“No te metas, no es tu problema”

Película Sufragistas 2015
Fotograma de la película Sufragistas (Sarah Gavron, 2015)

¿Cuántas veces hemos oído esa frase?, ¿cuántas veces hemos omitido el sufrimiento ajeno por no meternos en un lío o simplemente por no complicarnos? Básicamente, ¿cuántas veces no hemos luchado por lo que en el fondo sabemos que habría sido lo justo?

El dolor

El dolor no deja impasible a nadie, es universal y a veces nos toca tan de cerca, creando tal agujero de angustia en nuestro estómago, que es entonces cuando pensamos “¿por qué la gente es tan inhumana?”, “¿cómo se puede pasar junto al dolor haciendo caso omiso o sin ayudar en NADA, pudiendo hacerlo?” e incluso “¿cómo quien no hace nada por ayudar es capaz de entorpecer además a quienes sí que me están ayudando?”

Y entonces lo vemos, o no:

La humanidad es malvada cuando no nos ayuda a nosotres, pero nos parece normal no ayudar cuando “no es mi problema”. Resulta interesante cómo diferenciamos eso que nos tiene que preocupar de aquello que no. Esa línea invisible entre que no es mi problema que se comercialice con mujeres en todo el mundo, pero sí lo es que a mi vecina le hagan daño porque la conozco. El dónde está esa línea entre lo que debemos o no debemos socorrer.  Llegado este punto, siento decir que esa humanidad que consideramos malvada, no es un ente ajeno, la humanidad eres tú, soy yo, y tu padre, y tu madre, y tu vecino, y tu hijo o hija, es tu pareja… La humanidad la configuramos cada une de nosotres. Esta línea ilusoria, se trata desde luego, de una coraza lógica para sobrevivir: pensad en la agonía de vivir si todo nos preocupara de todas las personas, sería imposible… Hasta ahí de acuerdo.

Película Sufragistas

Sin embargo,  la película Sufragistas, me suscita pensar en si no existen causas dignas de ser luchadas, a pesar de no ser directamente nuestro problema. La película trata del debate interno de una mujer que ha de decidir entre su familia y lo que considera una lucha justa. Pero, ¿por qué alguien debe elegir entre algo así?, ¿por qué se le tiene que impedir luchar por lo justo solo por el qué dirán? Y, ¿cuántas veces nosotres mismes decidimos no luchar en una causa por el qué dirán? ¿Lo hacemos? ¿Nos convertimos en parte del problema sólo por eso?

Y entonces caí: puede que no ayudemos porque pensemos que no tenemos ningún tipo de control sobre ello y además, nos sabemos juzgados y juzgadas de antemano por el simple hecho de hacer algo. «Si ayudo, sé que puede darse castigo social hacia mí, siempre habrá quien me critique por ello» y, además, pienso que mi aportación sería tan inútil o que estoy tan lejos de poder conseguir algo, que ni lo intento.

La ayuda

Si esto es así, si estás leyéndome y éste es el principal motivo de apatía, te diré mi conclusión en todo esto: para la persona que sufre, la ayuda recibida JAMÁS será en vano. JAMÁS. Lo que para quien ayuda es un simple gesto, puede ser el gesto que inicie una auténtica revolución en quien lo recibe; lo que para ti es algo insignificante, puede hacer que alguien piense que ya no se encuentra en soledad y puede hasta salvarle la vida; ese detalle que pensaste que no era nada, puede iniciar todo un movimiento en post de la justicia; tu pequeño gesto puede cambiarlo TODO en el mundo de alguien. Porque a veces un pequeño gesto denota esperanza y la esperanza es la más dura de las semillas. Y quizás te critiquen, pero siento decirte que si no es por esto, te criticarán por otra cosa y al menos tú podrás decir que has hecho algo por este mundo.

Que conste que no pido ni espero grandes héroes o heroínas, no se trata de eso este texto. Entiendo esa coraza lógica creada en un mundo de sufrimiento.

Pequeños gestos

Este texto trata sobre buscar lo justo en quien está a tu lado o al menos, sobre no entorpecer, sobre ceder el paso a quien lucha. Se trata de buscar pequeños gestos dentro de nuestra línea de preocupación, de sonreír a quien se siente solo, de poner la mano en el hombro a quien llora, de preguntar “¿qué te pasa?”, de ayudar a una madre que vemos que no puede con una situación, de dar un abrazo o de decir que no a algo que sabemos que hace daño a otras personas. Ni más, NI MENOS. Se trata de potenciar detalles que si cada cual tuviera el valor de admitir como propios, podría convertir el mundo en el que vivimos en algo que a día de hoy es aún, tristemente, utópico y que algún día, podría dejar de serlo gracias a tu detalle. Porque quizás, el mundo que nos rodea sí puede que sea nuestro problema.

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