Núria nos trae una entrevista con Luciana Fars, artista que con su obra, EL OTRO, nos habla de la intersección de vidas diversas.
pensar o privilégio
EL OTRO trata sobre intersección de vidas. Les individues, cada cual con su condición, viven experiencias ora similares, ora muy distintas. Tales distinciones definen sus papeles dentro de la sociedad y pueden ser determinantes para algunos grupos identitarios que, a veces sin saberlo, sean dominantes en detrimento de otros que son invisibilizados. La intención del proyecto es proporcionar, a partir de relatos y retratos, la oportunidad de reflexionar sobre la complejidad de vivencias que compartimos e identificar los obstáculos y los beneficios experimentados en nuestra vida.
1. ¿Quién es Luciana Fars?
Soy Luciana Fars, nacida en Brasil (1991) y activista visual. Vivir en sociedad me ha hecho reflexionar acerca de mi propia identidad como mujer, blanca, de clase media, suramericana, brasileña y bisexual. Pienso que la imagen posibilita reflexiones que implican cuestiones políticas y afectivas de las etiquetas que se nos imponen. Actualmente mi enfoque está en la comprensión de los papeles sociales que puedo asumir yo y los sujetos con los cuales me relaciono.
2. ¿Cómo reacciona la gente cuando conoce tu proyecto “El otro”?
La mayoría de la gente se queda bastante sorprendida por la manera sencilla del proyecto de hablar sobre una cuestión tan compleja. Está bien porque el proyecto se mueve entre los círculos más privilegiados: festivales de fotografía, escuelas privadas y universidades, y es justo allí donde quiero llegar. Pues las personas que no tienen privilegios están conscientes de que no los tienen, pero en la mayoría de los casos no tienen voz. Los privilegiados son los que no tienen conciencia de su privilegio y tienen poder, incluso para atraer la atención del habla. Un hombre escucha a otro hombre con mucho más interés y credibilidad que a una mujer y lo mismo pasa entre los blancos, payos y sus semejantes. La intención del proyecto es, en alguna medida, promover este primer paso. El siguiente desafío es mostrar a la gente que solamente reconocer el privilegio no es suficiente para luchar contra el patriarcado, el racismo, la homofobia, la gordofobia, el colonialismo, la xenofobia, y finalmente, la desigualdad social. Estoy bastante convencida de que no es posible luchar en contra de todo eso sin antes reconocer en qué medida reproducimos estos discursos. Es mirar adentro.
3. ¿Que significa ser mujer joven en tu país?
Esta es una buena pregunta. No lo sé. Puedo decir qué es ser una mujer joven, blanca, de clase media. Es tener miedo a salir a la calle y sufrir algún tipo de violencia, es convivir con muchísimos casos de violación en su propio círculo social, es convivir con una constante reglamentación de tu cuerpo y comportamiento y con el patriarcado en el ámbito familiar, profesional y educativo. De igual modo, también es tener muchos privilegios: tener más calidad de vida, acceder a determinados lugares y posiciones donde la gente es todavía bastante homogénea, o sea, aunque la cosa haya cambiado mucho en los últimos años, no hay tanta diversidad como la idealizamos y la desigualdad social, que camina junto con el racismo, sigue siendo el problema más significativo, desde mi punto de vista. Y esto lo sé, soy consciente de ello por comparación, porque convivo y me entero de la vida y los problemas de mis compañeras, racializadas y/o empobrecidas.
4. ¿Y en España? ¿cómo fue tu vivencia como mujer artista migrante latinoamericana?
He aprendido mucho. Antes de irme a España, mi producción estaba totalmente enfocada en la estética fotográfica, el metalenguaje, la materialidad de la imagen, el existencialismo. Está claro que no he dejado de tener en cuenta estos aspectos que son muy importantes. Pero vivir en Europa me ha hecho reflexionar mucho sobre mi papel social. Yo no era capaz de ver belleza en la arquitectura, en el paisaje europeo, en el arte que consumimos en los libros y en las limpias calles de las bellas ciudades europeas que todo el mundo admira y sueña visitar, sin pensar también cuál ha sido y sigue siendo el costo para el resto del mundo. Entonces empecé a estudiar bastante sobre la colonización, la historia y sus consecuencias, así que me di cuenta de que mi propia identidad ha sido constituida bajo esta condición.
5. Me contabas un día que tu piel blanca y tus rasgos te podían hacer pasar por española y que en los controles de documentación policiales no te paraban nunca, pero a otras personas conocidas si. ¿Cómo vivías este privilegio?
Pues yo lo disfrutaba aunque siempre sentía miedo a ser pillada. Mi documentación siempre estuvo irregular por toda la burocracia que tenemos que enfrentar, incluso con la estancia por estudios. Pero como decías, nunca me han atrapado. Es como decía, el siguiente desafío del proyecto es saber qué hacemos con nuestros privilegios. Yo tengo algunas sugerencias: hablar sobre ellos, identificar cuándo reproducimos los prejuicios, dejar de hacerlo, intentar ponerse en el lugar “del otre”, tener empatía y valorizar el sentimiento compartido por las minorías. Finalmente, yo creo que reconocer el privilegio te enseña a escuchar y entender que este proceso es histórico, constante e infinito, y que estamos muy lejos de una situación ideal. Todavía y cada vez más tenemos fronteras, tenemos guerras, tenemos violencia y desigualdad social. Es, finalmente, asumir la responsabilidad sin culpa e intentar cambiarlo siempre y cuando sea posible.
6. ¿Qué significado tiene para ti la palabra “panchita”?
Yo sé que en España «panchito» es una manera peyorativa de referirse a les latinoamericanes, principalmente a les que tienen rasgos nativos de aquí. A mi lo que me ha pasado fue que al ser mujer brasileña, los hombres solían decir “oh, a mi me gustan las mujeres brasileñas”. Pero esta conversación solo existía después de empezar a hablar porque reconocían mi acento o cuando me preguntaban de dónde era.
7. ¿Has vivido en otros países de manera diferente esas opresiones?
Yo no he estado tanto tiempo en otros países a punto de profundizar las relaciones y tener una experiencia. Como decíamos, mis rasgos me hacen pasar por europea y siendo así no hay barreras, aunque mi pasaporte, mi acento y mis documentos no digan lo mismo y esto sí afecte directamente en las oportunidades que he tenido.
¡Muchas gracias Luciana! Este año ha sido seleccionada en PhotoEspaña así que tendremos oportunidad de ver su trabajo en Madrid. Si no os queréis perder nada visitar: @seuprivilegio www.lucianafars.com
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