El momento ha llegado: el final del silencio

Hemos asistido a un hecho particular e importante en los últimos días: en la 75a entrega de los premios Golden Globe las mujeres decidieron asistir vestidas completamente de negro para denunciar el abuso en la industria del cine y nuestra lucha fue el tema central de todo el evento.

Ilustración de Charlie De Nova

El derrumbe de la cajita de cristal

En los últimos meses de 2017 empezaron a escucharse voces que denunciaban a uno de los hombres más encumbrados del Hollywood actual: Harvey Weinstein. Este poderoso productor fue señalado por diferentes mujeres por haberlas acosado, abusado de ellas y extorsionado con prácticas sexuales a cambio de determinados papeles. Si bien las primeras mujeres que expusieron esta situación fueron poco conocidas (valientes ellas por haber dado el primer puntapié para romper una supuesta cajita de cristal), enseguida muchas famosas salieron a respaldar esos dichos, lo que inmediatamente le dio fuerza a las denuncias.

Desde entonces, un gran número de debates se han puesto en la opinión pública. En primer lugar, lo que más se evidenció fue que la industria de Hollywood, una de las más grandes industrias de Estados Unidos y del mundo, no escapa a las prácticas y dinámicas patriarcales conocidas. Allí se reproducen también y de manera sistemática formas de abuso y dominio sobre las mujeres. Hombres directores, productores, guionistas, incluso actores han comenzado a ser denunciados por sus acciones del presente y del pasado. Cada vez son más los que se suman a la lista, que no para de crecer.

¿Es esto extraño o novedoso? Para quienes hace rato nos hemos volcado a la reflexión y a la práctica feminista, nada de esto nos sorprende. ¿Por qué? Porque el patriarcado como sistema de dominación del hombre sobre la mujer se repite en todos los ámbitos de la vida: desde lo más pequeño a lo más grande. Si esto ocurre en el mundo de la música, del deporte, de la política, de la televisión, ¿por qué iba a estar la industria del cine exenta de ello? Esto sin embargo no lo hace menos doloroso. Confirmar que muchas de nuestras heroínas femeninas han tenido que vivir situaciones de abuso, de violación, de acoso o de maltrato por parte de hombres para poder llevar adelante su sueño en el mundo del cine es realmente muy triste. Como también lo es ponernos a pensar cuántas mujeres habrán renunciado a ese sueño justamente por haber presenciado ese mundo y no haberlo podido soportar. 

En torno a estas denuncias, que fueron avanzando de manera sostenida en los meses de noviembre, diciembre y aún enero del año que recién empieza, un gran número de actrices, cantantes, intérpretes, directoras, etc. se han comenzado a organizar para poner en evidencia este sistema de abuso y para poner un freno a una estructura de corrupción, dominio y desigualdad. Claro, esto también es corrupción.

Figuras como Meryl Streep, Jessica Chastain, Nicole Kidman, Gwyneth Paltrow, Reese Whiterspoon, Salma Hayek, Cate Blanchett, Natalie Portman, Emma Stone, Jennifer Lawrence y muchas más comenzaron a hacer algo a lo que los hombres no están acostumbrados: organizarse. Sí, las mujeres podemos organizarnos a pesar de que siempre en los medios se nos muestre como envidiosas, criticonas, malvadas y celosas. En este caso, todas estas famosas se sumaron a la campaña «Time’s Up» («Es el momento») que junto a activistas feministas y víctimas de abuso tuvo como primer eje exponer la violencia machista y juntar fondos para que las mujeres se animen a denunciar este tipo de situaciones.

El momento de mayor exposición fue el domingo pasado, cuando las actrices, productoras, guionistas, directoras y trabajadoras de la industria del cine y la televisión decidieron establecer una regla para asistir a la entrega de los Golden Globe: vestir absolutamente de negro como una muestra de lucha y de repudio. Mucho se ha dicho sobre esta decisión. Hay quienes criticaron la idea por considerarla muy liviana y superficial, hay quienes se quejaron por señalar que no era el momento adecuado. De cualquier modo, algo se logró y fue mayúsculo: que toda la noche antes, durante y después de la entrega se hablara casi exclusivamente del mismo tema. Las mujeres por primera y absoluta vez fuimos protagonistas. Nadie se animó siquiera a contrariar esa realidad. El discurso de Oprah Winfrey seguro fue el momento más importante de la noche cuando les habló a las niñas de todo el mundo a luchar por sus sueños y a no dejarse ganar por las garras de la desigualdad y del patriarcado.

