Histéricas, volátiles, exageradas… Las que montan el numerito y a las que les dicen «Pero mujer, no te pongas así».
Eso de que las mujeres estamos locas lo tenemos interiorizado todas. Sí, incluso nosotras. Reconocemos que lloramos más que ellos, o que puede que seamos más viscerales a la hora de enfadarnos. Y digo «reconocemos» porque claro, eso es malísimo.
En mi opinión, las causas por las que nos autodenominamos «locas» son varias.
En primer lugar, siempre hemos oído a los demás referirse a las mujeres en esos términos. Hasta hace relativamente poco tiempo, la explicación a la mayoría de los problemas de salud de las mujeres era una «enfermedad» llamada «histeria». Esta «enfermedad» nos provocaba llanto, desvanecimientos, ataques de nervios, insomnio o problemas de ansiedad. Vamos, que dejábamos de ser «señoras decentes» y empezábamos a dar problemas. Me pregunto si la nula atención al placer sexual femenino, la reclusión a la vida en el hogar o la falta de expectativas no tendrían algo que ver con estos síntomas…
Muchas de estas mujeres fueron tristemente sometidas a la cliterodectomía bajo la creencia de que curaba la histeria, la depresión, la afición a la masturbación o el lesbianismo. Esta práctica continuó practicándose en países como los Estados Unidos y Reino Unido hasta bien entrado el siglo XX.
Ya en plenos años 90 del siglo pasado, era vox populi que, en determinado momento de nuestro ciclo menstrual, las mujeres nos volvíamos locas. Recuerdo como si fuera ayer un capítulo de Blossom en el que le venía la regla por primera vez. El resto de su familia (todos chicos) estaba espantado con el nuevo carácter de la otrora dulce hija menor. Hasta que comprendieron la razón de tan súbito cambio: ¡le había venido la regla! Ahora todo encajaba.
Esa línea de pensamiento («Estará con la regla») nos ha acompañado hasta el día de hoy, y algunas aún hemos tenido la gran fortuna de escuchar cómo nos preguntan si tenemos la menstruación cuando decimos basta a una situación que nos incomoda, o cuando nos cabreamos con algun(a) impertinente.
Que se dan cambios hormonales en nuestros cuerpos a lo largo de todo el ciclo menstrual es algo que ya todas sabemos, pero tal y como dice Erika en El Camino Rubí:
«Podríamos alimentar el discurso de que esta sensibilidad propia de la progesterona es la que nos hace volátiles y débiles. Que en realidad estamos defectuosas y que, bueno, hemos de aguantarnos con el cuerpo que nos ha tocado, en lugar de comprender que en estas fases en las que la progesterona está en su apogeo (especialmente la fase premenstrual) somos capaces de sentir sin filtro alguno las injusticias que seguimos viviendo en función de nuestro sexo y nuestro género. En esta sociedad, poco o nada se valoran estos estados mentales y anímicos. Nuestra cultura se basa en el desprestigio al cuerpo femenino y se alimenta de la fiebre del odio al cuerpo que muchas mujeres hemos padecido. […] Las hormonas y el comportamiento se influyen bidireccionalmente y es imposible desgranar quién influye a quién.»
Y si lloramos con una peli o -peor me lo pones- con un anuncio, entonces es que llevamos el cartel de «hormonal perdía» colgado en la frente. Chicos, si os enseñaron que llorar es de maricas o que emocionarse y mostrar afectos -especialmente entre hombres- está totalmente fuera de lugar, lo sentimos muchísimo y os acompañamos en el sentimiento, pero no es nuestra culpa. No le deis la vuelta a la tortilla y nos hagáis parecer unas sensiblonas o unas histéricas porque nos expresamos libremente.
A mí me costó muchisísimo aceptar esto, porque lo cierto es que soy de lágrima muy fácil, pero llegó un punto en el que dejé de avergonzarme por que se me saltaran las lágrimas cuando un jefe me echaba la bronca o cuando alguien se reía de mí. Ahora sé que se puede llorar y sentir rabia y fortaleza a la vez y, si vosotros/as solo veis debilidad, es vuestro problema. Así os pillaré desprevenidos/as cuando decida vengarme, muahahaha.
El caso es que estoy harta de que, cuando nuestro jefe se cabrea y nos grita, le llamemos déspota y explotador, mientras que cuando nuestra jefa hace lo mismo comentemos que «se puso histérica».
Harta también de que cuando un chico coge su mochila y se da la vuelta al mundo haciendo autoestop, sea un valiente y un aventurero intrépido, mientras que si lo hace una chica, le pregunten «¿Y no te da miedo?» y piensen que está un poco loca.
