Una Frida nos hace este canto al deseo y nos invita a dejarnos fluir, a permitirnos y a escogernos.
Deseo, una palabra que se hace portavoz de nuestros más intrínsecos intereses, y que se desarrolla desde que aprendemos a discernir. Luego vienen a interferir las expectativas de lo que la sociedad (familia-escuela-comunidad) estipula como lo indicado acorde a nuestra edad, género, raza y demás factores.
Entonces comenzamos a convencernos de que de acuerdo a ello las cosas que deseamos no son las correctas. Y a pesar de que todes les seres humanes poseemos este instinto primario de satisfacción personal decidimos ignorarlo reprimiéndonos y dejándolo pasar, para convertirnos en el reflejo de lo que otres desean y así sin más, lo abandonamos. Ya sea por la sociedad moralista en la que vivimos o por nuestros propios miedos, que no son más que el reflejo de la misma.
Y qué hermoso se siente cuando desarrollamos la capacidad de comprender que esos deseos, que ‘nos pertenecen’, y que no afectarán a otres, pueden llegar a materializarse si nos escuchamos, si les cedemos el espacio que merecen en nuestras vidas, y si les aceptamos desde la naturaleza de lo que son. Esta actitud reivindicará nuestra libertad emocional y por ende nos hará sentir empoderadas, permitiéndonos descubrirnos y al fin, volver a creer en nosotras mismas.
A ti, que te sientes identificada y sabes que ser tú, sin justificaciones, es la reivindicación de tu existencia, y a ti, que quieres teñirte el pelo de azul, mandar todo al carrizo e irte de viaje por un año, cambiar de carrera, trabajo, novia, novio, amigues, tener una experiencia sexual diferente, escribir un libro, tener hijes o no, ser vegana, ser feminista, no olvides que te tocará enfrentarte a la ruindad pero la valentía de reconectarte con lo que ‘te pertenece’ y hacer tus deseos realidad será lo más loable que podrás hacer por ti jamás.
Y que a pesar de la dificultad que se encuentra en bailar al ritmo que marcan esos deseos, de dejarse llevar y fluir, te invito a que hagas el esfuerzo de escucharte, y escogerte. Mi deseo es que tus deseos se realicen.
Everlyn Nacero, 30 años.
Venezolana de origen, radicada en Montreal (Canadá)
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