Este mes Mónica nos habla de su pelo, de la importancia que ha tenido, y sigue teniendo, a la hora de reconocerse frente al espejo y frente a la sociedad.
Voy a hablar de mi pelo. Puede parecer banal y frívolo, pero considero que lo personal es político y que, además, el pelo es una parte importante de nuestro aspecto; vivimos en una sociedad en la que gran parte del reconocimiento que se nos otorga proviene de la imagen que proyectamos. Así que sí, el pelo importa políticamente.
Hace 9 años decidí raparme la cabeza. Hace dos, decidí dejarme crecer el pelo. Grave error. No lo hice, además, por convicción propia o motivación interna, sino dejándome llevar por lo que ciertas personas pensaban de mí, o queriéndome convertir en la imagen que se habían formado sobre mí. Me convertí, así, en alguien que no era.
Me encantaba mi cabeza rapada al uno. «Peladilla», me llamaba Bárbara. Al contrario que a Sansón, llevar el pelo tan corto me daba fuerzas. Me sentía una outsider, una runaway de lo que se esperaba de una mujer de mi edad.
Un día, muy joven, muy al principio de mi peladez, vi un documental llamado «Pelonas» que contaba la historia de las mujeres republicanas que habían sido humilladas al cortarles el pelo al cero en cárceles franquistas. Ese día lo vi claro: aparte de ser extremadamente cómodo, mi no-pelo era toda una declaración de intenciones. Pensaba resignificar positivamente lo que se había considerado una humillación, un castigo. Llevaba con orgullo el significado político de mi calvicie. Peladilla en alto siempre.
Después de 7 años de orgullo calvo, (me convencieron de que) me había cansado de llevar el pelo tan corto. Empecé a dejármelo crecer en un doloroso proceso (anti)identitario que ha durado dos años. Aparte del horror de lo que Aran llama «el momento coliflor», mi transformación capilar fue unida con otras muchas. Ya dejé de sentirme una runaway de mi género: el pelo vino acompañado, paulatinamente y casi sin darme cuenta, de vestidos de colores, maquillaje, depilación de cejas y todo un set de cosas consideradas socialmente como femeninas.
En esta misma revista Mines ha relatado su experiencia de contarse el pelo. Ella, al verse con ese pelo tan corto, sintió la necesidad repentina de reforzarse como chica y se puso el vestido más mono que encontró. Para mí, ha sido justamente todo lo contrario: conforme crecía mi pelo, me iba convirtiendo en un ser cada vez más socialmente femenino. Tenía cada vez más la necesidad de ser leída y reconocida como una chica. Y lo he odiado.
Hace dos semanas, justamente después de haber decidido relatar mi experiencia de crecimiento de melena, me corté el pelo de nuevo. Mucho. Pensé en hacerlo poco a poco; no sé por qué, me resistía a abandonar un proyecto que me había costado tanto esfuerzo, a pesar de ser consciente de que el esfuerzo había sido cansino y poco satisfactorio. Finalmente, melena a la porra. Pelo corto, muy corto. Ha sido la única buena decisión que he tomado últimamente.
Mi cabeza redonda ha vuelto, y lo vivo como una recuperación identitaria, no sólo como un cambio de look. Me da igual si me queda bien o mal, mejor o peor que el pelo largo; me queda ajustado a la imagen que yo tengo de mí misma. Hasta ahora, durante este último año, no me reconocía en el espejo. Y no es una exageración: esa cosa con pelo que me devolvía la mirada por las mañanas no era yo. No pensaba que iba a ser tan importante, pero ha resultado serlo. Ahora, me miro y casi vuelvo a ser la peladilla de siempre (¡todo llegará, me volveré a rapar!).
Así que eso, después de este experimento estético-político he llegado a una firme conclusión: ¡no pienso volver a dejarme crecer el pelo!
17 Comentarios
En lo personal, no creo que la cabellera marque un estilo o te haga más fuerte o débil… Pero estoy de acuerdo con algunos comentarios; por la manera en que llevamos nuestro cabello muchas veces somos juzgadas, en mi caso, siempre he mantenido una melena negra alborotada (o como muchos dirían, despeina) y unas cuantas dreads… El caso es que actualmente no importa si llevas el cabello corto o largo, te juzgan como «más o menos mujer» por tu apariencia por si cuidas o no tu cabello, tu ropa, tu andar… esto va más allá de una melena corta o larga… es mucho más que el que dirán o el que pensarán… es sobre lo que somos, sobre como nos sentimos, yo amo mi cabello tal cual, me da energía, fuerza, me hace sentir que soy yo, una leona, la nena de la melena, la que jamás se peina, la de cabello más rebelde que ella… esa soy yo, así me siento yo, como si mi cabello largo y enredado fueran la mejor conexión con mi naturaleza, con la matria, con la tierra viva…
No veo cómo tener la cabeza rapada puede ser símbolo de algo, quien quiera tener la cabeza rapada o pelo largo que lo tenga, es la libertad que se supone desea la mujer que se siente presa de los convencionalismos, acusar a la sociedad por tener pautas, es inútil, tdas las sociedades las tienen y las tendrán porque no tener pauta es una pauta, así que los humanos estamos presos de todo lo que se sea una costumbre, a menos que un mes se rapen la cabeza y otro mes no, pero aún así es una pauta. A mi me encanta mi cabello, y me dedico a cuidarlo, me lo dejo crecer y a veces me canso y me lo corto, pero siempre lo cuido, me parece un atributo físico que hay que cuidar, y no porque me lo digan sino porque me gusta.
