En esta oportunidad Cecilia nos trae una entrevista a Sabrina/Santiago sobre la construcción de su identidad, su postura gender fluid y sus cambios en el proceso.
La lucha feminista y de las diferentes minorías LGBTTIQ está en marcha. Se hace cada vez más evidente pensar que no hay sólo dos formas binarias de vivir la vida sino que cada une de nosotres puede representar algo distinto, algo único. La identidad es una construcción permanente y dinámica. Por eso este mes me di el lujo de entrevistar a SaSa, une compañere de lucha, colega y representante del gender fluid que le escapa a los roles heteropatriarcales y que nos enseña a ser libres con nosotres mismes. A veces el cambio hacia reconocernos como realmente nos sentimos y no por lo que «debamos ser» es empoderarnos y darnos la posibilidad de ser más y más felices con nuestra libertad.
Proyecto Kahlo: ¿Quién es SaSa, qué te define, cuáles son tus pasiones o intereses?
SaSa: Se me hace un poco difícil definir taxativamente quién es SaSa, como si el ser-SaSa fuera una categoría estática y ahistórica. Creo, más bien en pensar en una suerte de devenir SaSa, en tanto Sabrina y Santiago como identidades autopercibidas, un devenir que siempre estuvo, aunque se fue gestando en la praxis cotidiana, en los discursos, en el mismo cuerpo.
No hay elementos de base, para mí, que definan mi identidad. Sí, creo, por el contrario, que hay una toma de posición política muy clara en mi vida cotidiana en cuanto al binarismo heteronormativo: la del cuestionamiento y la de la negación. Vivimos en un mundo que, a priori, se cree heterosexual. Las imágenes que se despliegan, los enunciados que se escuchan tienen anclados en sí un fuerte carácter normalizador y disciplinador en cuanto a la gestión del cuerpo y las identidades. A un cuerpo X debe corresponderle una identidad X y un tipo de comportamiento X. Quienes no nos adaptamos pagamos el precio de quedar fuera del sistema, pero también adquirimos la capacidad de verle las grietas y de ponerlo en jaque.
Lo de las pasiones e intereses sí puedo contestarte sin tanto preámbulo: amo estudiar, investigar, enseñar (o compartir lo que he aprendido en estos años, mejor dicho), tocar la batería, manejar y pasar el día en algún lugar cerca del agua, por ejemplo.
Proyecto Kahlo: ¿Cómo fue tu proceso personal para llegar a ser gender fluid? ¿Fue una construcción consciente o un proceso que te resultó natural?
SaSa: Honestamente, creo que viví mi vida entera fluyendo, ya que nunca me sentí ni muy mujer ni muy varón, siempre en la línea de la androginia. No creo en “lo natural”. En ese sentido, me acerco mucho a la posición que leí en el libro Teoría de los cuerpos agujereados de Marta Segarra, donde dice que la naturaleza es un contrato social. Estoy segure de que el devenir fluide fue la síntesis de una construcción consciente, de una pulsión inconsciente y de una deconstrucción permanente.
No fue gratuito el paso por el colegio, sobre todo en la escuela primaria, donde me tocó sufrir de violencia verbal por parte de mis compañeros varones cis, situación que hoy puedo leer como un signo de la dominación patriarcal que se nos impone en el inconsciente colectivo desde que nacemos. La satisfacción llegó de la mano de la expresión verbal y física de mi autopercepción. Poder decir “Soy Sabrina” o “Soy Santiago” libremente vino acompañado del alivio y del empoderamiento.
Proyecto Kahlo: ¿En base a qué creés que se construye la identidad de una persona?
SaSa: Creo que las identidades se construyen sobre la base de los actos performativos que las definen. Pienso que la identidad se construye (y se deconstruye) constantemente sobre la base de las performances que construyen un entramado de tecnologías que nos hacen ser reconocides por une otre como quienes somos.
