Quiero una sociedad feminista, sí; pero no a cualquier precio. Quiero que nos apoyemos, que nos queramos; en definitiva: Quiero un feminismo sororo.
De un tiempo a esta parte he decidido darme un pequeño descanso de las redes sociales. Eliminé mi Facebook, entro a Twitter sólo para mirar algunas noticias y subo alguna que otra foto a Instagram de vez en cuando. Una de las razones es que me quitaba mucho tiempo y me hacía sentir infeliz. Pero hay otra razón muy poderosa para haber tomado esta decisión.
Sigo a muchas páginas y cuentas que hablan sobre feminismo. Muchas tienen opiniones muy dispares entre sí y, evidentemente, a veces estoy de acuerdo con unas y otras veces con otras. Lo que empezó a dolerme en el alma fue ver las discusiones que cada día se producían entre feministas en las redes sociales.
A veces, al presenciar esas luchas, me pregunto si se nos ha olvidado quién es el verdadero enemigo. Yo lo tengo claro: es el patriarcado. Me niego a que esto se convierta en una batalla entre mujeres. Creo que esto nos hace un flaco favor y perpetúa el mito que dice que las mujeres nos tratamos mal entre nosotras.
En la vida real, fuera de las redes, en las mujeres que me rodean sólo encuentro sororidad. Podemos tener nuestras diferencias, sí, pero siempre las debatimos desde el respeto y el cariño que nos profesamos y sin perder de vista nuestra lucha en común. Me parece muy tóxico y peligroso el discurso que se produce en internet, la mercantilización paulatina que se está llevando a cabo con la lucha despojándola de su sentido, los insultos, las humillaciones… He llegado a ver cosas muy fuertes.
Creo que la inmediatez de las redes es muy buena para movilizar pero que se pierde la reflexión necesaria en asuntos serios. Hay temas muy espinosos que el feminismo debe abordar con urgencia: la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler… Y, como en todo tema difícil, habrá opiniones muy dispares. Lo que no puede pasar nunca es que perdamos el respeto y las formas.
Sé que es difícil mantenerse en calma cuando un tema nos toca de lleno; pero no creo que sea nada constructivo pelearnos entre nosotras. Mientras tanto, el machismo campa a sus anchas y se sienta a comer unas palomitas mientras nos despellejamos entre nosotras.
Por eso, para el futuro quiero un feminismo sororo, que escuche, que reflexione en profundidad y que sea capaz de debatir desde la calma. Quiero poder volver a las redes sociales para construir caminos en común que nos lleven a seguir conquistando derechos yendo de la mano. Quiero que no se instrumentalice una lucha que ha costado tanto esfuerzo, lágrimas y muertas. Quiero que nos encontremos en las calles y en las asambleas luchando por lo que es nuestro.
Y, sobre todo, quiero que dejemos de pelearnos entre nosotras para pelear contra ese monstruo grande y fuerte que es esta sociedad machista y capitalista.
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