Viva la vida

Espero alegre la salida y espero no volver jamás.

Ilustración: María Rodriguez

Esta frase que Frida Kahlo dejó inmortalizada en su famoso diario nos ayuda a comprender su relación con la vida y la muerte. Frida fue una mujer cuya vida estuvo marcada por el sufrimiento y el dolor, tanto físico como emocional. Sin embargo, su valentía y fortaleza hicieron que uno de los lemas que la acompañaron fuera la frase Viva la vida, representado en un bodegón del mismo nombre.

Creo que para comprender esa relación casi macabra que Frida tenía con la muerte, debemos enmarcar su vida en un contexto muy determinado. Lo primero de todo es que Frida era de México. Allí la celebración del Día de Muertos es una ocasión en la que el recuerdo por las personas que han dejado este mundo se une a fiestas en los cementerios en las que no faltan la comida, la bebida y la música. Incluso se comen dulces en forma de calavera o esqueleto. La propia Frida tenía un esqueleto en el dosel de su cama que le recordaba cada día la idea de la muerte.

Frida era un fiel reflejo del país al que pertenecía y se permitía burlarse de la muerte. Cuentan que, estando ya muy enferma, le dijo a uno de sus médicos esta famosa frase: Doctor, si me deja tomarme este tequila, le prometo que no beberé en mi funeral. Frida sospechaba que con su salud moriría bastante joven y decidió disfrutar todo lo que pudiera del tequila y de la vida. Y creo que es una característica muy destacable y de la que debemos aprender.

En España, la muerte o las visitas al cementerio están relacionadas con el luto y la tristeza; por eso, aunque esta posición casi irónica hacia la muerte nos puede parecer extraña, considero que es muy importante para comprender la relación de Frida con la muerte. La pequeña Frida sufrió de una poliomielitis en su infancia que la dejó coja y más tarde, en su adolescencia, sufrió el tristemente famoso accidente de autobús que la dejó postrada en una cama y que no la mató de puro milagro.

Se podría decir que Frida estuvo en muchas ocasiones a lo largo de su vida entre el mundo de les vives y les muertes. Su cuadro Pensando en la muerte refleja que la idea de dejar de existir cruzaba a menudo su cabeza. Su vida fue un rosario de sufrimientos que, sinceramente, pienso que muches de nosotres no habríamos resistido (al menos yo). Y ya no me refiero sólo a sus problemas de salud. Emocionalmente, Frida tuvo que enfrentarse a la muerte de manera literal y figurada. Jamás pudo ser madre y sufrió múltiples abortos y padeció las numerosas infidelidades de Diego Rivera (incluso con su hermana). En su biografía pude leer que conservaba algunos de los fetos de sus hijes no nacides en frascos en formol. Creo que esta es otra prueba de la relación de Frida con la muerte que puede ser difícil de comprender para nosotres pero lo hizo porque de algún modo quería mantener cerca a les hijes que nunca pudo llegar a tener.

A la vez que representaba en su arte su sufrimiento por la muerte de sus hijes y que dormía bajo un esqueleto que le recordaba constantemente lo efímero de la vida, también podemos observar en sus cuadros una oda a la naturaleza y la vida. Además del mencionado Viva la vida, otros claros ejemplos es Naturaleza Viva o Raíces, en los que se muestra la importancia de los ciclos de la naturaleza. Me parece una prueba de que para ella la vida y la muerte no eran sino dos extremos de un ciclo natural por el que todes tenemos que pasar tarde o temprano.

Frida asumió su enfermedad y la posibilidad casi tangible de su muerte con valentía y fuerza. Creo que pudo hacerlo gracias a que expresaba su sentir y su sufrimiento en sus cuadros y en su diario, echando afuera los demonios y poniendo en orden la rabia, el dolor y la tristeza.

En sus propias palabras: Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior. Aprendamos de una mujer sabia que nos ha dejado el legado de su vida en forma de maravillosas pinturas. Saquemos el dolor hacia fuera, asumamos que estamos en este mundo de paso, disfrutemos, brindemos con tequila en su recuerdo y gritemos a pleno pulmón: ¡VIVA LA VIDA!

 

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