Pose

Pose, esta serie de purpurina, se puede ver en HBO, tiene una temporada y se compone de ocho capítulos. Sus protagonistas son mujeres trans afroamericanas que representan a esas personas que durante los ochenta protagonizaron la escena Ballroom de Nueva York.

Y eso, ¿qué es? No lo tenía muy claro y, por suerte, en el museo Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid hubo una exposición, Elements of vogue, que explicaba muy bien con palabras y videos qué es eso del voguing y la escena Ballroom.

El vogue es una forma de baile urbano, desafiante y queer, cuyas raíces se hunden en la historia de la comunidad LGTB afroamericana. Este baile se inspira en las poses de las revistas de moda, apropiándose del imaginario elitista de la alta costura, a la vez que adopta el vocabulario de los jeroglíficos egipcios, las artes marciales asiáticas o el afrofuturismo. Una alucinación transgénero y multicultural que convierte la estética del vogue en el emblema de una escena alternativa, fieramente underground. Nos referimos a la escena ballroom. Una comunidad que eclosiona en el Nueva York de los años ochenta en respuesta a la crisis del sida, pero cuya historia atraviesa un siglo de frágiles coaliciones entre sujetos minoritarios que la cultura dominante ha relegado una y otra vez a los márgenes, encarcelado, patologizado y castigado a lo largo de la modernidad.

En las poses estilizadas del vogue, las manos del bailarín hacen algo más que dibujar figuras en el aire. Esas poses transcriben corporalmente una historia de resiliencia y de luchas culturales que se remonta a los años veinte y a los primeros bailes multitudinarios durante el Renacimiento del Harlem. 

La verdad es que, dicho esto, hay poco más que añadir; la gente del CA2M escribe que da gusto. Aunque os diré: La serie está protagonizada por actrices trans afroamericanas. Es interesante por toda la controversia que está habiendo porque Paco León haya interpretado a una mujer trans en la serie mejicana “ La casa de las flores” o Scarlett Johansson rechazara un papel que había aceptado para interpretar a una mujer trans. Las actrices de esta serie son maravillosas por lo que representan en la pantalla y lo que hacen fuera de ella (si tenéis tiempo investigad a Angelica Ross).

Las dos principales protagonistas son Blanca y Elektra. La primera, interpretada por M.J. Rodriguez, es un personaje tierno, entrañable que quiere crear su propia casa, House of Evangelista, y tener un legado familiar guiado por valores como el cuidado, y la honradez. Elektra, la madre de House of Abundance, es una diva, que parece más Cruela Deville que un ser humano con algún atisbo de empatía. No te explicas muy bien cómo esta mujer vive inmersa en ese lujo, aunque capítulo a capítulo vas descubriendo cómo y por qué. La relación de Blanca y Elektra, enfrentadas en el Ballroom, pero que cuidan la una de la otra, primero por mantener el nivel de competición entre sus casas y segundo, por cuidar de sus hogares, y de quienes viven ahí, sus hijes.

Pose, en sus ocho capítulos, te atraviesa con el rechazo familiar que han sufrido casi todes les protagonistas, por su orientación sexual o por su identidad de género. Te atraviesa por la búsqueda de una familia, creada y elegida, para cuidarse y compartirse. Te atraviesa con la perdida de seres querides por el virus del SIDA. Te atraviesa con los bailes de purpurina y con la cantidad de categorías que hay dentro de la competición del ballroom. Te atraviesa con esos cuerpos que bailan, ríen, lloran, viven en la calle, como pueden y como les dejan. Te atraviesa por la importancia que se le da o no a la genitalidad. Te atraviesa por el uso de silicona de manera fraudulenta. Te atraviesa la prostitución y los peep shows. Te atraviesan los cuidados y la supervivencia. Te atraviesa y punto, aunque ese punto sea de purpurina.