El libro me gustó más

¿Eres más del libro o de la película? María reflexiona sobre adaptaciones cinematográficas de libros que analizan el sistema capitalista en el que vivimos y la desconolización de África.

Carteles de las películas

Al hablar de cine y literatura nos viene a la mente la eterna pregunta: ¿te gustó más la película o el libro?

Es difícil hacer una adaptación cinematográfica: las expectativas de la gente, la inevitable comparación, y la materia prima, la palabra escrita frente a lo audiovisual, activan diferentes lenguajes y generan diferentes experiencias en las personas que los disfrutan.

La imaginación que ponemos en juego cuando leemos un libro marca la diferencia. La palabra sugiere cosas que nosotres rellenamos con nuestras imágenes mentales, de personajes, escenarios, y devenir de la acción. Así, el mismo libro leído por diferentes personas tiene muchas interpretaciones. La película simplifica la historia y nos da esa información visual y auditiva que nuestra imaginación creaba con el libro, dando lugar a menos interpretaciones. Si tenemos en cuenta que al escribir un guión, cada página equivale a un minuto de metraje, es imposible que metas un libro de seiscientas hojas, en una película de hora y media (noventa minutos, noventa páginas).

En el cine hay limitaciones de espacio. La cantidad de información tradicional, los datos, que es admitida en una película es más limitada que en un libro. Y ahí radica la gracia, el juego y la riqueza de trasladar la palabra a imágenes.

Toda historia contada en el cine es una cadena lógica de nudos de acción. La historia contada en un libro, no admite el caos. En cambio, la vida es puro caos. La cantidad de cosas que ocurren de manera simultánea en el mundo es brutal, pero para ordenar nuestra experiencia, estructuramos los relatos con un punto de vista, un orden de acontecimientos y focalizando la atención en los avatares de los individuos, generalmente hombres.

En esa deriva de lo real, hay dos libros que explican una historia alternativa a las historias oficiales que conocemos tanto del sistema capitalista en el que vivimos como del proceso de descolonización en África.

La doctrina del shock es un ensayo escrito por la periodista canadiense Naomi Klein en 2007. El documental con el mismo título, basado en este texto, fue dirigido por el británico Michael Winterbottom en 2009. La historia desmonta ‘el capitalismo del desastre’, el cual insta a los gobiernos a aprovechar períodos de crisis económicas, guerras, desastres naturales, ataques terroristas y epidemias para saquear los intereses públicos y llevar a cabo todo tipo de reformas a favor del libre mercado. Medidas que no se toman mediante la democracia y la libertad sino mediante crisis, shocks y emergencias.

Los condenados de la tierra es un libro escrito por el médico y psiquiatra francés Frantz Fanon en 1961. El documental basado en este texto se titula Preocupándonos por la violencia del director sueco Göran Olsson, en 2014. La historia trata sobre el proceso de descolonización de Africa y cómo la violencia es el arma para acabar con la opresión y la violencia colonial, y crear un nuevo modelo africano de sociedad, país, y personas desvinculado de Europa y sus modelos.

Los dos libros te permiten como lectora absorber a tu ritmo los datos que muestran y entender estas perspectivas, la anti-capitalista y la anti-colonial. El visionado de los documentales complementa esa experiencia y ofrece imágenes de archivo sobre la historia de los últimos sesenta años, y cómo los llamados países desarrollados, los países del hemisferio norte, principalmente, América y Europa construyen su historia y su manera de ver el mundo gracias a las desigualdades de poder, clase, etnia, y género que alimentan con sus ideologías y políticas. En las películas vemos las consecuencias reales que generan estas políticas en las identidades de las personas; en nuestro pasado, en nuestro presente y en el futuro que estamos construyendo; en la manera que tenemos de relacionarnos, entre personas, entre estados; en la manera que tenemos de relacionarnos con la tierra, con el uso de los recursos naturales.

No podría decir en ninguno de los dos casos el libro me gustó más. Creo que el libro y la película generan experiencias diferentes y complementarias, y en el caso de La doctrina del shock y Los condenados de la tierra, ambas son necesarias para saber qué estamos haciendo con nuestro tiempo, con este mundo.

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