¿Qué pasa cuando la forma de pensar de tu familia choca con tu modo de ver la vida, la sexualidad o el trabajo? ¿Es posible hacerles cambiar de perspectiva?
Que mi abuela haya tenido alrededor de 8 embarazos, mi madre 4 y mis hermanas y yo estemos distantes de ese tema, no es casualidad. Esto responde a una realidad que se vive no solamente en mi familia, sino en otras.
La sexualidad que vivían las mujeres hace 50 años es, por mucho, diferente a la que vivimos hoy. El desarrollo de la tecnología y el acceso a la información (correcta o no) ha marcado una gran brecha entre las generaciones. La generación actual es de constantes cambios, de rápido acceso y fácil satisfacción de las necesidades. Consideramos a las generaciones anteriores de ritmo lento, caduco y casi inconcebible su estilo de vida, lo que provoca choques generacionales a niveles laborales, familiares y educativos.
La principal fuente de socialización en una persona es la familia y la escuela, nuestras relaciones a lo largo de la vida están estrechamente relacionadas con estas primeras interacciones. Entonces ¿Qué sucede cuando el pensamiento de lxs educadorxs está regido por otros esquemas? ¿Qué pasa cuando la información que bombardea a esta generación es mayor a la que se puede procesar de manera consciente?
La educación sexual de nuestras madres y abuelas fue entregada al plan de estudios escolar y éste no contemplaba un plan para ejecutarla, dejándola relegada, en pocas palabras, una educación sexual ausente. Una generación que tuvo un estilo de crianza en donde las prioridades de la mujer estaban estrictamente relacionadas con las necesidades de las demás personas y la educación formal estaba restringida a algunos sectores económicamente privilegiados y sin dejar de lado que las escuelas que se promocionaban para las mujeres eran aquellas en que las mujeres estaban al servicio de otros.
Por lo tanto, lo antes mencionado crea conflicto con la actual generación que tiene muchos estímulos en lo que a la sexualidad se refiere; los que naturalmente generan más preguntas de las que educadores están preparados o dispuestos a responder. Una generación que está en constante intercambio de opiniones, con lo que generaciones anteriores ni imaginaban. En la que a través de las redes sociales se satisface el sentido de pertenencia y es instantáneo el reforzamiento y la retroalimentación de los puntos de vista.
Por otro lado, esta generación no está preparada para procesar toda la información que percibe. El tener desarrollo tecnológico no implica que haya desarrollo personal en los individuos de una sociedad. Es decir, adoptamos modelos y posturas con mayor facilidad y muchas veces sin detenernos a meditar sobre las consecuencias de éstas a nivel personal o a nivel colectivo.
Porque claro que hemos aprendido y heredado algunas cosas de las generaciones pasadas. Hay mucho que agradecer a esas personas que han hecho grandes cambios para que hoy tengamos un panorama más amplio de las diferentes maneras de vivir como mujer. También está en nosotras en intentar no reproducir conceptos o actitudes que han hecho tanto daño a la sociedad.
Siempre habrá luchas con la anterior o la siguiente generación, esto nos creará conflictos con las otras generaciones o con nosotras mismas, sin embargo lo importante es tomar de este aprendizaje lo que nos sirve para nuestro plan de vida personal.
Hellen, Estelí (Nicaragua)
1 Comentario
«Siempre habrá luchas con la anterior o la siguiente generación, esto nos creará conflictos con las otras generaciones o con nosotras mismas»…
Excelente articulo, de aquí la importancia de no olvidar que ahora somos nosotras la jóvenes que marcamos cambios pero en unos cuantos años (digo yo muchos, pero quien sabe cuantos) dejaremos de ser «las jóvenes» y estaremos del otro lado y no hay que olvidar que aquel grito y lucha que tenemos contra el adultimos, ¿Acaso nos vamos a convertir en las vacas sagradas? Es bastante fácil repetir patrones, olvidar el pasado y cuanto nos costo llegar o donde sea que lleguemos.
Enhorabuena Hellen, un abrazo.