Una tarde de domingo

Llega el fin de semana e Ilazki está agotada, con ganas de estar un rato en el sofá viendo una película divertida y ¿que no sea machista? Lo va a tener más difícil de lo que pensaba.


Ilustración: Qam


Es domingo, son las 17:00 y estoy agotada. Llevo toda la semana de un lado a otro y lo único que quiero hacer ahora es… nada. Me siento en el sofá con la intención de ver una película agradable, que no me haga pensar mucho y me divierta.

Empiezo a mirar entre las películas que tengo en casa, pero no sé cuál elegir. No es un día para pensar. Decidido, encender la televisión y a ver qué pasa. Hago zapping hasta hartarme, pero no hay ninguna película que me guste. Al final, cansada, pongo una película que en principio me parece diferente, ya que trata de carreras de coches y una de las conductoras es mujer. Me digo a mí misma, ¡qué bien! Una película en la que al menos una de las protagonistas es una mujer y tiene un papel «de hombre». Pero… mi ilusión dura bien poquito.

Pocas escenas después aparecen cinco mujeres en bikini, mientras hombretones de negocios juegan al póker. Totalmente necesario, ¿verdad? Esas mujeres no pintan nada, su único protagonismo son sus cuerpos. Otra vez cosificadas. Otra vez ninguneadas. Un domingo más, un día más.

Intento darle una segunda oportunidad, con la esperanza de que sea ese desliz el único que aparezca en la película. Pero es en vano, ya que las mujeres son cosificadas más o menos en dos de cada tres escenas. Decido apagar la televisión, ya no puedo más. Cierro los ojos e intento dormir un ratito, pero mi cabeza sigue dando vueltas al tema, me siento enfadada e impotente.

Mis preciosas gafas moradas me impiden consumir películas machistas. Un domingo a la tarde, en una hora en la que muchas familias estarán viendo alguna de esas películas, tenemos que soportar que nos ninguneen, nos cosifiquen. Ya sé que no es sólo los domingos, que es algo diario. Pero no suelo ver la televisión y me enfadó muchísimo no poder ver una película que respetara mínimamente a las mujeres. Tantos canales y ninguna película que trate a las mujeres como personas, y no como objetos. Es muy grave, demasiado. Muchas personas dirán: «no te pases, sólo es una película». Pero sí que es importante, y mucho, porque vamos formando nuestras opiniones y nuestra forma de ver el mundo dependiendo de lo que vemos, leemos y disfrutamos. Por lo tanto, el consumo de películas machistas no es una tontería, es un tema que hay que tomar en serio y darle la importancia que merece.

Hace unos años descubrí el vídeo en el que se explica el Test de Bechdel, vídeo que he utilizado en infinidad de formaciones para explicar la importancia de la equidad en el ocio desde que somos niños y niñas. Es importante tenerlo en cuenta a la hora de comprar o ver películas, pero se puede utilizar también a la hora de valorar obras de teatro, libros, etc. Para quien no lo haya visto, lo recomiendo fervientemente; podéis disfrutar del vídeo en este enlace.

Se trata de un test para evaluar la presencia de las mujeres en las películas. Los requisitos que debe cumplir una película para que pase este test son los siguientes:

  • En la película salen al menos dos personajes femeninos.
  • Dichos personajes se hablan la una a la otra en algún momento.
  • Dicha conversación tiene que tratar de algo más que no sea un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no pasa el test).
  • Una variante del test exige que, además, las dos mujeres sean personajes con nombre.

Estas tres simples reglas, si se aplicasen a la inversa, es decir, a los hombres, darían como resultado que la práctica totalidad de las películas estrenadas cumplen el requisito para los hombres; por el contrario, si se aplica según su diseño original, resulta sorprendente la cantidad de películas que no pasan el test.

Espero que en algún momento pueda ver una película en la televisión sin tener que apagarla por el machismo continuo que se difunde mediante este medio. Espero poder consumir películas que respeten a las mujeres, películas que no me cabreen por cómo nos tratan, películas en las que podamos ser las protagonistas -al igual que en nuestras vidas-.

En junio de 2015 se puso en marcha en un pequeño bar de Lavapiés el primer Bechdel film club de Madrid. Espero que este tipo de film clubs se vayan expandiendo. Vosotras, Fridas, ¿tenéis algún film club de este tipo cerca?

 

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