una diversidad intelectual por uso de fórceps en el parto.
Mi hija no sonríe, no me dice mamá, me han dicho que seguramente tenga TGD (trastorno generalizado del desarrollo).
Mi hija lloraba mucho cuando le ponía vestidos, era una niña muy triste, no sabía qué le pasaba.
Mi hijo me ha preguntado que por qué tiene pene si es una niña.
Me dice mi hijo con síndrome de down que no quiere ser un chico, que es una chica.
La mayoría de los padres y madres desde el mismo momento del embarazo empiezan a tener una serie de expectativas sobre el bebé de forma más o menos consciente que pueden que no se cumplan una vez que éste haya nacido. ¿Qué pasa si no se cumplen? ¿Qué ocurre cuando mi hije nace con diversidad funcional? ¿Y si mi hijo me dice que es mi hija o al revés? ¿Y si ese hijo tiene algún tipo de diversidad funcional? ¿Estamos como padres, madres y sociedad preparades para encajarlo?
Cuando una persona o pareja decide ser madre o padre, nunca piensa en la posibilidad de que su hije vaya a tener diversidad funcional o que vaya a ser un niño o niña trans o mucho menos, ambos (usaré el concepto “trans” como un paraguas, general e inclusivo, que engloba a aquellas personas cuya identidad de género y/o expresión de género es diferente de las expectativas culturales basadas en el sexo que se les asignó al nacer. Incluye personas transexuales/transgénero, con expresión de género diverso y otras definiciones de género alternativo). Por eso cuando estas familias tienen que enfrentarse a esta situación inesperada, necesitan un proceso para poder encajar la nueva situación. Y lo que a priori pueden ver como un problema, se convierte en la mayoría de los casos, como una oportunidad de crecer juntes.
No todas las familias encajan estas revelaciones del mismo modo ni tampoco son iguales las revelaciones en cada caso por parte de les hijes. A veces es un profesional médico quien revela la diversidad funcional, y en el caso de las personas trans* (con diversidad funcional o no) son elles mismes quienes después de un largo proceso de interiorización y evaluación de la situación, seguramente en secreto durante mucho tiempo, les lleva a la necesidad de hacerlo visible, compartirlo y buscar ayuda en el entorno que le quiere y le cuida, su familia.
Lo que si es común para las familias es que necesitan un tiempo de reajuste a la nueva realidad. Hay familias que lo viven como un duelo, como una pérdida del ser queride que esperaban que no está. No está el niñe que iba a estudiar una carrera, ni está la niña de coletas y faldas, ni tampoco está la niña en el carro que hacía que todo el mundo quisiera hablar conmigo y decirme lo guapa que es…ese niñe no está, ahora, hay que aceptar al otre. Para eso las familias tienen que dejar sentimientos que pueden aparecer como la culpa (¿habré hecho yo algo durante el embarazo para que esto haya pasado? ¿habré sido poco femenina y por eso mi hija…?) Estos pensamientos son irracionales pero incapacitan mucho a las personas, a veces, las familias tienen mucha rabia porque creen que nadie les entiende.
¿Qué hacemos con el miedo a la discriminación y a ser juzgades? Ser visible te lleva a enfrentarte a los juicios sociales y muchas veces, habrá personas que evaluarán la situación de una forma negativa haciendo incluso, que las familias tengan que dejar de lado a familiares o amigxs. El miedo a la discriminación está muy arraigado en las familias, por la cantidad de prejuicios que existen en torno a la diversidad funcional y a la transexualidad. Las familias tienen que enfrentarse a los estigmas sociales y el miedo al futuro de sus hijes. Sin embargo, por suerte, cada vez hay más información y recursos y profesionales especializados que podemos dar una visión positiva acerca de la diversidad de realidades. También a nivel social a pesar de que todavía queda mucho camino por hacer, hemos avanzado mucho.
Nadie dijo que ser padre o madre fuera fácil, pero no se nos puede olvidar que el AMOR INCONDICIONAL es lo más importante en este proceso familiar. Si la familia quiere a sus hijes y les aceptan como son, esos hijes van a crecer con la seguridad de que pase lo que pase, su familia va a estar ahí apoyándoles y acompañándoles en su proceso de ser quienes son. Y eso es lo más importante.
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