«Nómbrame para saber que me llamas». Una lectora reflexiona sobre el lenguaje inclusivo.
Cuando oímos:
«Los niños están en el patio, jugando al fútbol.»
Nos imaginamos a niños en el patio, jugando al fútbol.
Pero, ¿dónde están las niñas? Las niñas también juegan al fútbol en el patio.
Lo que no se nombra no existe.
No tenemos ninguna duda de que el hombre inventó el fuego. La mujer mientras, estaría tejiendo mantas, cuidando a la descendencia o decorando la cueva. Claro queda que fue un hombre quien inventó el fuego, no una mujer.
Lo que no se nombra no existe.
Lo divertido es cojonudo. Lo aburrido es un coñazo.
Si buscamos en la RAE la definición de maestra, encontraremos que algunas de sus definiciones son: «Mujer del maestro», «cosa que instruye o enseña», «mujer que enseña a las niñas en una escuela o colegio». Entre las definiciones de maestro, están las siguientes: «cirujano», «compositor de música», «Hombre que tenía el grado mayor en filosofía, conferido por una universidad». Por supuesto, ninguna de ellas dice que maestro sea marido de la maestra (tal vez las maestras no se casen con maridos…).
¿Qué preferimos ser?
hombre público o mujer pública
gobernante o gobernanta
zorro o zorra
pariente o parienta
individuo o individua
Yo prefiero ser una mujer pública, gobernanta y zorra. Pero a pesar de ello, veo claramente la carga negativa y la infravaloración de «lo femenino».
Nómbrame para saber que me llamas.
Dime que me quieres, para sentirme querida.
Porque lo que no se nombra no existe.
Miriam
1 Comentario
Muy bueno!!! me gusto muchisimo, saludos 🙂