Harta de que excusemos nuestros «Hasta-aquí-he-llegado» con posteriores «Perdona por lo de antes, es que estoy un poco loca hoy, me tiene que venir la regla». Si hemos puesto los puntos sobre las íes hace 10 minutos, sería por algo. Y si no, también. ¿O es que no podemos estar de mal humor?
Yo me reservo el derecho a estar loca. ¿Y tú?
Mines
16 Comentarios
Chicas, reservaos vuestro derecho de enrabietaros con lo k queráis! Me paece estupendo, pero no lo pagueis con el resto del mundo!!!
Ante todos los comentarios sufridos en propias carnes incluído el de «intensa» por no decirme «excesiva» colgué una frase dedicada a todos y todas aquellos y aquellas que se han asustado ante mi «tremendo» carácter.
«GRACIAS AMIG@S, SIN VUESTRAS APRECIACIONES NO PODRÍA HABERME REB/VELADO»… y me quedé como Diosa..
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Lo que escribí se deriva que en México un mural colgando a una mujer mientras está encadena es parte del patrimonio de una la universidad Autónoma de la Ciudad de México… no pude poner el link de la noticia, que dice dan valor cultural a mural contra Orozco
dato curioso: histeria viene de útero porque en latín «hístera» significa útero
yo me acabo de enterar de está información y me ha parecido curiosa, a lo mejor vosotras ya lo sabias.
Estimados todas y todas, desde mi punto de vista esto no debe de quedar sólo como anécdota en las redes sociales, he escrito a CONAPRED, Comisión de Derechos Humanos del Df y Nacional, al diputado Ordoñez, al diputado Granados, a Mancera, etc, es decir a todos los que considero deben estar conscientes del acto de violencia que se ejerce no sólo contra la Dra. Orozco, sino contra las mujeres y todos aquellos que no piensen como ellos, los paristas, que a golpes e insultos se hicieron de esta universidad. He escrito en las páginas de facebook de quienes mencioné, incluso a organismos internacionales (por ello ya me pusieron como si fuera SPAM).
Denuncio por todas las mujeres (este grupo ha incitado incluso que golpeen con pasteles, como si fuera una broma, golpear a hombres y mujeres que no apoyaron su paro). Denuncio por el derecho a pensar diferente a este y a otros grupos porque así está plasmado en la Constitución Mexicana y en tratados internacionales que nuestro país ha firmado. Sé que con ello pongo en riesgo mi integridad, la de mi familia y mi trabajo, pero como ser humano que escogió como profesión el ser profesora universitaria me es imposible callar. Me han empujado la puerta de mi salón por no permitirles entrar a los paristas mientras doy clases (haciendo uso de mi libertad de cátedra); he tenido que soportar burlas verbales por negarme a aceptar propaganda de este grupo dentro de las instalaciones de la universidad. Para mí sería fácil callarme, pero ¿declino a mi deber para con la educación, con los jóvenes, con la ciencia y con el derecho a la pluralidad en una universidad? ¿Abandonó los ideales por los que miles de profesores universitarios han dejado sus vidas en las aulas? ¿Renunció a la lucha de millones de mujeres para que dejemos de ser violentadas? ¿Cómo puedo ser parte de un espacio en donde hay imágenes en donde se cuelga a un ser humano y se le encadena mientras le toman fotos y ello sea parte del patrimonio de una universidad? ¿En dónde están todos y todas las profesoras de universidades ante esta imagen fascista, violenta y que va en contra de los mínimos principios de la libertad de opinar diferente, de los derechos humanos y la lucha en contra de la violencia? Por eso y más hoy levanto mi voz como mujer, doctora y profesora investigadora.
En esta sociedad nos empujan al sonríe y continua como filosofía de vida. Tenemos que reeducar a las mujeres (sí, primero nosotras) para no ser tan «malas» con las congéneres. Empezar con frases como «si está así, es porque algo le han hecho».
Respecto a nuestro ciclo. Es VITAL recuperar nuestro ritmo. En el momento que usas tu ciclo hormonal a tu favor, se acaba la histeria y los dramas porque estás premenstrual. Sobre todo, si tu pareja comprende tus cambios y te ayuda a sacarlos partido.
Ser mujer es maravilloso si nos alejamos de esa parte enfermiza de la sociedad que odia nuestra libertad.
Pues yo no me soporto. Nosotras tenemos que cargar con la mierda de las hormonas, y ellos con la testosterona, que los hace unos cafres. La naturaleza es así, así que no me lo pintes bonito, porque no lo es. Lo que nos difetencia de los animales es actuar con la cabeza, y controlar instintos y hormonas y llorar por una gilipollez me saca más de mis casillas.
Hola, Yomisma!!
Gracias por comentar. Me recuerdas mucho a mí misma hace unos años 🙂 Tienes razón en que a veces nuestras hormonas nos hacen llorar por cosas que ni nos molestarían cualquier otro día del cliclo. De hecho, lo menciono en el texto, no era mi intención pintar una imagen irreal.
