El revés de la cordura

La locura sigue siendo considerada un estigma para aquellos llamados locos y locas. Pero hay proyectos que luchan para que nuestra concepción sobre ella cambie.

En primer lugar me gustaría brindar este espacio en homenaje al grupo de personas que conforman Radio Nikosia, por darnos la oportunidad de conocer más de cerca a la desconocida locura. Desde aquí queremos visibilizar su proyecto que este año ha cumplido su décimo aniversario.
A ellos y al resto de personas que se sientan aludidas pido perdón por la ausencia en este pequeño espacio de los discursos de aquellos universos particulares que se me escapan, ya que desde mi osada ignorancia y desconocimiento me he permitido unirme a la lucha y rebelión contra el estigma de la locura como enfermedad mental poniendo de manifiesto algunos conceptos extraídos del discurso de antropólogos, psicólogos, pensadores y sobre todo de locas y locos, que están ocultos en el reverso de la cordura.

¿Qué es la locura?

• La locura es un estado que cada actor social interpreta de distinta manera.

• La locura no existe, llamamos locura a lo que le pasa a la gente que sueña despierta.

• La locura es un estado de posesión.

• La locura es una experiencia de sufrimiento construido socialmente según las expectativas de la sociedad.

• La locura es aquello que da miedo porque se aleja y desacata la “norma” social.

• La locura es un trastorno psiquiátrico, que tratado de modo individual, oculta los desfavorables factores sociales del grupo que lo sufre.

• La locura es un problema social interiorizado.

• La locura es lo otro, lo indeseable.

• La locura es un camino hecho por el sufrimiento

• La locura no se puede describir con prejuicios sin interesarnos por su contextos, historias reales, causas reales.

• La locura es la razón de uno, siendo la razón, la locura de todos.

• La locura es lo diferente.

• La locura es pasión.

Tantas formas de entender esta locura se alejan de la simple exclusión a la que acostumbra nuestro sistema, heredero de una historia en la que ha sido vista como el comportamiento desviado frente a la norma establecida y acatada, única y verdadera. Desvíos que eran asociados con peligrosidad social y por lo tanto exigían la segregación de los anormales. Estigma que aún hoy en día pervive entre nosotros y ante el que nos rebelamos.

Además, esta norma establecida que garantiza la cohesión social utiliza la enfermedad mental como velo que esconde las diferencias sociales. De este modo los problemas sociales son interiorizados agravando la posibilidad de sufrir enfermedades mentales, aspecto que se hace evidente en cuanto a las diferencias de género, pues según la OMS: la depresión unipolar, que, según las predicciones, será la segunda causa de carga de discapacidad mundial en 2020, es dos veces más común entre las mujeres.

A día de hoy es importante saber que nuestro propio sistema individualista de occidente es creador de enfermedades mentales y una de cada cuatro personas tendrá alguna crisis a lo largo de su vida. Pero además, este sistema es una barrera para la curación; pues en el tercer mundo, sin medicación, se curan dos de cada tres personas diagnosticadas, y en occidente sólo una de cada tres, ya que la principal cura es la inclusión, la escucha, el apoyo mutuo y el sentimiento de comunidad.

Sin más dilación, prefiero darle la voz a este grupo de personas que han compartido el camino de la locura y que gracias a su proyecto han logrado una mayor autonomía, consciencia y responsabilidad sobre sus propias vidas, algo que todos deseamos. Experimentan la curación a partir del diálogo y la relación pues como ellos dicen la relación nos cura.