Los besos, ¿hay algo mejor? Los hay de todos los tipos, gustos y sabores: vainí, chocolá, tuttifrú, dosgú…
De aperitivo tenemos los primeros besos de nuestra vida, que son como dejar a un pulpo hacernos un masaje. Empiezan por picos inocentes, tiernos, inseguros y van pasando al concurso de a ver quién abre más la boca y quién la tiene más larga… la lengua, me refiero. Son esos besos que cuando terminan parece que hayas comido sandía, que te inundan en babas y que, después de ellos, te preguntas «¿por qué dan tanto bombo a algo así?».
Luego llegan los besos más controlados, a ver, ¡que una ya tiene experiencia y sabe controlar el exceso de lengua! Empiezan los juegos con los labios, los recorridos sinuosos con la lengua, los besos cargados de hormonas que te ponen a 1000 en 5, 4, 3, 2, 1… ¡wow!
También los hay tímidos, que empiezan con sutileza como aquel que «pasaba por aquí» y luego, poco a poco, van creciendo y, cuando parecen que se van a soltar, vuelven al principio.
Están también los besos de enamorados con un «te quiero» o cualquier halago entre uno y otro y, entre ellos, está el archiconocido te comía a besos, aquellos que es empezar y no puedes parar. Ya sabéis, cuando haces pop ya no hay stop.
Luego están los besos de «te voy a robar el alma». Afortunadamente no he sufrido de estos pero la experiencia de mi entorno me los ha descubierto. Son aquellos besos que intentan llegar más al interior, que casi te ahogan, que no te dejan respirar y que parece que su lengua intente averiguar qué es lo que tomaste a la hora de comer. En serio, no es necesario.
Claro que también tenemos los odontobesos. Normalmente los que los dan no sé si terminarán siendo dentistas pero, claramente, tienen una obsesión por los dientes. Pasan la lengua por ellos una y otra vez y tú no sabes si dar un mordisco o preguntarle si tienes alguna caries.
Y hablando de dientes, ¿qué me decís del duelo de titanes? Ese momento en el que estás tan muak muak muak que de pronto «¡clinch!» choque de paletos y denteraaa… Porque da igual si esa persona te gusta un poco, mucho o es lo más para ti, ese choque siempre va a dar grimita.
Como sugerencias en la carta tenemos los besos robados. De estos hay dos tipos:
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De primer plato tenemos los «perdona, pero esto no es lo que yo he pedido«, los no deseados, ese momento en el que se te lanza alguien, te pilla sin previo aviso, la cobra no llega a tiempo y ¡zas! te lo dió. Una auténtica violación de tu intimidad que hace que inmediatamente se dibujen llamas en tus pupilas y preguntes con voz grave «¿pero qué te crees que haces?».
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De segundo plato tenemos la especialidad de la casa, los deseados. En esta ocasión todo sucede como con los anteriores besos pero con la excepción de que estos sí que los agradeces, los esperabas, los deseabas. Y, a veces, hasta piensas «¡ya era hora!».
También están los besos boquita de piñón. No sé si sois de ellos o los habéis visto alguna vez, pero la verdad es que verlos tiene su gracia, aunque yo siempre termino pensando: «¡Bah! ¡Déjate llevar de una vez!». Estos son los que se besan únicamente con picos, muy juntitos, muy seguiditos, sin que nadie abra los labios no vaya a ser que se escape el aire.
Una modalidad de éstos serían los que Almodóvar llamaría besos manchegos que son picos pero que hacen perfectamente el sonido de muak, como los de las abuelas. Glup…
¿Y los besos vampíricos? Primero un poco de besos, juegos con la lengua y ¡chan-chan! ¡Chan-chan! Mordisquillo en el labio cual vampirillo. Pueden estar muy bien siempre y cuando recordemos que es el labio de alguien, no un filete. Pero estad atentas ¡que no siempre se dan por la noche!
Para las románticas tenemos los besos de película que son un clásico, juntando los labios en un único beso y permanecer ahí inertes, quietas… hasta que alguien os grabe en blanco y negro y salga «The End» sobreimpresionado en pantalla.
Pero de postre tenemos LOS BESOS, los que no tienen un «pero», los que te encantan, los que te divierten, los que te transmiten, los que te llevan al paraíso. Espero que vuestra vida esté cargada de ellos.
Os mando un beso… 😉
Marta G.
19 Comentarios
ME ENCANTO EL ARTICULO. FELICITACIONES POR LA PAGINA. ME ENCANTA. BESOS DESDE COLOMBIA :*
gracias!! muchos besos desde España! 🙂
Qué bueno lo de: vainí, chocolá … jaja, es de un show de los Morancos de los años 90, verdad?
jajajaja pues puede ser! es lo típico que se te queda en la cabeza y ya ni asocias de donde salió 🙂 si es que…que bien se quedan las tontunas, eh? un beso! 🙂
me encantó, una delicia, chicas
gracias Liliana! 🙂
Ingenioso el darles un nombre, a cada beso, a cada tipo… Los besos, si deseados, siempre gustan =)
si es que son de lo mejorcito y los tenemos olvidados…a practicarlos! 🙂
Qué de recuerdos y de ganas de ver a alguien al leer este artículo! jajaja
jajajajja ya nos contarás si le ves….y si le besas! 😛
Pues yo no voy a dejar de reconocer que me ha encantado el artículo, y sí, no me da reparo en decir que he sufrido alguna vez ese choque de dientes como los coches de la feria, y si en esos salen chispas de la electricidad que los mueve, aquí saltan del repelús que da. Aunque he de decir que la confianza mutua ha hecho que enseguida apareciera la risa…,entre dientes..
Un besín, Lady Marta!
Gracias Tomultum!! 😀
Muy divertido. Me gusto. Una observación: se escribe «a ver quien abre mas la boca», no «haber quien…»
madre mia!!! con lo que soy yo para esas cosas! muchísimas gracias por el aviso y perdón por el daño a los ojos 🙂 un beso!
Gracias por haberme hecho pasar un ratito ameno con tú artículo!! Me identifico con algunos de esos besos… 😉
gracias a ti! 🙂
Muy bueno !!! Me encantan los besosss. Os invito a visitar mi pagina
Jajaja, me ha encantado! Si es que hay tantos tipos de besos…uno por cada persona! Un beso para ti también!! 🙂
hola muy bueno el articulo y divertido!! felicidades