Eighth Grade: el final de la infancia

Ceci nos cuenta sobre la peli Eighth Grade, un viaje a una parte de nuestra vida dura pero también llena de esperanza. ¡A que tú también te sentirás identificada con esta historia!

Eighth Grade
Ilustración de Laura Alloza

Entre las mejores películas del hermoso género coming of age (pelis que retratan a adolescentes volviéndose adultos, perdiendo la inocencia de la infancia o sufriendo las crisis típicas de la adolescencia) encontramos a Eighth Grade. Este súper recomendable film del 2018, dirigida y escrita por Bo Burnham y protagonizada por la inmensa Elsie Fisher, nos cuenta una historia simple pero con la que muches de nosotres seguramente podremos identificarnos rápidamente.

Kayla, la protagonista de la historia, es una nena tímida, entusiasta, amable y con muchos intereses. Está a punto de finalizar el último curso o grado de la escuela primaria para pasar a la secundaria. Aunque podríamos pensar que a esa edad las niñas todavía son eso, niñas, la historia nos devela un mundo de posibles desafíos. La construcción de la imagen personal, la relación con les pares, los cambios del cuerpo, etc. Pero a todo eso, que ha sido parte de la adolescencia de todes, se suma algo que tal vez muches de nosotres no hemos sufrido: ser adolescente en una época de redes sociales, influencers, creadores de contenidos y sobreexposición de la intimidad. Kayla observa y consume la vida de sus pares a través de la virtualidad pero también se observa a sí misma y se inserta en ese mundo haciendo lo que mejor le sale: siendo agradable y creando videos en los que da consejos a otres sobre cómo pensar positivamente sobre la vida.

A medida que la historia se desarrolla vemos que Kayla tiene inseguridades, miedos y deseos como cualquier otra niña, como cualquier otra adolescente. Los eventos sociales son para ella difíciles, pero la presión por tener mostrarse integrada a un grupo de pares que no la registran demasiado es más fuerte. En el medio, las apariciones estelares y súper cool de Aiden, de quien Kayla está súper enamorada en silencio, la dejan en pausa. El mundo parece detenerse. Practicar besos, tratar de mostrarse más sofisticada o incluso hacer el esfuerzo por aparecer relajada y graciosa son algunas de las situaciones que atraviesa Kayla.

Nuestra protagonista vive con su padre Mark, un adorable Josh Hamilton, que intenta por todos los medios ser el mejor padre posible para una hija adolescente pero no siempre logra interpretar los cambios y transformaciones que transcurren en la vida de Kayla. Entre ambos están las situaciones más graciosas de la película que, aunque no trata nunca de ser una comedia, nos sacan sonrisas porque desde nuestra mirada adulta los comportamientos de Kayla parecen realmente incomprensibles pero al mismo tiempo podemos entender que para ella son el mundo entero.

Eighth Grade no se queda en sólo mostrar el fin de la infancia y la llegada de la adolescencia sin más. La inteligencia y la sensibilidad de Bo Burnham está en retratar muy sutilmente cómo Kayla se ve atrapada en una situación difícil. Inevitable desde el punto de vista de los cuidados que Kayla toma, e igualmente inesperada, ese evento parece romper la inocencia de la triste protagonista que sólo entiende que lo que pasó duele y la hace sentir humillada. Es en esa mágica escena con su padre, en la charla que les dos tienen juntes y el abrazo que se dan que podemos ver que la vida es eso: caerse y volverse a levantar apoyándose en quienes más nos quieren. En todas las poses, las hipocresías y las falsedades de una sociedad en la que la felicidad impuesta y obligada parece la única sensación posible, Kayla crece. Aprende. Comprende que también deberá enfrentar penas, dolores y tristezas pero que tiene una red a la cual volver cada vez que se sienta caer.

Eighth Grade y la historia de Kayla pueden ser la historia de muchas niñas. Niñas tímidas, a las que les cueste adaptarse a las reglas de juego de cada época, a quienes la presión social pueda hacerlas sufrir o incluso abandonar sus sueños, su mundo interior. Personalmente me sentí tan identificada con esta historia y el modo en que para mí la adolescencia fue, sin duda alguna, el fin de la inocencia infantil, que no puedo dejar de suplicarles que la vean y la disfruten del mismo modo que lo hice yo.

¡Aquí les dejo el trailer!

Si deseas leer sobre otras buenas pelis coming of age, también puedes leer nuestro análisis de Lady Bird o Assasination Nation.

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