Las novedades, los comienzos, el salir de nuestra zona de confort, a veces nos da un poco de miedo; pero regresar lo relacionamos con la seguridad, lo conocido… ¿o no?
En la vida cambiamos día a día casi sin darnos cuenta, pero hay algunos cambios, que por la manera tan repentina en la que ocurren o por la profundidad del cambio, nos marcan. Para mí volver del año de intercambio universitario que viví en Guadalajara (México) ha sido uno de los cambios más grandes y difíciles a los que me he enfrentado hasta ahora.
Fue la primera vez que estaba tan lejos de mi entorno, que compartía piso con personas que no fueran de mi familia, que viajé sola, que pude ver un cielo sin luna totalmente estrellado, que monté a caballo en el bosque, que me tiré desde 17 metros de cascada, que conocía las tradiciones e idiomas indígenas, que estudiaba en una universidad tan grande, que los mariachis me cantaban en mi cumpleaños, que me sentía tan radiante, etc. Durante ese año hubo muchas primeras veces y todas fueron increíbles. Estaba tan feliz y emocionada de estar viviendo todo eso, que me lo tomaba todo con una sonrisa y con ganas de disfrutar de cada instante. Fue un año increíble, un sueño hecho realidad.
Dejé de lado todos los miedos que tenía: el miedo a que me juzgaran, el miedo a defraudar, el miedo a no ser perfecta, a no tener todo controlado, y me dejé llevar. Me atreví a ser yo misma. Me sentía libre y feliz haciendo lo que más me gustaba (y me sigue gustando): viajar, aprender y conocer a nuevas personas.
Fue el mejor año por todas estas cosas y por muchas más que se quedan en mis recuerdos.
Lo que iba a ser un feliz reencuentro con mi vida anterior al intercambio en julio de 2008, fue un comienzo durísimo. Después de vivir tanto en tan poco tiempo, de conocer lugares y personas tan diferentes, de conocerme mejor a mí misma, de abrir los ojos al inmenso mundo que está allá fuera, lejos del regazo de mis padres, fue duro regresar. No por las increíbles personas que me han acompañado en este duro y enriquecedor comienzo de regreso a casa, sino por mí misma. No me hallaba en casa, en Donostia, con la familia, la gente de siempre. Y además, me sentía fatal, porque estaba haciendo daño a mi familia y a la gente que me quería. Yo quería estar feliz de volver, de tener cerca todo aquello que eché de menos durante el tiempo en el extranjero, pero no podía. Tenía ganas de empezar mi camino cerca de la familia, pero mi cabeza y mi corazón seguían en Guadalajara, recordando cada vivencia, lugar y persona que habían conformado esa maravillosa aventura y que me habían llenado de risas, conocimiento y libertad. No sentía que mi casa fuera mi lugar y eso me desconcertaba y enfadaba.
En un año fuera de mi ciudad, de mi país y mi continente, había cambiado. No veía las cosas como antes, no tenía las mismas prioridades, ni los mismos objetivos. Todo lo que antes de irme tenía tan claro, ahora era una tormenta perfecta. No sabía cómo asimilar tantos cambios. Por eso, desde entonces, intento no hacer muchos planes a largo plazo.
Hasta ese momento, había asociado el comienzo con algo nuevo, y esta vez, para mí, el comienzo más difícil fue regresar, empezar de nuevo una vida en el lugar de siempre, con la misma gente, pero con un “yo” muy diferente que no sabía cómo encajar. Un comienzo difícil, pero necesario.
En este vídeo sobre «El síndrome del eterno viajero», se resumen muchos pensamientos y sensaciones que tengo desde que comencé a viajar. Esas vivencias que te hacen sentir bien fuera de tu zona de confort, que te hacen cambiar para ya nunca volver a ser la misma.
México es mucho más que las playas de Cancún, el tequila y lo mariachis. Para mí México también es mi segunda casa, Guadalajara, el DF, el Iteso (la universidad), salir de la zona de confort, las y los amigos, los tacos, las noches de salsa en la Mutua, las aguas de sabores, los mercaditos, las tortas ahogadas, el sol, las cantinas, las puestas de sol de La Llorona, las grandes ciudades llenas de historias, las increíbles ruinas arqueológicas, el pulque, las Tecate, los mexicanismos, los viajes, las obras de teatro en el Degollado, el Día de Muertos en Janitzio, las calacas y mucho más. Y, que conste, que cambio el tequila por el mezcal y los mariachis por la música norteña.
Os cuento mi comienzo desde un sueño que tuve la oportunidad de vivir gracias al esfuerzo de mi familia y a la gente tan increíble que tuve la suerte de conocer en mi aventura mexicana; es decir, no fue una obligación el tener que irme, sino, un deseo realizado.
Pero, por desgracia, durante los últimos años estamos viviendo una fuga de cerebros. Muchas personas han tenido que irse a otros países a trabajar para poder sacar su vida adelante. Fridas y Kahlos que estéis viviendo o hayáis vivido esta situación, ¿cómo os habéis sentido? ¿Qué os ha obligado a tener que tomar esa decisión?