Pero la performance de género no se sostiene pura y exclusivamente por una lógica discursiva sino también por un modo de habitar les cuerpes, en tanto ficción somato-política. Considerar les cuerpes como campos de batallas sobre les que se imprimen enunciados, modos de ir-siendo, expectativas, etc., no responde solo a una praxis discursiva sino también a una toma de posición política y una toma del espacio público que haga tambalear las estructuras del “deber ser” históricamente constituidas.
En mi caso personal, definirme como gender fluid es, de algún modo, decirle al sistema que no existen ficciones binarias ni modos preestablecidos de habitar les cuerpes, ni un deber-ser-heterocisnormativo. La disidencia es, en cierto punto, una suerte de línea de fuga deleuziana.
Proyecto Kahlo: ¿Se relaciona para vos este proceso con la idea de autoestima? ¿Cómo?
SaSa: No solo con la de autoestima sino también con la idea del empoderamiento. Empoderar a alguien es darle la voz cuando creía que no la tenía; es habilitarle la palabra para que pueda decir “soy, existo, tengo presencia”. Permitirme ser Sabrina y Santiago me devuelve ese poder que yo creía, desde muy chique, que no tenía porque pensaba que lo que me pasaba estaba mal, que lo que sentía estaba mal.
Mirar al mundo a los ojos y decirle: “soy una persona no binaria” también me permite ver la cantidad de discursos que se arman sobre la base del “esto o aquello” y poder deconstruirlos o resignificarlos lo más críticamente que pueda, para desarmar el juego de verdad que la historia ha sabido construir alrededor de ellos.
Proyecto Kahlo: ¿Entendés tu identidad como algo dinámico?
SaSa: Creo que les seres humanes vivimos en permanente transformación, de modo que sería muy reduccionista de mi parte pensar que mi identidad no pueda llegar a modificarse. Hoy me siento cómode siendo fluíde; mañana, tal vez decida la transición, o tal vez prefiera quedarme así. De algo sí estoy segure y es que mi lucha política viene de la mano de las diferentes formas de la expresión de las disidencias.
Proyecto Kahlo: ¿Cómo creés que tu identidad se construye de modo individual y de modo colectivo?
SaSa: Creo que mi identidad es la síntesis de procesos inconscientes, discursivos, decisiones políticas, modos de habitar(me), modos de ser reconocide por le otre, de ser nombrade, de ser interpelade por le otre; una otredad que también me constituye. Sin embargo, no creo que el devenir gender fluid responda a un fenómeno como algo nuevo que irrumpe y se pone de moda. Yo siempre me sentí así y creo que, al igual que yo, muches identidades también lo viven o lo vivieron igual. Yo soy Sabrina y Santiago Testa y para mí está bien así.
Sí me identifico con las minorías sexuales, mi lucha política está allí. Pero no solo pienso en las minorías sexuales en términos de la comunidad LGBTTTIQ sino también en las mujeres, travestis, chicas y chicos trans, víctimas de la violencia patriarcal, que no contamos con un sistema legal que nos dé visibilidad y nos empodere. La invisibilización te convierte, automáticamente, en minoría, porque no formás parte de la agenda política de un Estado que, al mismo tiempo, se dice defensor de tus derechos. Y minorías, entonces, hay varias: clases subalternas que viven en la indigencia, inmigrantes, personas en situación de calle. Todes les que estamos desposeídes, de un modo u otro, del amparo del Estado somos minoría.
Proyecto Kahlo: ¿Creés que los géneros diversos, el gender fluid son actos políticos? ¿Cómo?
SaSa: Todo acto es político, per se. Pienso que el poder hablar de diversidad de géneros es, en sí, un acto político, con toda la potencia que posee. Hay voces que tradicionalmente han sido acalladas pero que pujan por salir a la luz, por la visibilidad. La existencia de la diversidad y su visibilización a través de las marchas, por ejemplo, fue fundamental para la obtención de derechos que históricamente nos han sido negados a les que formamos parte del colectivo LGBTTTIQ (Ley de Identidad de Género, Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Cupo Laboral Trans). Por lo que estoy convencide de que la existencia y la puesta en discurso de la diversidad de géneros es un acto político que viene a poner en primer plano que las verdades absolutas no son tales y que, así como existen identidades que pueden derrumbar un binario, también existe algo llamado conciencia de clase que puede siempre resignificar el debate por las formas de repartición del capital.
