Mónica reflexiona sobre la crisis de creatividad que está viviendo en estos momentos, sobre la crisis de la hoja en blanco.
Suelo escribir a borbotones, y así me salen las cosas a veces… Pero hoy, antes de empezar a escribir a trompicones, he de reconocer que este tema no me ha llamado la atención en demasía. Normalmente, una sola palabra basta para que se me trace claro en el cerebro un hilo del que tirar para redactar un artículo con cierto sentido. Pero con este tema no, cosa curiosa.
Crisis. ¿Crisis de qué? Se pueden hablar de muchas cosas: crisis de ansiedad (no he tenido nunca), crisis económica (ahora Warren Mosler, un economista del movimiento MMT -Teoría Monetaria Moderna- dice que es una crisis ideológica, no de recursos, una creación intelectual; la idea me parece muy interesante, pero no soy economista y se me ha dado fatal tirar de este hilo las pocas veces que lo intentado), crisis de un sinfín de cosas personales (estética, pareja, amistades, identidad de género, sexualidad… todo esto requiere una introspección para la que ahora mismo no me siento nada motivada).
Así que dando tumbos, dándole vueltas, me he encontrado sumida en una verdadera crisis de creatividad. Incapaz de pensar en un artículo claro, incapaz de decidir un tema concreto. Crisis de la hoja en blanco, crisis creativa en toda regla.
El tema está muy manido y, como ya digo, me da pereza caer en la introspección para auto-psicoanalizarme y tratar de averiguar el porqué de que no me salgan temas ni argumentos sólidos. Que si mucho curro, que si muchos textos… ¿Me habré secado ya? ¿Volverá mi verborrea escrita? ¿El frío del otoño me hiela las sinapsis y sólo funcionan con mis queridos 40º zaragozanos? ¿No sirvo para esto de escribir y hasta ahora sólo he ido estirando como si fuera un chicle lo poco que tengo en la cabeza, alargando un final de sequía intelectual más que anunciado?
No pienso entrar a plantearme en serio ninguna de estas preguntas. En lugar de ello, voy a recoger una idea ajena (para variar…), una muy buena idea de una brillante persona que estimula mis procesos de pensamiento incluso en mi estiaje neuronal: voy a aprovechar la crisis que me impide desarrollar temas para reflexionar (brevemente, claro, no da para más la cosa) sobre diversos asuntos, quizás incluso inconexos entre sí. ¡Que le den a la estructura tradicional de los artículos! ¡Viva el desorden del discurso! ¡Vivan las incoherencias deshilachadas! Voy a abrazar mi crisis e irme de paseo con ella hasta donde me quiera llevar.
Friedrich Nietzsche sufría violentas crisis de salud debido a su enfermedad, que yo siempre había oído que era sífilis, pero el otro día escuchando un programa buenísimo de La Linterna de Diógenes (programa de la radio libre Irola Irratia) ni la mencionaron, y dijeron que quizás era esquizofrenia, o algún tipo de tumor cerebral. Pues bien, después de estas crisis de delirio enfermo escribía también casi enfermizamente en sus periodos de convalecencia.
Siempre me ha gustado esta teoría: que las crisis, incluso las de salud, sacan siempre algo novedoso, algo imprevisible, algo que en un momento de salud, o equilibrio, sería imposible producir. Por mi parte, la vez que mejor he entendido la filosofía de Nietzsche ha sido un día en el que me encontraba a miles de kilómetros de mi casa, en una minihabitación abarrotada de gente y con una fiebre que me moría. Ese día lo entendí todo. La crisis febril me llevó a una especie de episodio místico en el que me vi más allá del bien y del mal, humana demasiado humana, una niña escuchando al profeta Zaratustra, una überfrau.
Desde ese día de lectura delirante, creo que para estudiar no hay nada mejor que una buena agitación emocional o corporal, y la comprensión loca=genial está asegurada. Por ejemplo, me encanta ponerme a escribir nada más levantarme de la cama, con los ojos aún casi incapaces de leer bien los renglones de los textos y los dedos trajinando mecánicamente por encima de las teclas del ordenador. Sin desayunar, ni nada; con el cuerpo quejándose de hambre pero siendo incapaz a la vez de despegarse de la tarea emprendida. Es levantarse a desayunar, y adiós momento; con las energías renovadas se rompe la magia del éxtasis creativo.
Estas crisis corporales provocadas por la fiebre o por el hambre, que nos colocan en estados alterados de conciencia, pueden ser altamente provechosos si una tiene ganas de salir de la cama y no caer en la convalecencia pasiva y quejicosa, o de aguantarse un ratico sin desayunar. Sin ir más lejos, hoy, mientras escribo estas líneas, tengo fiebre. Pensaba que me iba a poner sólo a escribir un guión, pero me ha salido ya toda una parrafada gigante escrita en mi cuaderno.
Así que yo de estos momentos en los que parece que las crisis te paralizan la vida he sacado un aprendizaje: explora la crisis, déjate llevar por el sentimiento de malestar que te provoca. No queramos caer en el productivismo al que parece que nos obliga esta sociedad: un artículo al mes para esto, otro cada tres meses para lo otro, las charlas, las clases. Aceptemos nuestras oscuridades mentales y nuestros espacios de calma conceptual. Quizás (seguramente) de esos sentimientos a los que no estás acostumbrada salen nuevas ideas, proyectos diferentes, enfoques divergentes y perspectivas inesperadas. No hay que olvidarse de que estas crisis forman parte de una misma: nuestros bloqueos nos pertenecen. Así que adueñémonos de ellos y veamos a dónde nos llevan.
1 Comentario
-Sera solo la euforia del momento al escribir…no? o falta de creatividad?
Crisis. ¿Crisis de qué? Se pueden hablar de muchas cosas: crisis de ansiedad (no he tenido nunca)
Así que dando tumbos, dándole vueltas, me he encontrado sumida en una verdadera crisis de creatividad. Incapaz de pensar en un artículo claro, incapaz de decidir un tema concreto.
Crisis junto con ansiedad. Hay crisis de todo tipo… hay niveles de ansiedad? … Y si estas en una crisis de ansiedad, hay niveles de ansiedad? …. -No te has preguntado que puede motivar la falta de creatividad por ejemplo…?.Me parece por otra parte muy valiente decir que nunca has tenido una crisis de ansiedad. Es raro y poco humano. O quizás no quieres parecer débil, algo de ego quizás por ahí.
Perdona si no me entendiste, solo me preguntaba alguna cosas..