Una reflexión para no bajar los brazos

Todo lo que ocurrió el domingo en la entrega de premios, que tal vez se sostenga en las siguientes entregas como la del Oscar en marzo, no debe hacernos perder de vista el horizonte de lucha. Simbólicamente, la decisión de asistir de negro (decisión que un poco forzadamente debieron respetar los hombres por primera vez) fue llamativa y dio lugar a que todas las  mujeres galardonadas fueran escuchadas con más atención a la hora de dar sus discursos. Ninguna de ellas perdió su oportunidad de decir algo en relación a este tema.

Sin embargo, no podemos pensar que ya con esto está todo solucionado, ni que las famosas de Hollywood han venido a nuestro rescate. Ojalá Time’s Up no se convierta sólo en una consigna de moda, pero es difícil que todo esto cambie realmente las cosas. ¿Por qué? Pensemos las siguientes ideas:

    1. La violencias que sufrimos las mujeres en todas partes del mundo por el simple hecho de nacer mujeres no están en peligro de extinción. Son tan sistemáticas que algunas todavía no las vemos, las naturalizamos. Es un ejercicio diario visibilizarlas y denunciar todo lo que podamos de ellas porque nada de eso está bien.
    2. Muchos de los famosos que asistieron a la gala del domingo cuentan con denuncias en su contra, algunas de ellas más veladas que otras. Esto no impidió que asistan, lleven el pin de Time’s Up y aplaudan de igual modo que todas nosotras el discurso de Oprah. ¿Qué quiere decir esto? Que todavía falta mucho y que a veces las acciones de Hollywood pueden nadar en hipocresía. Recomendamos que visiten este sitio argentino donde se está construyendo algo así como una base de datos de artistas y famoses denunciades (también incluye mujeres que han justificado abusos)  Tu Idolo es un Forro.
    3.  A pesar de todo lo que hemos avanzado en la lucha por nuestros derechos, cada vez que una mujer sale a denunciar a un famoso por haberla acosado, abusado de ella o maltratado, la primer reacción de mucha gente es aún la incredulidad. La defensa que de esos famosos se hace es exigirle a la denunciante que presente pruebas de ese hecho pero… ¿cómo se pueden presentar pruebas de algo que probablemente haya ocurrido en la intimidad, en espacios donde el hecho no podía ser presenciado por nadie más que les involucrades? La impunidad de quienes cometen este tipo de actos es justamente ese, es mi palabra contra la tuya y como el famoso soy yo, claramente mi palabra tiene más poder que la tuya, que sos una recién llegada o una mujer a la que todes toman por rápida. En Argentina, el caso emblemático que hoy en día circula en los medios es el de la actriz Calu Rivero, quien se animó a denunciar al galán de novelas Juan Darthés. No sólo que este señor no se hizo cargo del hecho sino que además es él quien denuncia a la joven actriz por daños y perjuicios a su carrera. Muchas actrices han salido a apoyar a Calu pero gran parte de la sociedad aún no le cree porque este hombre siempre ha dado una imagen ejemplar de marido y padre de familia.
    4. El reclamo por que se escuche cada vez más nuestra voz está lejos de cumplirse. Necesitamos más voces feministas en los medios, en el cine, en la tele, en la radio. Esto no es un mero capricho porque es verdad que nos están matando y escuchar mujeres y hombres que aún hoy siguen justificando, relativizando y riéndose de esta realidad es doloroso e insostenible. No podemos hablar con propiedad de lo que sufrimos las mujeres si las únicas voces que se escuchan son las de quienes defienden al patriarcado y todas sus ramificaciones. Es por eso que todas amamos a Natalie Portman cuando con una hermosa sonrisa señaló que todos los candidatos nominados a Mejor Director eran hombres. ¿Y las mujeres dónde estamos? Estamos en todos lados, pero no nos quieren escuchar.


Hemos recorrido un largo camino, pero lo que nos queda por caminar es aún más largo todavía. Y tal vez más duro porque cuando el opresor se siente en peligro, más crueles son sus estrategias para intentar cambiar lo irreversible. Lo mejor de todo es que nos tenemos, las unas a las otras. Sin duda alguna cada vez somos más y como dicen por ahí «No nos callamos más«. Ese silencio que se rompió de una buena vez y para siempre es nuestro grito de supervivencia, como si sacáramos finalmente la cabeza fuera de las olas del mar luego de aguantar la respiración por varios segundos. Siento que hemos creado lazos entre nosotras que pueden ser invisibles pero que nos dan fuerza cuando vemos que nos unen a otras, a muchas, y que eso es lo que nos sacará a flote. Reforcémoslos y nunca los dejemos hundirse.

 

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