La Ley Micaela no nos traerá de vuelta a Micaela García pero sí nos acercará a una sociedad más responsable. Tomamos su ejemplo de lucha para avisorarla.
La desesperación y la angustia que una mujer normalmente siente al convivir con un hombre violento (sea su pareja, su padre, un familiar cercano o un vecino) en este contexto de encierro y aislamiento social se potencian. Se intensifican. Se vuelven aterradoras.