¿Qué dice tu hogar de ti?

Ya hemos hablado en alguna ocasión sobre cómo la ropa que usamos es, en cierta medida, parte de nuestra personalidad, una herramienta más para expresar nuestra identidad. ¿Ocurre lo mismo con el lugar donde vivimos?

En mis 30 años he pasado por al menos quince mudanzas. La mayoría de las veces, el destino era un piso pequeño y antiguo que nunca aparecería en las revistas de decoración y que requería de mucho cariño para que fuese acogedor. Cada vez que ponía un pie en mi nuevo hogar, sentía la misma sensación de estar allí de prestado, de no pertenecer a aquel lugar, de que no era MI casa. Es evidente que los lugares se nutren de experiencias, de personas, de fiestas, de comidas, de visitas… Pero siempre podemos poner nuestro granito de arena para que ese sitio al que acabas de llegar se convierta en tu hogar lo antes posible.

Recuerdo que en uno de mis primeros pisos compartidos, mis amigos y yo nos hicimos una foto cada uno, la pegamos en la entrada con un clavo y se convirtió en nuestro cuelga llaves. De repente ya nos habíamos “apropiado” de aquel lugar y lo sentíamos un poco más nuestro. Hasta la fecha, es el mejor cuelga llaves que he tenido.

Formas de dar una nueva imagen a tu nuevo hogar hay muchas, pero si tú intención es gastar lo menos posible y no quieres que tu casa sea un clon de los pasillos de una tienda sueca, la reutilización es la clave. Siempre insistimos en la importancia del reciclaje y la reutilización como una práctica habitual en nuestras vidas, y en el caso de la decoración, es más que evidente que lo “viejo” puede tener una nueva (y mejor) vida. Hay muchas formas de conseguir muebles gratis que, aunque estén usados, pueden lucir muy bien (la mayoría de las ciudades tienen un sistema de recogida que puedes aprovechar para hacerte con alguna pieza). Incluso sin conocimientos ni herramientas específicas puedes conseguir muy buenos resultados. En una de mis mudanzas, la casera iba a tirar esta estantería porque estaba muy gastada, así que aproveché que tenía ejemplares repetidos de unas revistillas de Mafalda y conseguí una librería mejor que nueva.

Además, hay muchos materiales “de desecho” que dan mucho juego a la hora de decorar. Todxs hemos visto esos palés que se convierten en sofás, mesas, sillones, cabeceros, percheros, etc.;  una ‘materia prima’ con la que podemos construir casi cualquier cosa. Digamos que esas son “transformaciones de nota”, pero no hace falta ser tan “manitas” para hacer algo decente.

Botellas

Podemos usarlas como aceitera, para el jabón de manos o el detergente lavavajillas o para cualquier otra cosa que se te ocurra. Incluso se les puede cortar el cuello y aprovecharlas como vasos. Confieso que lo he intentado y nunca he conseguido buenos resultados.

Maletas

En mi caso uso una como revistero, está puesta junto al sofá, y así tengo a mano libros y revistas para ojear y una buena manta para cuando refresca. También pueden usarse como mesas, estanterías o incluso como cama para nuestros peluditos, solo hay que añadirles una base o unas patas.

Raquetas

Probablemente la raqueta que usáis para jugar no quede tan bonita, pero por alguna razón que no comprendo es un elemento muy común en los mercadillos. La de la foto la conseguí gratis en uno de segunda mano y solo tuve que ponerle un poco de trapillo. He visto que hay quien le coloca un espejo, pero no sé si será tarea fácil encontrar uno que se adapte.

¡Cualquier cosa!

Puedes usar telas (no hace falta una máquina de coser para dar un par de puntadas), rotuladores, tablas de madera, pintura… ¡Hasta rollos de papel higiénico!

Lo importante para imprimirle a tu casa tu sello personal no es el dinero ni la habilidad que tengas, sino la imaginación y el cariño que le pongas. ¿Te animas a contarnos tu experiencia?