El humor sexista no me hace gracia… ¿Y a ti?
Sin duda, el feminismo es un tema muy serio para mí; pero esto no quiere decir que vaya enfadada por la vida. Si no me hace gracia un chiste sexista, no es por falta de sentido del humor; sino porque creo que otro tipo de humor es posible.
Hay muchas voces que siempre se alzan en pos de la libertad de expresión cuando las mujeres le afeamos la conducta a algún humorista o creador porque sus chistes son machistas. Soy una firme defensora de la libertad de expresión; pero me chirría que siempre se defienda desde las mismas posturas privilegiadas de siempre. Creo que la ironía, el humor y la sátira están muy bien cuando se hacen desde el propio colectivo oprimido o van dirigidas hacia el opresor; cuando las hace éste y van hacia abajo, son simplemente un reflejo del privilegio del que oprime y, sinceramente, maldita la gracia que tienen.
El humor como herramienta para reapropiarse de los insultos y la opresión me parece una opción muy válida; pero, como he mencionado anteriormente, no todo vale. Dos lesbianas que se refieren entre ellas a sí mismas como bolleras, se reapropian del insulto; si se lo dice alguien externo, es una ofensa. Si yo hago un chiste sobre mi aspecto, o me refiero a mí misma como gorda, me reapropio de algo que el resto dice para dañar, quitándole así importancia y despojándolo de su significado.
El humor necesita de un contexto para entenderse; muchas veces, cuando viajamos fuera, no entendemos por qué algunas cosas le hacen gracia a la gente. Del mismo modo, el humor siempre lo han hecho los poderosos. Por ese motivo muchas veces las mujeres no encontramos graciosos ciertos chistes y, cuando intentamos hacer un humor que no nos excluya, se suele decir que no tenemos gracia y que no servimos para ser humoristas. Claro, es muy fácil picarse cuando te cuestionan el privilegio.
Muchas veces se dice que la risa y el humor son universales y sí, lo son, si entendemos por universal el humor hecho por varones blancos cisheteros. Ese «universal» me huele tan mal como el «universal» que acompañaba a aquel sufragio en el que sólo podían votar unos pocos hombres priviliegiados.
Mediante el humor con una perspectiva de género, además, se pueden denunciar temas tan serios como la violencia machista, las violaciones, el acoso callejero o los estereotipos de género. Buenos ejemplos de ello son Pamela Palenciano y su monólogo No sólo duelen los golpes, donde mezcla el humor con las verdades desgarradoras y nos hace pasar de la risa al llanto en unos segundos; Alicia Murillo y sus desternillantes vídeos, Irantzu Varela, Las XL, Degustando Placeres…
El humor feminista viene cada vez con más fuerza y protagonismo y os invitamos a que indaguéis un poco, a que os reviséis los privilegios y os planteéis que si una mujer os dice que un chiste no le hace gracia, quizá esté hecho desde el privilegio y no desde el humor.
1 Comentario
Así es, cuando se dice entre un grupo de amigas, o cuando tu misma lo dices por tu aspecto o preferencias es a manera de restarle significado a lo aparentemente ofensivo,desvalorizarlo; a la machorra, a la puta , a la poco femenina «quitándole así importancia y despojándolo de su significado» como tu lo mencionas. Y mas que la » palabra» que una persona te diga o te grite para ofenderte, lo que es molesto es esa actitud de quererte humillar o menospreciar,más no la palabra en si, que como se menciona en el articulo surge desde esa postura de privilegio.