En Latinoamérica, numerosos movimientos sociales han ayudado a construir un mundo de identidades que no caben ya en la definición unívoca de país o nación y que tienen que ver con lazos históricos, tradiciones y realidades tan particulares y fabulosas que suelen perderse en el común del mundo occidentalizado, pero que nunca desaparecen.
«El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos. La patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos.» – Subcomandante Marcos
Muchas veces construida de manera individual y tantas otras de manera colectiva, la identidad es lo que nos marca, nos completa, nos hace quienes somos y quienes no somos. Hoy elegimos hacer que en estas líneas aparezcan las historias de las mujeres que construyen su identidad revolucionaria, campesina y rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), aquel que en México sigue luchando desde las sombras por un territorio más igualitario y digno para la población trabajadora. ¿Qué sabemos sobre este fenómeno social, político y cultural del que los medios alguna vez hablaron para referirse a un incógnito encapuchado que subido a su caballo planteaba una reforma agraria en el interior de México?
Surgido al calor del neoliberalismo que se había propagado por toda Latinoamérica, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional aparece en Chiapas en 1994 y plantea desde entonces hasta el día de hoy cambios profundos en una nación desigual, que niega a la identidad indígena y rural hundiendo a los campesinos en tremendas miserias. La identidad de los zapatistas (nombre inspirado a su vez en aquel gran Emiliano Zapata que casi noventa años antes había revolucionado las tierras campesinas mexicanas para luego ser traicionado por las clases políticas) es sin duda uno de sus fuertes porque no ha sido construida desde afuera, ni impuesta, ni forzada. Es lo que esos hombres, mujeres y niños desearon que sea, con sus historias, sus entornos, sus puños cerrados, sus colores y sus miradas.
Sin embargo, lo que transforma a este movimiento en un fenómeno interesante es el lugar que desde el principio se le dio a las mujeres. Las mujeres zapatistas no están atrás de los hombres zapatistas, están a su lado. En los primeros tiempos de su creación, ya el EZLN contaba con una Ley Revolucionaria de Mujeres, elaborada y construida con el aporte de todas las mujeres de las diferentes comunidades que componen al movimiento. En esta ley se detallan los derechos de participación, trabajo digno, educación, respeto e igualdad para todas las mujeres y jóvenes, algo novedoso si comparamos con otras expresiones revolucionarias históricas o incluso partidos políticos democráticos y burgueses en los cuales la participación y el cupo femenino siguen siendo reducidos.
Las mujeres zapatistas no son mujeres como cualquier otra mujer occidental, son todas únicas e iguales al mismo tiempo. Son quienes deciden su rumbo, son las que guían al movimiento con su sensibilidad y forma particular de ver el mundo en el que viven. Estas mujeres campesinas, trabajadoras, luchadoras y revolucionarias dedican sus vidas enteras a combatir la desigualdad, el capitalismo y la identidad occidental impuesta en Latinoamérica desde los grandes centros económicos mundiales. Son ellas quienes nos sirven de ejemplo para decirnos que la lucha puede ser grande o pequeña, puede avanzar o retroceder para volver a avanzar, pero siempre deberá construirse en torno a la identidad más espontánea e intrínseca de cada uno y cada una de sus miembros en conjunto.
1 Comentario
Aquí en México, al gobierno le molesta que la gente desee la igualdad, tanto así, que los feminicidios en el Estado de México siguen, niñas de 13, 14, 15, 16 años, siguen apareciendo, pero el gobierno no hace nada, no dice nada. La ya más obvia cadena de prostitución entre gobernadores, senadores, diputados, solo maquillan la verdad; movimientos de mujeres que han pedido igualdad, mujeres amenazadas; el movimiento Zapatista ha sido de los movimientos que llevan más años, pero tristemente, pocos mexicanos, simpatizan con su pensamiento. El gobierno, la policía y el ejercito, están matando a los estudiantes y a mujeres, estamos hartos!!!! hartos!!!