Este mes os traemos películas que homenajean a ese vínculo único y primitivo que une a cada unx de nosotrxs con su madre.
«Creo que siempre, o casi siempre, en la infancia la madre representa a la locura. Nuestras madres siempre permanecen como las personas más locas y extrañas que jamás hemos conocido», Marguerite Durás. Las palabras de esta novelista, guionista y directora, definen y explican la esencia de las películas que os traemos este mes.
1. August, Osage County, 2013, Estados Unidos.
Director: John Wells.
Barbara Weston: «Escúchame. Muere después de mí, ¿de acuerdo? No me importa que más hagas, a dónde vayas, cómo arruines tu vida, sólo sobrevive. Por favor».
Última fase de la etapa familiar y la reunión inesperada de los miembros de esta familia radicada por un acontecimiento nada agradable.
Mi trabajo favorito de John Wells sin duda, más conocido por teleseries como Urgencias (1994). Una gran adaptación de la obra teatral homónima y, es precisamente el carácter teatral de ésta y, por supuesto, que el propio autor Trazy Letts es el guionista, lo que permite a John Wells la creación de unos personajes inusualmente profundos y desoladores. Una acuñada búsqueda de perfección estética, una atmósfera asfixiante y calurosa nos acompaña durante todo el film. ¿Lo mejor? Sin duda el guion y la increíble Meryl Streep.
2. Perder la razón (Á perdre la raison), 2012, Bélgica.
Director: Joachin Lafosse.
«Perder la razón» es la desgarradora historia de Murielle y Mounir, una feliz pareja de enamorados que pronto sellan su amor y forman una familia. Ambos se trasladan a vivir con el doctor Pinget, el padre adoptivo de Mounir, quien aprovecha su papel de «abuelo» para imponer la opresión en la pareja usando la manipulación y su supuesta «buena voluntad». Aparte de esto, las cargas laborales, culturales (Mounir es musulmán) y familiares (tienen durante la película cuatro hijos) insertan a Murielle en un ambiente de desesperación y agobio total, del que tratará de salir indemne. Quien vea o haya visto este filme, aseguro que se quedaría heladx con su final, que deja sin palabras a todxs sus espectadorxs.
Aunque el tema en torno al cual gira la película es la opresión y la manipulación, no se nos escapa cómo se retrata aquí el tema de la maternidad y la familia, así como del papel que desempeña la mujer en todo este asunto, que no es más que una representación de lo que le ocurre actualmente: se la condena a ser una «supermamá». Aparte de tener a los hijos, toda la carga de su cuidado pesa sobre sus hombros, mientras que el marido se dedica a «traer el dinero» a casa; pero es que además de todo esto, la mujer también trabaja, así que su papel ha aumentado el doble con respecto a las últimas tres décadas del siglo XX.
3. Philomena, 2013, Reino Unido.
Director: Stephen Frears.
«En mi comienzo está mi final. El final de nuestro recorrido es el lugar donde empezamos», T. S. Elliot.
Philomena se embarca en la búsqueda de su hijo 50 años después de que unas monjas la separaran de él.
Adaptación de la novela de Martin Sixsmith, que a su vez está basada en hechos reales. Tiene ese encanto de las Road Movies. Dos personas muy diferentes de mundos distintos creando un vínculo, seguro que sabéis a lo que me refiero, esa química que podemos sentir desde el sofá. Una extraña pareja. Se necesita un buen guion para conseguir eso y esta película, sencilla y sin pretensiones, lo tiene. Y sí, es un drama, y sí, lloré. Mucho. Pero también me reí y sin duda la disfruté. Maravillosa actuación de Judi Dench, a la cual no pude adorar más durante los 98 min.
4. 4 meses, 3 semanas, 2 días, 2007, Rumanía.
Director: Cristian Mungiu.
La película se desarrolla en la Rumanía que vive los últimos días del comunismo. Aquí somos testigos de las desventuras de dos estudiantes, Otilia y Gabita. Gabita está embarazada de manera no deseada, así que tendrán que hacer frente a un problema: en Rumanía el aborto es ilegal. Sin embargo, ambas consiguen contactar con Mr. Bebe, un doctor que practica el aborto en la más absoluta clandestinidad.
No es esta una película fácil de ver: su narrativa es tan sincera y su objetivo es no dejarnos indiferentes, ni dejar títere con cabeza respecto al tema de la decisión de la mujer a la hora de ser madre. Apenas tiene música en sus tomas y los planos fijos y largos aumentan esa sensación de sufrimiento, al estilo de una película de Haneke. Una interesante reflexión sobre la prohibición del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y todos los dramas derivados de este asunto.
5. El árbol de la vida, 2011, Estados Unidos.
Director: Terrrence Malick.
En los Estados Unidos de los años 50 conocemos la historia de Jack, un niño que vive con sus hermanos y padres. La madre de Jack es todo amor y ternura, mientras que el padre es una persona bastante severa.
La película trata de representar la reconciliación paulatina de Jack con su padre (la relación con la madre es totalmente opuesta). Jack tratará, asimismo, de buscar respuestas a enigmas vitales como el origen y significado de la vida, ya que se siente perdido en el mundo moderno.
«El árbol de la vida» no sólo es una revolución en cuanto al lenguaje cinematográfico, también es un relato vital, un relato de la simple experiencia de su protagonista y sus preguntas acerca del mundo. Aquí la maternidad se representa en toda su desnudez y grandeza, representando la madre de Jack el amor que se tiene por un hijo, enfrentado al ansia por el éxito y la (posible) deshumanización que ello conlleva.
Comentarios
«Torzia», la» Loca Pily», la» Abuela Punk»
«Mistica»
Amante de naturaleza un salmón contra la corriente
Siempre con los pies en la tierra y el alma en búsqueda constante de la paz y la armonia.
Feliz de encontrar belleza en las cosas simples,