Victoria nos invita a conocer a Yanina Penna, especialista en placer sexual, para derribar el mito del coitocentrismo y pensar en la sexualidad infinita.
Nos dijeron que nuestro placer dependía de otres, que conocer nuestro cuerpo era pecado, que sexo sin concebir era criminal y que proponer en vez de esperar era sinónimo de peligro. Quisieron enterrar nuestras sensaciones pero brotamos. ¯\_(ツ)_/¯
Hablamos de sexo (con protección, pero sin filtro 😉 ) con Yanina Penna, socióloga y especialista en placer sexual con perspectiva de género y creadora de Cuerpo G.
- Hablemos de erecciones. ¿A quién le pertenecen?
Cuando hablamos de erección en general pensamos en la erección de los penes: la anatomía de la configuración vulvo-vaginal fue siempre invisibilizada a lo largo de la historia. De hecho, para nuestra generación la vulva sigue siendo algo “poco natural”. Podrías pedirle a cualquiera que dibuje un pene y va a saber cómo, pero no al revés (dibujar una vulva puede resultar raro y poques saben cómo hacerlo). No hay un esquema icónico universal sobre los genitales femeninos.
Además, se habla muy poco de que los genitales masculino/femenino son análogos. Eso quiere decir que no son tan diferentes. Los clítoris también se erectan, los tejidos son parecidos y la erección opera sobre los mismos mecanismos: la contracción de músculos de la base pélvica y la vasodilatación. No conocer nuestra vulva es perder de vista nuestra principal fuente de placer.
O sea que cuando hablamos de erecciones si sólo pensamos en la masculina estamos organizando el placer y la sexualidad dejando a la mitad (o más) afuera.
- Pero… ¿existe el sexo sin erección?
¿Cuándo empieza el sexo? Esta pregunta es muy política y tiene un impacto muy grande. De hecho, pensar cuándo empieza y cuándo termina puede hacer que sintamos más placer.
El patriarcado nos enseñó que el sexo es igual a erección del pene, penetración y eyaculación. Esta concepción “tradicional” entiende que todo lo que pasa antes de la penetración entra dentro del ámbito de “la previa” (como si fuera opcional).
Es decir, tocarnos, besarnos y tener orgasmos (si tenemos vulva) pareciera que no equivale a sexo. Pero yo me pregunto: si tuviste dos orgasmos sin penetración e inclusive el pene fue estimulado, ¿no hubo sexo?
Además, teniendo en cuenta que los clítoris también se erectan y eso es fundamental para el placer sexual… sin la excitación adecuada la penetración puede NO ser placentera y hasta doler. ¡Y sucede mucho!
- ¿Es decir que cualquier intercambio podría ser un acto sexual?
Creo que no busco dar una respuesta a qué es y qué no es sexo. Me parece mucho más interesante poner en cuestión el límite que nos impusieron. Para mí el sexo es un intercambio de estímulos con carga erótica, y eso es muy amplio. Se trata de legitimar experiencias diversas, porque dos experiencias parecidas puedan ser distintas para cada une.
Por ejemplo, la aparición del sexting en agenda como una forma de expresión sexual rompe con la mirada coitocéntrica. Ese intercambio [tan impulsado por la pandemia en 2020] nos mostró que se pueden intercambiar estímulos, generar excitación y placer sexual, y hasta compartir orgasmos sin siquiera tocarse. Nos devela todo el mundo que hay más allá de la penetración.
- Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “primera vez”?
Típicamente el enfoque patriarcal habla de “primera vez” en términos de primera penetración. Pero la sexualidad no se construye TODA la primera vez que vivís un encuentro sexual con penetración. Se construye desde la primera vez que besás, te tocás, te masturbás o tocas a alguien, hay deseo, excitación, estimulación y placer sexual. ¡Eso es sexo!
- Pero, ¿cuándo empieza todo esto?
Un niño se lleva los juguetes a la boca porque es placentero. Y el placer es aprendizaje. Sin embargo, en la escuela se empieza a disociar el placer del aprendizaje. Se separa lo racional de lo corporal. Entonces, aprendés que NO podés sentir placer con todo el cuerpo: sólo podemos sentir placer con nuestros genitales. Y así, cuando vas a un encuentro sexual TODO es genitalizado. Y así, desoímos lo que necesitamos.
- ¿Cuál es tu mirada acerca del placer de las personas con vulva?
En todo este proceso de deconstrucción colectivo de sexo patriarcal empecé a encontrar nuevas preguntas y respuestas en relación con mis propias experiencias sexuales: ¿Cuántas mujeres nunca se tocaron? ¿Cuántas lo vivieron con fantasmas culturales? ¿Cuántas sólo experimentaron estímulos vaginales y nada más?
Las únicas referencias de la vulva que tenemos [más allá de la propia, si es que alguna vez la miramos de cerca] suelen ser de películas porno y resultan irreales o aniñadas.
El modelo patriarcal impone dividir todas las cosas en dos: si nacés con pene te toca una mitad, si nacés con vulva la otra. Así, les cuerpes son animades a desarrollar solo una mitad de habilidades.
Por ejemplo, la persona con pene suele ser la que guía la danza. Las personas con vulva desarrollan la reactividad, la docilidad, “yo no decido, estoy a la expectativa de que me digan qué hacer con mi cuerpo”. Y también otras calidades de movimiento: la ligereza, lo curvo, lo sutil, la motricidad fina. En el caso de las personas con pene se impulsan habilidades como ser base, la motricidad gruesa, sostener, hacer fuerza, empujar y decidir.
