Me obsesioné con tener un anillo de compromiso reluciente, pero mi historia no acabó como los cuentos de hadas… Acabó mejor.
Esta historia empieza con mi obsesión de llevar en mi mano un anillo de compromiso con un diamante reluciente y «femenino».
Fabián, (mi compañero, mi novio, mi marido…) sabe muy bien lo que ha sido eso. Al principio, empezó a rondar en mi cabeza el tema del matrimonio, entonces, mis amigas y yo, diseñamos en nuestras conversaciones delirantes cómo sería el vestido, qué música sonaría, dónde se realizaría…
Del mundo de los sueños, luego pasé a la etapa de la “comercialización” de la idea. Por tanto, tenía que convencer a Fabián de casarse conmigo, con tan mala suerte que no le sonó la flauta y el asunto se volvió cada vez más denso, al punto de convertirse en tema vetado en la relación.
Ahí surgió mi primera pregunta importante: ¿cómo creer en esta relación sin estar casada? La verdad, me quedé congelada, porque así parezca todo lo contrario desde afuera, mi esencia es totalmente similar a la de Susanita, la amiga de Mafalda que siempre está pensando en el esposo, los hijitos y la casita.
La pregunta me puso telúrica. ¿Cómo era posible que el hombre con quien mejor me la he llevado, mi coequipero, mi cómplice… no se quiera casar conmigo? La primera respuesta fue, casi sacada de una película: “eso demuestra que no se quiere comprometer”, o si no, tan pronto lo propuse, él habría salido corriendo a comprar “ese” anillo y a armar el matrimonio.
Pero no pasó así y tampoco sentía que el tema fuera la falta de amor y de compromiso, porque la evidencia contundente que da el compartir, dormir y aguantarme –en mis malos ratos- demostraban todo lo contrario. Entonces, opté por abandonar la idea y seguir la vida en pareja desde esta nueva perspectiva: sin matrimonio.
Pero por supuesto, mi obsesión por el dichoso anillo de compromiso seguía rondándome la cabeza y yo, continuaba probándome cuanto anillo veía en cada joyería, arrastrando a Fabián para ver si al vérmelo puesto, llegaba el hada del entusiasmo y él se animaba, pero nada…
Como ya Fabián estaba acostumbrado a que lo jalara a todas las joyerías, en esta ocasión para él no hubo ninguna novedad, pero para mí sí, porque había encontrado el anillo que me movió el corazón, tenía esa forma de los anillos de compromiso que tanto me seducen, coronado por una perla bellísima muy sencilla.
Me latió el corazón muy fuerte y por primera vez, no hice show, no traté deconvencerlo, no dije nada… Simplemente me lo medí, pregunté el precio y seguí como si nada esa tarde. Pero algo por dentro me latió y tuve la absoluta certeza de que NECESITABA tenerlo.
Dejé que la ansiedad se me bajara y empecé a diseñar un plan para seducir a Fabián con el fin de que me lo comprara, pero luego, ¿cómo iba a dármelo? Era necesario urdir un plan de compromiso… Pero ya estábamos comprometidos el uno con el otro hasta los huesos, entonces, ¿qué esperaba yo obtener de todo ese plan?
Lo mejor de todo es que el anillo me seguía llamado con voz propia y en uno de esos llamados, me llegó un mensaje clarísimo: ¡necesitaba comprometerme conmigo misma!
No lo podía creer… Era totalmente ridículo, era una disculpa mía para tener ese anillo, era un premio de consolación dármelo a mí misma, era renunciar al sueño del anillo entregado por Fabián, con la intención de “comprometernos formalmente”…
De todos modos, el tema me quedó sonando, porque desde hace rato, venía sintiendo que precisamente ESO era lo que le faltaba a mi vida. Un poco de entusiasmo y de compromiso conmigo misma no me vendría nada mal y al contrario, sería la oportunidad perfecta para sellar un acto de amor que venía aplazando desde hace muchos años.
Es indescriptible el miedo que sentí. Me iba a comprometer formalmente conmigo misma y no creía tener la férrea convicción de cumplirme, porque todo este tiempo solo había girado en la idea de recibir el anillo de manos de Fabián para comprometerme con él.
Por fin me puse sensata y me sorprendió la manera en que me había abandonado a mí misma. De repente, me sentí con muchas ganas de hacerlo, todo se estaba dando, iba a aprovechar un viaje que tenía al mar para hacerlo ahí, a la orilla del mar, tal como soñaba mi matrimonio.
Escribí mis votos a conciencia, sin comprometerme con más de lo que actualmente me puedo dar, con amor y con ilusión. Al día siguiente en un rinconcito del mar, a pleno rayo del sol, me leí en voz alta lo siguiente:
«Yo, Lisseth Adriana Ángel Valencia, me comprometo a:
Creer en mí, luchar cada día por ser feliz, optar siempre por mí y por mi bienestar, sacudirme las telarañas cada vez que sea necesario […] Tomarme, amarme, perdonarme y vivir una vida maravillosa…»
No lo podía creer… Esa perla en mi mano fue el mejor regalo que me pude dar en este momento de mi vida. Dije: “Sí, acepto” y al ponérmelo me sentí orgullosa de mí y de mi manera de estar actualmente en la vida. Le pedí mucha fuerza al Universo para poder cumplirme y sobre todo, a partir de ese momento, realmente me sentí lista para poder comprometerme con otro y con las tareas de la vida.
