Una lectora nos cuenta la relación tan importante que tiene con las cartas : “En mis cartas consigo expresarme como no lo había hecho nunca antes”.
No me gusta gastar saliva a lo tonto. Durante mucho tiempo me he percibido a mí misma como una persona introvertida y de pocas palabras. Es entonces, cuando los recuerdos de jugar sola y de pasar horas pintando cobran un mayor peso como ilusiones definitorias de mi personalidad, frente a los momentos de juego con otras personas. Conforme he ido acumulando años, y ahora con casi cumplidos los veintidós, me he vuelto más intolerante ante las sandeces, las conversaciones de besugos y las manidas frases hechas. No fuerzo el hacerme presente en las conversaciones, observo la mayor parte del tiempo y sólo intervengo cuando temo explotar. Los silencios no me pesan, y creo que muchas veces son liberadores.
Viviendo a más de 9.000 kilómetros de las personas que más quiero es cuando empiezo a expresar mis sentimientos y emociones como no lo había hecho nunca antes. Primero comencé escribiendo cartas en las que contaba las nuevas experiencias y anécdotas de vivir en otro país y otra cultura; eso que te remueve y al mismo tiempo te reafirma en quién eres y de dónde vienes. Con los años, mi vida migrante ya no es más intensa o aventurera que la de cualquiera de mis amigxs o familiares. Sus procesos personales, vividos desde la distancia y la comunicación esporádica, son igual de intensos que los míos, y la forma que he encontrado para seguir tejiendo vínculos afectivos es compartir tiempo; el tiempo en el cual creo, escribo y dibujo pensando en ellxs; el tiempo en el que me leen y buscan las palabras adecuadas para una respuesta.
A través de diferentes formatos – tiras gráficas, textos ilustrados o fotografiados, poemas… – empiezo a mostrar mi “yo” más íntimo y personal, ese que mis sueños dibujan como el momento vergonzante en el que salgo a la calle con el coño o las tetas al aire.
En el camino voy encontrando mi lenguaje y una nueva personalidad: siempre sé qué decir en ese preciso instante porque soy yo la que juega con el tiempo, secándolo como una pasa que se ha de digerir de forma concentrada. En las cartas me dejo llevar por mis arrebatos de cariño creativo. En el poder de las cartas florezco como amazónica rompiendo silencios tan largos como ríos.
Paula Jiménez Marlet (28), Zaragoza (España), residente en Piura (Perú).
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1 Comentario
Muy preciso. Tenemos reacciones similares de similares experiencias. (Repetí similares xq es la palabra que necesitaba para el texto)