Todo eso se pone en juego a la hora de tener sexo.
Entonces, pienso en un proceso de reconocer tu cuerpo y de sentir placer en todas las partes de tu cuerpo, no sólo desde los genitales. Empezar a sentir placer democrático, no sólo centrado en el pene. Encontré que hay un montón de técnicas que están a la mano y que podés llevar a todo tu cuerpo. Existen muchos caminos no tan difíciles de acceder que te proponen una experiencia contra-hegemónica. Es una búsqueda infinita.
- ¿Podrías darme ejemplos de esta sexualidad contra-hegemónica?
Lo primero que propongo es empezar a trabajar la escucha corporal desde cada parte de tu cuerpo. ¿De qué se trata? De detectar, escuchar y empezar a mover tu cuerpo por fuera de lo aprendido. Por ejemplo, tomar clases y prácticar técnicas como expresión corporal, mindfulness, grupos de teatro, danza, Contact improvisación (CI), etc. Cualquiera de estas experiencias/disciplinas puede aportar a tu sexualidad porque te permiten desarrollar la otra mitad de las habilidades que nos son negadas por motivos de género. Eso sacude naturalmente el modelo coitocéntrico desde tus propias sensaciones y experiencia.
Otra práctica contra-hegemónica es el movimiento en presencia o el “dejarse llevar”. ¿Por qué? El sexo “tradicional” suele estar coreografiado. Incluso, casi cualquiera de nosotres podría poner en práctica esa coreografía sexual [la del porno mainstream] sin deseo y sin ni siquiera sentir. (Y a veces lo hacemos.) Es decir que estás siendo movida por un patrón que no está “habitado”. No tiene sentido ni para vos ni para tus emociones ni para tu cuerpo. ¡Es muy difícil romper con eso!
Pero cuando aprendés técnicas de improvisación también aprendés a moverte, respirar y no dejarte llevar por ese patrón aprendido.
- ¿Qué es Cuerpo G, el podcast?
Cuerpo G nace de la unión de un conocimiento y de una meta de hacerlo accesible a todas las identidades sexuales. Mi idea es acercar conocimientos del feminismo a la experiencia corporal (¡también al varon cis!).
El podcast surgió un poco sin querer, con la idea de compartir prácticas y ejercicios corporales. Creo que en varios capítulos logramos una unión super interesante entre lo conceptual (no desde lo crítico, sino desde lo constructivo) y lo práctico. Es una invitación a pensar las propias experiencias sexuales desde el cuerpo.
Por ejemplo, uno de los episodios es acerca del movimiento en presencia, y lo trabajamos pensando en dar nada por sentado o supuesto en el sexo… algo así como ver cada momento con mirada de asombro. Se trata de encontrarte con tu cuerpo o con otro cuerpo sin suponer que algo deba suceder sí o sí.
Además, incluimos relatos personales que empezaron a llegar y que me sorprendieron, me invitaron a repensar, crecer y aprender.
- Estoy sole y quiero explorar más mi cuerpo, ¿qué ejercicios pruebo?
Tanto a solas como con alguien es un buen desafío romper el movimiento en automático. ¿Cuánto hacemos en automático en la vida? Por ejemplo, poner la llave en el picaporte requiere movimientos de complejidad motriz y, sin embargo, no registramos ninguno.
En el sexo y en la masturbación tambien nos pasa.
Un primer ejercicio: tomar cualquier movimiento que nos suele funcionar en automático [la llave en el picaporte] y, antes de empezar, sentir tus pies, tu respiración, la llave en tu mano y hacer el movimiento con plena conciencia. Esto va a generarte nuevas sensaciones, incluso placenteras. Esta misma idea luego podés llevarla a tu masturbación o encuentro sexual. Parar, respirar, sentir tu respiración, el contacto piel con piel y esperar que el movimiento surja. Todo eso te sorprende y puede ser una aventura sexual impensada.
Si te trabás o incomodás, siempre podés volver a tu respiración, que es un ancla.
- Para cerrar, ¿qué tres cosas deberíamos tener en cuenta para que nuestra sexualidad sea infinita?
- Si no nos movemos en automático vamos a descubrir que estando presente en tu cuerpo y en la sensación del otro, eso que está pasando es absolutamente diferente a todas las otras veces. Dos encuentros sexuales pueden ser iguales solo si estamos desconectades de lo que está pasando.
- Poner en cuestión el modelo heteropatriarcal: nos resta placer, nos restringe y nos impone que si no lo seguís, no hay sexo, no sos sexy ni sos viril. Hacer ese ejercicio amplía la sexualidad y te permite pensarla como infinita.
- No hay una edad ni un cuerpe correcte/incorrecte para el sexo. Todes les cuerpes son susceptibles de dar o sentir placer. El erotismo puede circular tanto en una penetración como en una caricia, una palabra ¡o un emoji! En cada momento de la vida, en cada cuerpo hay muchas formas de erotismo posibles. El modelo actual de pensar el sexo en algún momento te va a dejar afuera. Entonces, ¡más vale que dejemos el coitocentrismo de lado y descubramos las infinitas formas de dar y recibir placer!
Para saber más y conectar con nuevas formas de sentir placer:
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