Pero la diferencia es que a mí ya no me molesta tanto. Es decir, que ya no lo veo como algo malo. Llorar no es malo. Libera tensiones, relaja, te hace consciente de que algo no va bien. Si nunca lloras, ¿cómo vas a saber cuándo estás contenta? 😉
Lo que quiero decir con esto es que la sociedad suele regir lo que es bueno o malo según cualidades típicamente masculinas. Es decir: lo bueno es ser fuerte, no llorar nunca, no mostrar debilidad. Las características propias de la mujer siempre han sido denostadas. No hay que ser sensible, ni intuitiva (eso es de brujas) ni compasiva (eso es de debiluchas).
Creo firmemente que, cuando lloro por el anuncio de turrones de navidad cuando estoy premenstrual, estoy llorando por el anuncio y por algo más. Y ahora intento descubrir qué es ese algo, escucho a mi cuerpo cuando me da señales de que algo no va bien, de que algo me tiene triste por ahí dentro. Y la verdad, desde que lo hago me va mucho mejor.
Un abrazo grande!
Muy buen post y página en general…. aquí, una servidora qe se siente muy identificada con el proyecto kahlo. Yo soy muy joven y aun tengo muchas ideas desordenadas y conceptos introducidos por embudo en mi jodido cerebro absorvente. Escribir, leer y leeros me ayuda mucho a conocerme a mí misma mejor, aunque pueda sonar raro jajajaja Gracias por esto y mucho apoyo!!!
Bueno si bien es cierto que nos desajustamos unos días antes y durante la regla no siempre es locura. Pero si existe un desorden hormonal-mental llamado sindrome premenstrual esquizoide el cual he padecido desde mi primera regla. Siempre la mar de bien hasta que unos días antes PUFF!! todo el mundo se me venia abajo o me ponía muy triste o me ponía exageradamente amargada. Después de unos anticonceptivos se me regulo ademas que por ahí leí que en nuestro periodo estamos llenas de energía y que si la energía no crea, destruye. Pero solo porque yo sufrí de ese trastorno no hay que ir mutilando física o psicologicamente a todo el genero.
Muy bueno, que agusto me he quedado leyendolo, ya es hora que alguien ponga las cartas sobre la mesa, ya esta bien de tanto manipularnos y hacernos sentir ciudadanas de segunda. Felicidades, felicidades de verdad, de corazón, de un corazón que no se si esta loco, pero que si asi fuera daria gracias todos los dias por mi vendita locura.
Excelente y directo. Tengo 50 años y ya he pasado la menopausia. Estoy repasada de rosca en cuanto a viejos verdes, amigos de mis padres, profesores, compañeros, jefes, parejas, etc… Sinceramente creo que estoy en la mejor edad que he tenido. Me encantan mis cambios hormonales, mis cambios de humor y mis lágrimas. Me encanta tener caderas y tetas. Y sabiduría, y templanza, y seguridad…… Hace tiempo que decidí vivir mi vida como me venga en gana. No daño a nadie con éso, y ahora que lo entiendo, se me abre el universo de par en par. Gracias.
Me parece sinceramente inspirador, Yaiza. ¿Podrías aconsejarlo a mi madre? jejejeeje Un abrazo!
Muy weno! un discurso postfeminismo 😉
Pero al menos a mi (no se si a todas) los días antes de que me llegue la «R» si me pongo mas sentimental que de costumbre, y no es malo, ni negativo, ni tampoco me hace sentir en desventaja en relación a los machos… Me gustan estas diferencias que nos hacen sentir mas sensibles, mas perceptivas.
LA DIFFÉRANCE nos hace ser únicas y amo eso.
Además de los argumentos tan bien expuestos, creo que quedan algunas razones por las que estamos “locas” crecemos pensando que nuestra intuición esta desviada… lo explico con un ejemplo que me resulta más sencillo: Entras a la adolescencia empujada por los cambios de tu cuerpo y más temprano que tarde te encuentras de frente con el primer “piropo” dedicado a tu delicada persona, si bien el verso callejero te despierta, rabia, asco, deseos de venganza… a medida que vas comentando lo que te ha pasado, descubres que las personas te dicen que está bien, que te lo han dicho porque eres bonita, que no hay nada de malo con que te griten que quieren perforarte hasta las orejas… en fin! Que el discurso es tan contrario a lo que hemos sentido que llegamos a la conclusión de que estamos locas y que nuestra intuición no funciona, y así con un montón de situaciones “normales” que nos llevan a vivir bajo dos esquemas opuestos, lo que sentimos, intuimos, pensamos y lo que las personas de nuestro entorno nos dice que está bien.
Un fuerte abrazo!