Para terminar, quería recordar y mandarles buenísimas energías a las que fueron compañeras y compañero de depa, de viajes y de confidencias durante ese año. A todas las personas que tuve la suerte de conocer. Gracias por ser como sois. Y, ¡cómo no! Agradecer a mi familia, amigos y amigas que han estado y siguen estando en mi vida, y que me apoyaron en esos momentos de cambio.
El regreso ha sido el principio de una forma de ver la vida y la sociedad diferente. Un camino largo y duro, pero, por fin puedo decir que me siento en mi hogar.
Ilazki
13 Comentarios
Ilazky!! te mando un abrazote fuerte desde acá México. y solo queria decirte que eres una persona muy valiente al reconocer que el apoyo fue desde tus origenes y eso mismo te hizo apreciar como lo apreciaste el haber vivido por aqui!!
y me encanto lo del mezcal y la musica norteña! jajaja
un beso linda!
Ana Paula, linda! Gracias! Te mando un beso!
Hola, me encantó tu texto.
Todo las cosas que describes que conociste en México, son geniales, y me identifico porque soy de Guadalajara, Jalisco. Además también me identifico con la situación que mencionas, y lo duro que son los nuevos comienzos, pues estoy por egresar de la universidad en donde estudio, y es fuera de la ciudad. Por ahora me encuentro ambivalente, pues no se si regresar » a lo conocido» con la familia y las personas que extraño, o seguir con mi vida, experimentando y conociendo todo «por primera vez».
Considero que es difícil tomar una decisión así cuando tu corazón esta divido entre esas dos opciones, pero también es cierto que nadie nos dará la respuesta certera, de qué es mejor que hagamos en una situación como esta.
Bueno, ni siquiera sé si dejé claro lo que quería decirte.
En fin, me gusto.
¡Saludos!
Aupa Ilazki! Gracias por tu articulo y gracias por hacerme sentir tan bien. He vivido un año en Inglaterra y la verdad que la vuelta ha sido muy dura, como dices he vivido muchos cambios y el hecho de haberte descubierto sin interaccion de nada ni nadie ha hecho que te conozcas TAL Y COMO ERES. Que sano es, y que duro al mismo tiempo, aun asi lo mejor que podemos hacer es alegrarnos por la oportunidad de saber quien somos y que queremos, hemos tenido. un abrazo y animo!
Muchas gracias a ti Lu! Un abrazo enorme! 😉
Me está pasando lo mismo, tal vez no de forma tan drástica, porque el país donde yo estaba es mi país vecino Brasil. Pero en definitiva me hacen falta sus sabores, sus colores, su gente, su idioma. Regresar ha sido difícil, y no he conseguido adaptarme por completo. Este artículo me ha dado muchos ánimo y valor. Mi sueño es seguir viajando y estoy trabajando en eso. Gracias por compartir tu experiencia.
Gracias a ti Carolina! 😉 Me alegra que el artículo de haya dado fuerza… A mí me ha costado escribirlo, son muchos sentimientos los que se me atragantan al hablar de esto, pero ha valido la pena. Sigue con tus sueños! Abrazo fuerte! 😉
Hey Ilazki, que buen articulo, sabes que por acá en México siempre tendrás un lugar a donde llegar, se les extraña también bastante, estoy seguro que estos años nos han dado para aprender muchísimo. Animo y a encontrarnos en esos camino, un gran abrazo desde México.
Ratatuil!!! Cuánto tiempo sin saber de ti! Espero que estés de lo mejor. Otro abrazo de regreso!
Ilazki… ez dago sentimenduak adierazteko hitz hobeagorik. eta ez dago hitzik orain dudan txotxola aurpegia deskribatzeko ere. Zenbat momentu, zenbat bizipen, eta zenbat ikasi genuen! Inoiz ez dut sentitu mexikoko bizitzarengatik dudan bezalako nostalgiarik. zein zoriontsu ginen! eta zuk esan bezala… bueltan bakoitzaren tokia aurkitzea ez da erraza… baina eskerrak, zurekin han aldatutako lagunak dauden, noizbehinka elkarrkein amets egiteko! Mila esker zurekin ikasten uzteagatik!
Polita!!! Milesker hitz polit hauengatik… Ze zoriontsu ginan, ezta? Libre, mundu irensteko gogoz! 😉 Amets egiten jarrai dezagun elkarrekin! Muxu potolo pila rumi! 😉 😉 <3
Eskerrik asko Ilazki por compartir tu experiencia y hacerme ver que no soy la única que siente lo mismo que tú. Todo el mundo habla de lo bonito que es viajar pero nadie te cuenta lo dura que es la vuelta. Porque vuelves a «lo «conocido», a «lo de siempre», pero tu ya no eres la misma, ni tampoco el lugar que dejaste atrás. He vuelto hace un mes de un largo viaje por Centroamérica (que comenzó y acabó en México, por cierto) y has expresado de manera certera cómo me siento yo ahora. Pero también gracias a tus palabras sé que es necesario y normal pasar por ese período y que acabaré por encontrar mi camino aquí también, o donde quiera que vaya a buscarlo 🙂
Su, qué bueno que el artículo te haya servido para sentir que no eres la única extraña a la que le pasa eso.. Espero que encuentres tu lugar, sea donde sea, pero que estés feliz contigo misma. Un abrazo y gracias!