Proyecto Kahlo: ¿Cómo es ser gender fluid en ámbitos con estructuras todavía patriarcales y heteronormativas (la escuela, la familia, la vía pública)?
SaSa: De chicx viví situaciones de discriminación. Ahora, de adulte, suele pasarme que, cuando entro a un baño público, cualquiera que sea, siempre me miran con cara de extrañeza. En el baño de “mujeres” es peor porque ahí hasta me dicen cosas del estilo “te equivocaste de baño”, “¿qué hace este chico acá?”, “hay un hombre en el baño”. La mayoría de las veces me río, pero por dentro, esa sensación de no tener lugar y de qué fácil se resolvería estableciendo baños mixtos me es inevitable. Sin embargo, también soy consciente de que para que existan baños mixtos y todes podamos entrar tranquiles, primero, debe educarse en contra de la cultura de la violación, algo que todavía nos falta como sociedad. Una deuda que tenemos con todas las víctimas de femicidios, travesticidios, transfemicidios y todas las formas de homolesbotransfobia existentes.
En ese punto, puedo decir que devenir gender fluid en lugares como la escuela es todo un desafío para la ruptura de esquemas de pensamiento binarios, clasificantes y normalizantes. Poder plantearlo en el aula, donde quizás haya muches identidades como la de une, poder pararse en la calle y responder de igual manera a un “buenas tardes, señor” o “buenas tardes, señora” y aclarar que no te sentís ni totalmente uno ni otra contribuye, creo, a la construcción de una sociedad inclusiva en la que les disidentes no seamos vistos como “el otro amenazante”, “les rares”, sino como subjetividades con voz propia que han decidido construirse y deconstruirse sin preocuparse por un sistema que, históricamente, fue pensado para cumplir con determinados modelos y cánones, tanto de belleza como de orientación sexual, como de identidades y roles de género, etc.
Proyecto Kahlo: ¿Qué valor tiene para vos ser docente y ser gender fluid?
SaSa: La docencia es aquello que elegí por vocación, por decisión, por lo que también me constituye. Creo que todo el tiempo se pueden romper estructuras desde el momento en el que te cuestionás la práctica docente. En lo personal, trato de no dar nada por sentado y de ver qué ocurre en el interior de cada aula, que no es la misma de un día para otro, aunque les estudiantes sean les mismes. En eso, hay algo del devenir gender fluid y del devenir áulico que se parece: siempre se está en permanente cambio.
Hace poco, une estudiante me quería hacer pasar primere al aula, bajo el argumento de “las damas primero”. Yo me reí y le dije: “por eso, dale, pasá vos”. Le estudiante me responde: “pero yo tengo pito, soy varón”. Le retruqué : “¿y hace falta tener pito para ser varón?”. Ahí intervino otre estudiante que respondió: “es cierto, no necesitás pito para ser varón”. Estoy convencide de que ese pequeño diálogo funcionó como una acción micropolítica que sirvió para que a ese estudiante atravesade por el discurso del binario se le haya instalado, al menos el interrogante de si la biología es destino o si el destino lo construye y lo deconstruye une, en el día a día. Y anécdotas como esas tengo varias, lo que me genera una enorme satisfacción personal.
Proyecto Kahlo: ¿Qué le dirías a alguien que no sabe cómo o no se anima a construir su identidad como lo hiciste vos?
SaSa: Le diría muchas cosas que se podrían resumir en lo siguiente: “Amige, mandá a la mierda todos los discursos políticamente correctos y dejate fluir, que vas a ver qué bien se siente”. Disidencia para todes, y a tomar por culo.
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