Muchas veces olvidé mis propias necesidades y sueños, y olvidé echarle agua a mi bello jardín interior. Qué bonito comprometerme ahora con la ardua tarea de cultivar, regar, abonar y vigilar todas esas flores de mi jardín… Por eso, hoy invito a todos a que le den una revisada a su jardín y desde hoy, empiecen a pasar más tiempo allí. Se van a sorprender…
Lisseth Ángel Valencia (38), Bogotá (Colombia)
Artículo originalmente publicado en http://taconesylabiosrojos.blogspot.com/
13 Comentarios
Ese es el mejor compromiso que podemos tomar, espero que estés muy orgullosa de ti misma porque es un paso increíblemente grande y muy importante. Al fin y al cabo, somos la compañía más infalible que tendremos en la vida 🙂
¡Un abrazo y que todas las buenas energías lleguen hasta ti!
Hola a todxs chicxs… Al leer esto me sorprendio.. Yo me regale un anillo bueno mi madre, y desde entlnves estoy comprometida conmigo misma.. 🙂
Nada sucede por casualidad… Dicen!!!! Siempre leo sus notas… Pero esta puntualmente… M vino «como anillo al dedo»! 🙂 Estoy pasando por una crisis personal…. Y me encuentro un poco Desenamorada de la vida… Y de mi!!!! Creo q es hora de encontrarme nuevamente… Y comprometerme de una vez conmigo!!!!! Gracias!!! Gracias!!! Gracias!!!!
Graaaaaacias! Inspirador. Llega en un muy buen momento.
Simplemente me Encantó!….hay muchas formas de comprometernos con nosotras mismas, hacerlo de manera literal es lo más original y sensato que he escuchado.
me compraré uno. tengo 32 años y nunca acepté creer en los cuentos de hadas, pero hay una niña dentro de mi que siempre ha esperado ese anillo… fantaseo con una tarde en la playa, una mesita con velas y champagne… y mi príncipe dándome el anillo diciendo que soy la mejor del mundo… y que me ama con locura. pero lo haré yo misma, Soy la mejor del mundo, y me amo con locura. Mario, lo siento, ya me comprometí, me haré feliz para toda la vida.
Excelente!!! Me senti tan identificada al leerlo que ire corriendo a comprar ese anillo que tano me gusta y que Romàn nadamàs no me compra.
Gracias.
Hola Ori. Tu escrito es lo mas auténtico que he leído por estos lugares últimamente.
Me recordó mi historia. En mi caso tampoco Omar me dio un anillo. Yo sin embargo vivía obsesionada con ser la esposa de… y portar un anillo reluciente.
Me compré yo misma el anillo, y organicé nuestra pequeña boda. A diferencia de ti, no me callo el veinte hasta nuestro segundo año de casados, cuando fui con cuente de lo mucho que adopté la idea de que alguien más iba a venir a colmar me de cosas que sólo yo puedo darme. Pero no lo sabía. Omar y yo al igual que Fabian y tu estábamos y estamos profundamente comprometidos. El matrimonio no agregó nada que él y yo no hubiéramos tenido antes. Él era el único con quien yo quería estar, vivir y seguir.
Quizás deberían enseñarnos a las mujeres más la idea de comprometernos con nosotras mismas, de esperar grandes cosas de nosotras, de respetarnos y a nuestra pareja, de anhelar amar sólo por amar y dejarnos amar
gracias por este articulo, siempre nos dejamos a un lado y nos dejamos llevar por los sueños de otro y por seguir a otro y si estamos solos, nos amargamos por estar asi y no aprovechamos para pensar en nuestra felicidad. el verdadero compromiso debe ser con uno mismo, al darnos amor propio podemos amar a otros y ser felices
No de manera con conciente, pero en el 2012 estaba en el DF cumpliendo unos de mis sueños conocer Mexico! Y una tarde de las tantas que di vueltas por el Centro Historico, entre a las joyerìas y me comprometi a seguir viajando, a volver a Mexico y hacer todo lo que me haga feliz. En ese dedo muchos años atras habìa lucido un anillo de plata sin perlas, pero igual de hermoso al que describìs, puesto por el hombre que màs ame hasta el dìa de hoy, pero èl partio de viaje hacìa algun lugar donde los vivos no sabemos donde queda…Y por una mala suerte perdì mi anillo. Pasaron 15 Años hasta que volviera a usar un anillo de compromiso, regalado por mi misma!
Me alegra tanto que te dieras cuenta que lo podias hacer y que no hayas dudado de tu compañero.
Miriam, Buenos Aires Argentina
Me encantó, a veces queremos que los demás se comprometan con nosotros cuando nosotras no lo hemos hecho, siempre he soñado con una anillo y todo ese ritual pero realmente no necesito que alguien más me lo de, finalmente soy yo la que puede elegirlo al gusto y lucirlo. Siempre yo dirigir mis sentimiento a una realidad que solo yo disfrutaré.
Qué hermoso, esperaba el final de la historia como premio de consolación que por fin Fabian te proponía matrimonio sin esperarlo, sin embargo el final fue muchísimo mejor de lo que esperaba. Ojalá todas pensaramos similiar, primero comprometernos con nosotras mismas y después con alguien más con un poco de formalidad.
Linda historia me gusto mucho