Tenemos sólo 24 horas para vivir cada día. Cuanto más nos quejemos, más tiempo estaremos tirando por la borda.
Andalucía, verano, calor. Llevo una hora esperando de pie para hacer una entrevista de trabajo masiva. Tengo a unas 30 personas por delante, llagas en los pies y me he vestido como si tuviera 50 años. Lo sé porque una mujer de 50 años ha pasado con mi camisa y nos hemos saludado. Nunca sé cómo hay que vestirse para las entrevistas en tiendas de ropa, pero hoy llevo un lado de la cabeza rapado, a ver si suena la flauta.
Mientras esperamos hay personas que se quejan del calor. Hay personas que se quejan tanto que deciden que no pueden más y se marchan. Sé algo de ellas: no conseguirán el trabajo. Cuando llega mi turno la chica de recursos humanos me pregunta si he esperado demasiado. Le contesto que no. Me pregunta que cuánto exactamente. Le respondo que dos horas. Me dice que eso es bastante. Le digo que se me ha pasado rápido. No le estoy mintiendo, se me ha pasado rápido, y eso que no tengo auriculares para escuchar música, ni un smartphone en el que consultar nada. Se me ha pasado rápido porque he decidido aprovechar el tiempo para pensar en cosas útiles en lugar de desesperarme. Además así he podido prepararme mejor. Estoy acostumbrada a esperar.
¿Cuántas veces convertimos una situación un poco incómoda en algo que creemos insoportable sólo con nuestras quejas? Esperar en la cola del supermercado es algo neutro, sólo es desagradable si nos empeñamos en que lo sea, y parece que nos empeñamos mucho. Aunque tú esperes tranquilamente con tu cesta, detrás de ti siempre hay alguien resoplando y poniendo la mirada en blanco, incluso criticando al personal de caja porque no va al ritmo que ellxs quieren. Tenemos la tendencia a creer que el mundo debe funcionar de manera perfecta para nosotrxs; y cuando no ocurre se lo exigimos, nos enfadamos muchísimo e intentamos que lxs demás se suban al tren de la queja con nosotrxs, y casi siempre ocurre. Prueba a criticar la lentitud de una cola. En menos de un minuto las personas que te rodean se contagiarán y empezarán a ponerse nerviosas, a sudar, a criticar a los de delante y a pasarlo fatal. Y sólo porque no han elegido la cola más rápida.
Quejarse es inevitable, pero podemos utilizarlo para cambiar lo que está en nuestra mano o para cavar un agujero sin fondo con la pala de la queja cada vez que pasa algo. Cada día tenemos un tiempo y una energía limitados; nosotrxs elegimos utilizarlo para hundirnos o para cabalgar las olas. Cuando nos pasamos el día rumiando y quejándonos porque lxs demás nos tratan mal y las cosas no salen como queremos, gastamos toda nuestra energía en algo que ni soluciona el problema, ni nos lleva a ninguna parte. Primero porque lxs demás jamás actuarán para hacernos felices. Por mucho que nos quejemos, ellxs están demasiado ocupados viviendo. Y segundo, porque las cosas no tienen que funcionar para hacer nuestra vida agradable, simplemente funcionan. ¿Vamos a por la tabla de surf?
No podemos evitar que pasen cosas realmente horribles, pero podemos elegir cómo invertimos el tiempo en el que no están pasando. Podemos empezar hoy mismo. Busca el primer reloj que encuentres. ¿Qué hora es? Ahora intenta no quejarte hasta que acabe el día. Lo sé, ahora mismo sería más fácil que un meteorito acabase con la vida en el planeta; pero después de unos días practicando te va a sorprender mucho el resultado. El objetivo no es transformarte en una monja budista, aunque puedes hacerlo si quieres. El objetivo es añadir más calidad a cada momento. ¿Recuerdas la última vez que fuiste a la playa y lo poco que te importó volver a casa llena de arena y sal? ¿O la última vez que cocinaste una receta laboriosa y lo pasaste genial aunque ensuciaras 10 platos? Ese es el objetivo. Mientras lxs demás se enfurecen en un atasco, tú puedes escuchar buena música. Si alguien te critica puedes elegir ayudar a otra persona. Nada a contracorriente y olvídate de las quejas que te restan, verás cómo puedes llenar tu vida de momentos que sí valen la pena.
4 Comentarios
He tratado en reiteradas oportunidades no quejarme pero siento que si no lo hago me reprimo más y guardo penas y rabias tal ves.no sea la manera, seguiré intentando !! Gracias !! Un abrazo a todas
¡Excelente! Claro y puntual. A veces es necesario leer cosas como ésta y tomar un tiempo para reflexionar y crecer como personas. ¡Gracias y saludos desde Venezuela! Que ahora, más que nunca, el país está sumergido en colas y situaciones un poco desesperantes. ¡A por la tabla de surf!
Como anillo al dedo! Me gusto mucho, esa sera mi meta diaria, ir disminuyendo mis quedas y mas accion para solucionar. Saludos
Que linda eres, en verdad, suelo decir cosas horribles -mentalmente- a la gente cuando voy de afán a la universidad y se me cruzan en el camino, cuando lo reflexiono me siento mal, o soy muy impaciente y por ello siento que todo el mundo actúa estúpidamente: -Ah señora súbase rápido al bus (pienso), por qué tienen bebés están llorando y yo estoy estresada (píenso).
Tú me haz dado una linda lección que pondré en práctica, no dejes de escribir por aquí. ♡