Pues yo tuve una buena rancha que me rapaba el pelo, la verdad que era la leche, el pelo rapau me hacia sentirme yo misma, rebelde ante todo. Por causas de entrevistas de trabajo, me tuve que ir dejando el pelo largo y cambiarme todos los pendientes, ce la vie pero esta las que decis que es una tlnteria este post, yo estoy deacuerdisimo, con el pelo corto yo me senti yo misma, me tacharon de lesbiana hasta mi madre ahora por dejar el pelo largo… Me dice ya eres una chica. Penoso pero cierto. En cuanto tenga trabajo estable hay que me vuelvo a rapar!!
Dicen que las malas vibras se quedan en el cabello, o al menos eso hice y me liberé.
Si el pelo largo es símbolo de feminidad excesiva o yo qué carajo sé qué intenta decir la autora… Por esa regla de tres, el pelo corto es pertenecer a una identidad creada por la sociedad igualmente. El pelo crece porque es un proceso natural. Te cortas el pelo. Menos champú. Menos tiempo de secado. Más tiempo para vivir. Punto y final.
Mi caso, como el de muchas otras, el cabello siempre ha sido un trauma de odio-amor, de niña fui la muñequita de mamá: me ponía vestidos pomposos, mallitas de encaje, bolsos, broches, diademas, zapatitos de charol y se esmeró para que mi cabello llegara hasta la cadera, esto último fue todo un sufrimiento para mí, ya que para que ella pudiera peinarlo con facilidad, me veía obligada a dormir con el cabello amarrado (continuamente amanecía con dolor de cabeza), a la hora del baño, era todo un ritual lavarlo para que se enredara lo menos posible, y era un drama escarmenarlo, terminaba llorando. Llegada a los 11 años, tomé la radical decisión de cortarmelo yo misma de un tijeretazo, dejándolo a la altura de mi barbilla (mi madre lloró amargamente, pero se resigno a que había crecido su muñequita). Pensé que se había acabado ahí ese problema, pero no, comenzaba otro: como cortarlo, y fue todo un viacrusis por años y años de no encontrar el corte que reflejara quien soy hasta hace muy poco, que pude dar con un corte estilo despeinado (osado para muchas personas) que me encanta y que no pienso dejar en mucho, mucho, mucho tiempo.
Me sentí súper identificada con esta entrada. A los 13 años decidí cortarme el pelo a los hombros, mucha gente (especialmente dentro de mi familia) dijo cosas como que yo no me identificaba con mi sexualidad. Ahora a los 15 lo llevo aún más corto, y me hace sentir muy muy cómoda conmigo misma, mis problemas de autoestima y otras cosas simplemente desaparecieron, impresiona la manera en la que algo tan simple puede darle un cambio radical a las cosas. Un beso.
A mi me pasa lo contrario… de pequeña siempre me cortaban el pelo y lo vivía como una castración. En cuanto tuve poder de decisión (a los 10-11 años) me lo deje crecer y que no me lo corten más. Para mi significa libertad, orgullo, valor, fuerza, ese pelo largo algo enmarañado que me cae a la cintura.
No sé, si soy yo… pero acá de igual manera que en el resto de la sociedad, veo adoctrinamiento, distinto, pero adoctrinamiento al fin, me refiero al hecho de que ellos te dicen «como ser femenina» y acá: «cómo no ser femenina, yo, solo puedo decir… LIBERTAD
la verdad , una pelotudez la nota 😛
Pues a mi también me ha pasado algo muy parecido, no se; al cortarme el pelo siento que de alguna forma rompí con esa opresión que me decia que el cabello largo (y otras cosas) es lo que me identifica como mujer, entonces empecé a descubrir una feminidad diferente que va muchísimo mas allá de los estándares sociales, pude que suene dramático pero creo que me acerque a la libertad.
Todo radica desde la percepción que se tenga de si misma, al tener una auto imagen de como me veo y de como soy, el miedo al cambio aparece, yo he llevado mi cabello largo desde que entre a la universidad hace ya casi 4 años y me encanta, no me percibo de otra manera… Pero esas cosas me hacen pensar en lo distintas que somo las mujeres, cada una lleva un universo único que nos distingue la una de la otra y como preferimos llevar el cabello hace parte de eso.
A mi me ocurre algo muy parecido, hace un par de meses decidí cortar mi pelo muy corto, la mayor parte de él en realidad, dejé cierto lado un poco más largo para darme cierto estilo, desde que me lo corté me siento sumamente más cómoda conmigo misma, con la imagen que quiero proyectar. Muchas personas allegadas a mí hicieron comentarios poco agradables por mi cambio, y en algunos momentos hasta llegó a afectarme un poco. Pero nada de eso importa ya, me siento cómoda, segura, me siento más YO y eso lo vale.
Precioso artículo… Aunque a mi me pasa lo mismo, pero de forma contraria. Cuando dejo mi pelo largo me siento la mujer mas perfecta y femenina del mundo… Incluso si decido no peinarme o maquillarme.
Lo he llevado al rape, lo he llevado largo, no me siento ni mas ni menos mujer por ello ni proceso ha llevado dolor alguno tal vez alegría pues a veces lo dono. Ni he sentido presión social por nada es mas también me gusta ponerlo de colores, mi ropa es la que me gusta según el humor o lo que vaya a hacer. No digo que no existe la discriminación, el maltrato o todo lo demás similar, pero creo que ya esto es hilar muy fino y entrar en los campos de que tan felices estamos con nosotras mismas y que tan libres somos para elegir incluso nuestro peinado.
Tienes toda la razón. A veces me asombra la influencia tan grande que tienen los pelos. Esta sociedad se hunde…
¿Esta sociedad se hunde porque cuida el cabello? Qué absurdo, ya se hubiera hundido, el cabello se cuida desde tiempos inmemoriales.