La muerte y la vida, los fantasmas y la eutanasia en las reseñas de algunas películas muy conocidas por todes.
Desde la prehistoria, la dualidad de vida-muerte siempre ha fascinado al ser humano, ya sea a través de una mirada mística y misteriosa, o desde una existencial, más filosófica. El principio y el fin se encuentran en nuestras conversaciones, en nuestros actos y ritos, en nuestra vida diaria de una forma a veces inconsciente. El cine también se hace eco de este tema, que ha sido tratado en multitud de ocasiones desde el lenguaje interior de las preocupaciones según la época.
Ya hablábamos el mes pasado sobre cine adolescente y hoy volvemos a tratarlo a propósito de dos películas bastantes recientes que tratan la enfermedad terminal de manera normalizada.
«Yo, él y Raquel«, de Alfonso Gomez Rejón, es una pequeña joya del cine independiente con unos diálogos memorables y personajes estrafalarios que seguramente te hagan reír. Una genial presentación de los personajes y de la historia que se va diluyendo poco a poco hasta quedar floja a mitad de camino, si bien la película sigue soportando el peso hasta el final, un final algo caótico pero emocionante.
“Incluso después de que alguien muere, puedes… todavía puedes seguir aprendiendo acerca de ellos. Sabes, su vida. Se puede mantener desplegada para ti tanto como… tanto como le prestes atención.”
La segunda película, «Bajo la misma estrella«, de Josh Boone, narra una historia de amor entre dos jóvenes adolescentes con cáncer que se encuentran en una reunión de autoayuda. Basada en el bestseller de John Green, nos encontramos con una película correcta que puede emocionarnos o parecernos prescindible.
Si tuviera que elegir entre las dos películas, sin duda me quedaría con «Yo, él y Raquel», pero «Bajo la misma estrella» no desmerece frente a la gran bazofia de películas que se ven por ahí.
«Lo único peor que morir de cáncer es que tu hijo esté muriendo de cáncer.»
Otro de los temas que ha fascinado al ser humano a lo largo de los siglos son los fantasmas, espíritus que viven entre la vida y la muerte. Hay muchas películas que hablan sobre esa delgada línea. aquí te propongo dos:
Ghost: mas allá del amor de Jerry Zucker. Un hombre (Patrick Swayze) muere en un atraco y se queda “atrapado” entre el mundo de los muertos y de los vivos. Intenta comunicarse con su novia (Demi Moore) desde el mas allá pero solo lo consigue gracias a una “farsante” de médium ( Whoopi Goldberg). Un clásico del romanticismo sobrenatural, que si no has visto ya siete veces es que no eres de este planeta. Pasando por alto alguna línea del argumento (spolier: ¡¡qué un tipo tenga que venir del mas allá para salvar a su novia!!!), queda para la posteridad escenas como la del jarrón y las manos del barro (brillantemente parodiada por Leslie Nielsen) y su genial banda sonora. El primer fantasma bueno de la historia.
“Es increíble, Molly. No te imaginas cuanto amor me llevo.”
Los Otros, de Alejandro Amenábar, es una película espectacular en muchos sentidos. Un guión soberbio (escrito antes del «Sexto sentido», o eso dice Amenábar), una ambientación admirable, una Nicole Kidman en estado de gracia y dos niñes muy blancos que dan mucho miedito. Tres sirvientes entran a servir en la casa de una estricta madre en una mansión donde, debido a la enfermedad de sus hijes no puede entrar la luz del sol. Ideal para una noche de terror comiendo palomitas. Compra pañales antes de verla 😉
«Yo creo que, a veces, el mundo de los muertos se mezcla con el de los vivos.» Sra Mills
Estas películas de espíritus dicta mucho de los grandes clásicos del género de terror con poco más que sustos por doquier. Son películas para nada desechables pero a veces agradezco que se vaya «más alla» y nos enseñen (a la vez que nos entretengan) cosas sobre la vida con el telón de la muerte como fondo. A propósito de esta última idea, en el género del drama, incluso el drama social, nos encontramos el caso de otra película de Amenábar como es «Mar adentro», o también «Million Dollar Baby», de Clint Easwood, dos películas que hablan sobre la eutanasia, sobre la dignidad de las personas que desean morir. Ambos peliculones son imprescindibles. Sin embargo, me centro en otra que también tocó este tema.
Johnny cogió su fusil, de Dalton Trumbo, es un clásico del cine antibélico. Rodada en 1971 y ambientada en la Primera Guerra Mundial, habla sobre un soldado que sobrevive a una explosión y que es conducido a un hospital para recibir cuidados de por vida. Un película dura, probablemente de las primeras que trataron temas tan controvertidos como la eutanasia, los experimentos militares, etc. Aun con sus fallos en la dirección y su enfoque, a veces, algo tedioso, es un clásico que te removerá las tripas, mucho, en serio.
«Es terrible, dentro de mí, estoy gritando como un animal acorralado. Pero nadie me hace caso.»
Nuestra película «test de Bechdel» de la semana es:
Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, que nos cuenta la historia de Ann, una joven de 23 años casada y con hijos pequeños a quien le diagnostican una enfermedad terminal. Tras producirse este hecho, decide hacer una lista de cosas por hacer antes de morir y utilizar el poco tiempo que le queda en realizarlas. «Mi vida sin mí» es una historia muy real que te llega: hace más de diez años que vi esa película y aun a día de hoy sigo pensando en ella. La directora catalana sabe plasmar cada emoción de una forma tenue y penetrante, mientras asistimos a otro de esos personajes femeninos fuertes que devoran la pantalla. Sarah Polley y Mark Ruffalo están increíbles. Si quieres morir de pena, te recomiendo verla un domingo de lluvia en el sofá.
“Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia de la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada. Ni siquiera nostalgia.” Sarah Polley-Ann.
Los Comentarios están cerrados.