Pussy Riot, una revolución llena de punk

La música y las performances culturales son muy buenas aliadas de la revolución y así lo vivieron desde muy temprano las Pussy Riot, un grupo de artistas rusas que han ganado fama mundial en los últimos tiempos por oponerse a las pautas de comportamiento heteronormativas de la Rusia actual.


Ilustración: Blanca


Para entender mejor qué representa el fenómeno de Pussy Riot, que ha excedido en gran modo a la banda en sí misma, empecemos por los datos formales y concretos. Las jóvenes que han formado el grupo conocido como Pussy Riot empezaron a actuar a fines de 2011 en diferentes escenarios rusos con consignas que atacaban a la mentalidad patriarcal y homofóbica de gran parte de la población. Estas mujeres mantenían en ese entonces (y muchas de ellas lo siguen haciendo en la actualidad) vínculos con grupos de arte revolucionarios, anarquistas, punk y feministas que expresaban su malestar con la situación de la identidad sexual en Rusia. Desde ese año dieron origen a la banda que llevaría el nombre y que se convertiría a la brevedad en un fenómeno internacional.

Las Pussy Riot (o en castellano «Vaginas en Protesta», aunque el nombre se puede entender de mil maneras distintas) se dieron a conocer al resto del mundo por crear escenas y performances musicales radicales en las cuales planteaban su descontento con las formas moralistas y heteronormativas de la comunidad rusa en su conjunto. Es conocido que Rusia es uno de los países más homofóbicos y que lleva el proceso de adaptación a las nuevas formas de identidad sexual y de género con mayor lentitud en Occidente. El problema aquí no son solamente las mentalidades o conciencias de quienes allí habitan sino también de las legislaciones rusas que en numerosos casos entienden a la homosexualidad y a las identidades LGBT en su conjunto como un delito a ser corregido y penalizado. Además, esto está oficialmente legitimado con las opiniones y posiciones personales de quien en la actualidad preside y mayor poder tiene en el territorio: Vladimir Putin, ferviente opositor a la legalización de los derechos LGBT y feministas.

En este contexto, las atrevidas y valientes mujeres de Pussy Riot decidieron hacer ver esta realidad para denunciarla y transformarla. Desde la creación de una estética visual muy personal y llamativa, que recrea elementos del terrorismo, de la guerrilla y de la desfachatez del punk de los ’70, las Pussy Riot son fácilmente reconocibles porque llevan atuendos plenos de colores, ropas rotas o provocativas y, por sobretodo, pasamontañas de colores en sus cabezas que les impiden ser reconocidas. Este último dato no deja de ser interesante si tenemos en cuenta que como acto creativo se asemeja al de muchos artistas que crean sobre sí mismos una «persona» ficticia que no da a conocer a la persona real, pero además por el hecho de que con esta identidad encubierta han buscado escapar a la persecución y al control que el Estado puede ejercer sobre ellas. Revolucionaria en sí misma, esta decisión es una de las que más ha molestado a un gobierno altamente autoritario, vigilante y omnipresente tanto en el espacio público como privado.

Nota: recordemos que el símbolo del pasamontañas es un elemento especialmente importante en movimientos de guerrilla de todo el mundo, como por ejemplo el caso del Subcomandante Marcos, un personaje masculino que lidera el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México y que lleva siempre esa prenda en su cabeza para no ser identificado, del mismo modo que las Pussy Riot, pero también para crear sobre su persona un acto creativo histórico de relevancia (nadie sabe a ciencia cierta la verdadera identidad del Subcomandante y supuestamente nadie debía saber la verdadera identidad de las chicas rusas).

Si prestamos atención a las letras de sus canciones, las Pussy Riot hacen permanente mención a situaciones cotidianas de la Rusia actual así como también a la postura personal de las integrantes sobre temáticas relacionadas con los derechos de la mujer y LGBT sobre la identidad y el cuerpo, la intervención religiosa sobre estos elementos, las normas morales de comportamiento, etc.

Observemos lo que dice su canción Punk Prayer (Rezo Punk):

«El fantasma de la libertad se ha ido al cielo,

El orgullo gay está encadenado y en detención.

El jefe de la KGB, el jefe santo,

Lleva a quienes protestan a la prisión,

No molesten a Su Santidad, chicas

Atenganse a hacer el amor y tener bebés».

Además, también hacen mención al ideal de la sororidad entre mujeres en una cultura altamente machista, como se ve por ejemplo en la letra de su canción «KMFDM» (nombre que hace a referencia a una banda post-punk alemana de los ’80):

«Camaradería de hermanas de sangre, nos movemos como una

Unidas por nuestra promesa de nunca rendirnos

Honor, salvación, siempre los enfrentaremos

No somos pecadoras que necesitan ser salvadas».

A medida que fueron creciendo, las Pussy Riot, fieles a su estilo, fueron creando y pensando situaciones más y más disruptivas respecto del orden establecido. Así fue que en 2012, tan sólo un año después de nacer, llevaron a cabo una performance en la cual se hicieron presentes en la Catedral de Cristo Salvador, ubicada en Moscú e ícono de la religiosidad rusa. Este hecho les valió la detención a tres de sus integrantes, Nadezhda, María y Yekaterina que las expuso mundialmente y les quitó muchos de sus ya escasos derechos: detenidas y enjuiciadas en un proceso criticado mundialmente incluso por organizaciones como Amnistía Internacional, las tres chicas fueron sometidas a tratos inhumanos en la cárcel y denunciaron maltrato y torturas de parte de los responsables del establecimiento. Al mismo tiempo, el Estado Ruso gozó al exponer las identidades de quienes hasta el momento eran desconocidas, al menos en sus nombres y caras, violando su privacidad.

Lo más llamativo e interesante a analizar de estas mujeres que supieron enfrentar a uno de los poderes estatales más violentos y crueles de Occidente es el hecho de que las mismas se convirtieron en un fenómeno muy atractivo en el resto de los países occidentales, ganando no sólo fama sino especialmente enorme cantidad de seguidores que se vieron representados por los reclamos y expresiones del grupo, así también como por su valentía para denunciar una coyuntura de desigualdad y disparidad de las minorías LGBT. Mientras tanto, en Rusia aún hoy en día son vistas como rebeldes, indisciplinadas y peligrosas incluso entre sectores jóvenes de la población. Ahí yace entonces una revolución inconclusa pero profundamente fascinante para llevar a cabo desde todas partes del planeta.

Aquí te dejamos un enlace para que puedas escuchar la música de Pussy Riot: Pussy Riot

 

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